Cuando la muerte sea solo un sueño

Capítulo 42: Viaje a la ciudad flotante

—Será pronto, estoy pensando cómo hacerlo
—comunicó Skyler a través de la línea, en el interior de su habitación del internado.

Se masajeó la frente con la punta de los dedos, cerrando los ojos instintivamente.

Logan se encontraba en la puerta, iba llegando cuando escuchó que hablaba por llamada y prefirió que ella no lo viera cuando percibió lo extraña que sonaba la conversación. Sospechaba que Skyler estaba guardando un secreto y aunque espiarla fuera incorrecto, tenía que aprovechar cualquier oportunidad que le posibilitara tener indicios que lo guiaran a la verdad.

—Sí, lo sé. —Skyler guardó silencio—. He continuado con dolores de cabeza y mareos, también he tenido dificultad al respirar.

Él frunció el ceño, porque según ella, esos síntomas habían disminuido significativamente y ni siquiera les había contado acerca de que tuviera problemas respiratorios, ¿Qué tenía que ver eso con la cefalea? Al parecer su novia estaba mostrando dotes de actuación que no se esperaba, porque simulaba estar bien de una manera realmente creíble.

—No, en verdad no tengo nada que pensar. No lo haré y es una decisión irreversible —afirmó con veracidad la joven—. Ok, ya debo colgar, el bus está a punto de salir.

La llamada finalizó y un arsenal de incógnitas se alojaron en los pensamientos del muchacho. ¿En realidad la enfermedad de Skyler era la que ella decía? ¿Algo más crítico estaba ocurriendo con su salud? Le indignaba tener tantas preguntas sin respuestas.

—¿Logan? —la voz de Skyler lo sacó de su ensimismamiento.

—Eh, hola. —Sacudió la cabeza—. ¿Ya estás lista?

Ella asintió, besándole los labios. Fingió una sonrisa, tomando la maleta de chica cielo.

—¿Llevabas mucho tiempo afuera? —interrogó Skyler, cuando bajaban las escaleras.

—No, recién llegaba. Estaba a punto de llamarte —mintió. Finalmente, ella también lo hacía.

La sensación de molestia que le provocó pensar eso, lo llevó a que todo su cuerpo se tensionara.

—Oh.

Llegaron al jardín, donde sus demás compañeros y amigos estaban listos con sus equipajes. La superiora Gillian y la directora Rafaella serían las encargadas de dirigir el viaje y vigilarlos en el transcurso del mismo.

—¿Preparados para la aventura de sus vidas? —preguntó Alai, acercándose. Portaba unos lentes de sol que levantó levemente para mirarlos.

—Nunca había estado tan lista —contestó Skyler. Logan se limitó a asentir.

Los miembros que faltaban de su grupo de amigos terminaron de acercarse a ellos.

—¿Por qué traes lentes de sol si el invierno ya está empezando? —indagó Christian, dirigiéndose a Alai.

—A ella se le zafan los tornillos —se adelantó en responder Camille, bromeando.

La rubia abrió la boca con indignación.

—Tu hermana me está irrespetando, Brandon. Dile algo.

—Algo —obedeció el mencionado.

Theo, Skyler y Logan rieron.

—Estos hermanos Bright, no saben de moda
—negó Alai con la cabeza, apartándose con sus lentes cubriéndose los ojos, nuevamente.

—Gentiles estudiantes, es momento de que vayan subiendo al autobús, debemos estar en el aeropuerto en menos de una hora, así que contamos con el tiempo justo —informó la directora en voz alta.

Inmediatamente los estudiantes empezaron a ingresar a los dos autobuses dispuestos para el corto trayecto. En el interior del bus donde estaría el curso de ella, los asientos fueron rápidamente acaparados. Logan se sentó junto a Christian, ella en la parte trasera con su hermana y Alai, y Brandon compartió asiento con Theo.

—¿Trajeron sus abrigos? En esta época el clima empieza a ponerse loco —inquirió Camille. Skyler asintió y Alai abrió su morral, mostrando una parte de su chaqueta.

La directora se ubicó en la parte delantera del bus, haciendo el respectivo conteo de cabezas para verificar que ninguno de sus estudiantes estuviera ausente. Cuando vio que se hallaban todos, le indicó al conductor que podía comenzar a manejar.

Skyler se sentía un poco mal, así que cerró los ojos durante el trayecto al aeropuerto, escuchando música en sus audífonos.

Pese a que se trataba de un trayecto corto, habían momentos de su diario vivir en los que su barra de energía se veía reducida.

Logan desde adelante giró la cabeza, observándola dormir y viendo a Camille y Alai parloteando sin parar. Se acomodó en su asiento con rigidez, aun pensando en lo que había escuchado.

—¿Sucede algo? Te siento extraño —se atrevió a preguntar su mejor amigo, escrutándolo con la mirada.

Lo conocía lo suficiente como para inferir que algo lo atormentaba.

—¿Qué? —replicó Logan. Lo había tomado desprevenido.

—Que si pasa algo. Te sentaste conmigo en lugar de Skyler, has estado mirándola durante todo el camino, y al hacerlo, pones esa expresión típica tuya de bajar los hombros y mover tu boca de lado a lado —explicó Chris, impresionándolo.

Ni siquiera había caído en cuenta de que estaba haciendo eso.

—Sí que le prestas atención a los detalles.

—Por algo hemos sido mejores amigos durante tanto tiempo. —Henderson se encogió de hombros.

Logan liberó un suspiro.

—Siento que Skyler no ha sido del todo sincera acerca de su enfermedad.

—¿Por qué?

—Escuché una de sus llamadas.

—¿La estás espiando? —el muchacho alzó las cejas, asombrado.

—Claro que no, iba llegando a su habitación y ella estaba en la llamada. No la quise interrumpir, pero estaba hablando de una manera muy misteriosa, sobre una decisión que no iba a cambiar y algo que haría muy pronto.

—Tal vez se trate de la invitación al baile. Es algo que tenemos que hacer en estos días.

—¿Y la decisión que no puede cambiar? —su amigo se quedó callado, no encontraba cómo justificar esa oración—. Además, mencionó que sus síntomas continuaban e incluso que estaba teniendo dificultades respiratorias. Eso no es normal.




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