La Llamada

Capítulo 10: La llamada

La habitación estaba en silencio, pero dentro de él… había ruido. Un caos de pensamientos, recuerdos, emociones. Roberto miraba su celular como quien observa una puerta cerrada que debe abrir, aunque sepa que al otro lado habrá dolor. La noche era densa, húmeda, como si el clima acompañara la ansiedad que sentía.

Recordó la chimenea, las palabras de sus compañeros. Juan hablaba de lucha, de restauración. Natalia, con la claridad de quien ya ha sanado, lo impulsaba a valorarse, a no conformarse con migajas. Y Roxana… Roxana fue el espejo de todo lo que él mismo temía. Ella lo había abrazado con el alma. Lo había escuchado sin juzgar. Lo había hecho sentir, por un momento, que no estaba solo.

Suspiró profundamente. Era hora.

Marcó el número.

Uno... dos... tres timbres.

—¿Hola? —dijo su esposa al otro lado de la línea. Su voz era cortante, sin emoción.

El corazón de Roberto dio un salto, pero no vaciló.

—Soy yo —dijo con firmeza—. Necesito que hablemos. Ahora.

—¿A esta hora? ¿No puedes esperar? Estoy ocupada.

—¿Ocupada… con quién? —preguntó. No con enojo. Con tristeza.

Ella guardó silencio. Roberto lo sintió como una confirmación.

—Solo responde algo —dijo él—. ¿Hay alguien más?

Una pausa eterna.

—Sí —respondió finalmente. Fría. Sin matices.

Él cerró los ojos, como si ese simple gesto pudiera protegerlo del dolor.

—¿Lo amas? —preguntó, casi sin darse cuenta.

—No lo sé. Me siento viva… diferente —dijo ella—. No es algo que puedas entender.

—No. No lo entiendo. Pero ahora sé que no puedo seguir así —Roberto tragó saliva—. No soy el mismo de antes, y no quiero seguir fingiendo que todo está bien cuando no lo está.

—¿Y qué vas a hacer? —preguntó ella, con un dejo de ironía.

—Voy a sanar. Voy a recuperar la parte de mí que perdí. Y voy a seguir adelante… sin ti.

Se hizo el silencio. Un silencio largo, incómodo.

—¿No piensas luchar por lo nuestro? —preguntó ella, casi con sorpresa.

—Lo hice —respondió él—. Durante años. Pero luchar solo no es amar, es resistir… y ya no tengo fuerzas para resistir más.

Colgó.

Lo primero que sintió fue vacío. Pero luego… una extraña paz. Como si su alma hubiese soltado un peso invisible.

Dejó el celular sobre la cama y caminó hacia la ventana. Las luces del pueblo brillaban a lo lejos. El cielo, antes cubierto de nubes, comenzaba a despejarse. Entonces abrió la puerta y salió al pasillo. Necesitaba aire.

Bajó en silencio hasta la terraza. El viento era fresco y la brisa nocturna acariciaba su rostro. Se sentó en una de las bancas de madera, abrazando sus propios brazos.

Minutos después, unos pasos suaves rompieron el silencio. Era Roxana. Llevaba un suéter grueso y una taza entre las manos.

—¿Puedo sentarme contigo? —preguntó.

Él asintió en silencio. Ella le pasó la taza.

—Chocolate caliente. Lo vi bajar y pensé que lo necesitarías.

—Gracias… —dijo él con la voz aún quebrada.

—¿Hablaste con ella?

Roberto asintió.

—Me confirmó lo que ya sabía —dijo—. Pero escucharlo… fue diferente. Dolió más de lo que imaginé… pero ahora lo sé. Ya no hay nada que rescatar.

Roxana lo miró con ternura.

—Y ahora… puedes empezar a rescatarte a ti mismo.

Él la miró a los ojos. Eran cálidos, sinceros.

—¿Sabes? Creo que nunca nadie me había dicho algo tan cierto.

Se quedaron en silencio, compartiendo el momento. No hacía falta decir nada más. A veces, el consuelo no está en las palabras, sino en la compañía.

Roberto sonrió por primera vez en mucho tiempo.

Y mientras el cielo se despejaba del todo, supo que, aunque el corazón todavía dolía… algo había cambiado para siempre.

A veces, soltar no significa rendirse… significa que finalmente entendimos que merecemos paz. El dolor no se borra con palabras, pero cada decisión valiente abre espacio para la sanación. Roberto no solo colgó una llamada esa noche… también cerró un ciclo. Y lo más importante, decidió volver a elegirse a sí mismo.

#CuandoLaVidaCambia
#LlamadaDecisiva
#SanarTambiénEsAmar
#AmorPropio
#DecisionesQueDuelen
#CerrarCiclos
#HistoriasQueInspiran
#ReflexionesDeVida
#ValentíaEmocional
#Capítulo10