Cuando la muerte sea solo un sueño

Capítulo 44: Vivir duele

En la sala de espera del hospital, Logan, los hermanos de Skyler y sus amigos, esperaban impacientes respuestas por parte del personal médico. La directora Rafaella se había dirigido a recepción a preguntar por la paciente que había sido ingresada hacía menos de una hora.

A los demás alumnos del curso se les pidió que regresaran al hotel en compañía de la superiora Gillian, puesto que querían apaciguar el escándalo que se formó en la plaza a causa del desmayo de la joven.

—Esto no me da buena espina. Nadie sale a decirnos qué es lo que sucede y si Skyler ya despertó —comentó Brandon, quien se hallaba de pie, recostado en la pared, con su pierna moviéndose de arriba hacia abajo con rapidez.

—Ella es mi pequeñita, tiene que estar bien, ¿No es así? —cuestionó con desesperación Camille. No paró de llorar desde que venían rumbo al hospital, sus ojos lucían hinchados, rojos y su cabello alborotado.

—Lo estará, cielo. Tal vez el ajetreo del día le sentó mal, no creo que sea algo grave —intentó tranquilizar Christian a su novia, acariciándole la espalda.

Camille apoyó su cabeza en el pecho del chico, sollozando.

—Hay que mantener la calma y ser positivos, chicos —pidió Theo, aunque por dentro también se sentía desconcertado.

Skyler había estado mal últimamente y todos lo sabían.

—Nuestra Sky siempre ha sido una chica enfermiza, pero aquí sigue después de todo. Debe ser la cefalea como ella nos había contado y lo que dice Christian, tanto ajetreo estos días pudieron afectarla —Alai buscó alentarlos del mismo modo que venían haciéndolo Theo y Christian.

Logan por su parte, continuaba enmudecido, con la mirada pérdida. Las imágenes del sueño, los recuerdos del día en que le anunciaron la muerte de sus padres y la conversación que había escuchado de Skyler, provocaban una gran angustia en su mente.

Era imposible no pensar en lo peor cuando las cosas habían llegado a este extremo. Cuando él mismo ya había vivido dos grandes pérdidas. Sentía una inmensa opresión en su corazón, que le dificultaba respirar.

Theo lo notó y se sentó al lado de él. El norteamericano lo observó por un momento, apoyando la mano con firmeza sobre su hombro, como muestra de que no estaba solo.

—Familiares de la señorita Skyler Bright —llamó un doctor, leyendo el nombre en el historial clínico que cargaba en su mano.

Logan fue el primer en ponerse de pie, como si ignorara todo a su alrededor y solamente existiera el doctor.

La directora fue la última en llegar al encuentro con el médico.

—Ya pudimos estabilizarla. Estuvo a punto de sufrir un paro respiratorio.

Camille rompió en llanto otra vez, aferrándose a su hermano. Logan se sintió consternado, no podía creer que Skyler había estado a punto de morir. Era muy joven para estar sufriendo problemas respiratorios.

—¿Eso quiere decir que ella está sufriendo de alguna afección respiratoria? —indagó Rafaella, intentando encontrar la raíz del problema.

—Algo más complicado que eso. Quisiera discutirlo en mi consultorio —respondió el hombre, detallando la cantidad de personas que eran—. ¿La señora es la madre de la paciente?

—No, ellos son mis alumnos. Como le comenté nosotros no somos de aquí, vinimos de Veser a realizar un viaje de fin de curso. Yo soy la directora del internado donde ellos estudian, así que están todos bajo mi cargo.

—¿Y ustedes? —él recorrió con la mirada a los jóvenes.

—Nosotros somos los hermanos —explicó Brandon, debido a que su hermana estaba incapacitada para hablar—. Y él es el novio
—concluyó, señalando a Logan, el cual, del mismo modo que Camille, se mostraba afligido.

—Entonces acompáñenme ustedes cuatro. Los demás pueden esperar aquí.

Theo, Alai y Christian no pusieron objeción a la petición del doctor.

Brandon iba sosteniendo por el brazo a Camille y la directora fijó su mirada en Logan con compasión. Se olvidó de los problemas que había tenido con él en el pasado y lo trató como lo que era: Su estudiante. Un estudiante que necesitaba ser reconfortado.

Le pasó el brazo por la espalda, guiándolo por el camino que recorrían hacia el consultorio.

Al llegar se ubicaron en dos sillas que habían frente al escritorio del doctor y en un mueble negro situado al costado.

—Bueno, como les estaba diciendo, Skyler estuvo a punto de sufrir un paro respiratorio. Pudimos estabilizarla, pero actualmente continua inconsciente. Si los hice venir hasta acá, es porque estuvimos revisando la base de datos de nuestra clínica, que como deben saber, tiene sede también en su ciudad.

—Eh sí, la doctora Abril Henderson es la doctora que revisó a Skyler hace unas semanas —tomó la palabra Logan, después de un largo tiempo en silencio.

—Sí, justamente estuve comunicándome con ella antes de hablar con ustedes.

—¿Y qué es lo que ocurre? Ella le dijo a Skyler que estaba sufriendo de cefalea tensional, nada más. ¿Qué tiene que ver eso con un paro respiratorio? —intervino Brandon, dando un resoplido.

Camille empezó a limpiarse los ojos con su blusa, apartando cualquier rastro de humedad.

—¿La doctora Henderson les dijo eso?
—el doctor mostró una expresión incrédula.

—No específicamente. Skyler nos dijo que ese había sido el resultado que le dieron de los exámenes —contestó Camille.

—Bueno, lamento decirles que eso no es verdad. Yo hablé con Abril y ella me expresó el deseo que tenía su paciente por mantener oculto su diagnóstico, pero dado el punto en el que estamos, no creo que sea conveniente seguir guardando secretos. —El hombre cerró los ojos y esbozó un suspiro lastimero—. Skyler tiene una enfermedad qué es muchísimo más complicada que una cefalea.

—Ay no —musitó Camille, respirando de forma agitada, intentando contener el llanto.

Logan se cubrió el rostro con las manos, sintiendo el escozor en sus ojos.




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