—Dama, abra los ojos, tiene que salir a desayunar,ya sé que está despierta.—la vocecita de Sophie resonó alegremente mientras abría las cortinas.—Vamos vamos, la señorita Tanya dijo que tenía planes con usted hoy.
Sophie, que se había convertido en mi sirvienta personal hace aproximadamente una semana y media atrás, era la niña que me había pedido probar el café en aquel momento.
Al principio era tímida, pero después de ese día, demostró ser una persona diligente y que sabe ver las intenciones de las personas. Se puede decir que es mi única amiga dentro del servicio de la casa.
No es que me traten mal, pero puedo notar como no creen que sea parte de esta familia.
Tampoco es que me importe, mientras menos huella deje tras de mí, más fácil será irme haciendo el menor ruido posible.
—No me llames así, y no quiero ir, va a intentar hacer algo estúpido de nuevo.—dije mientras me tapaba la cara para que no me diera la luz.—Me prometió que me ayudaría, pero hasta ahora solo me ha tratado de imponer cosas que no quiero hacer...cómo Augusta
A decir verdad, yo y Tanya éramos cercanas, pero objetivamente hablando, éramos muy diferentes.
La primera semana estuvo bien, después del roce inicial quedó en el olvidó, me llevó ella misma a modistas y zapateros, ayudó a elegir cosméticos aptos para mí, me trató de enseñar lo básico de tocar el piano e intentó familiarizarme con los artistas y chismes del momento en los círculos sociales
No lo odiaba, pero no era lo que yo quería, sentía que me estaban alejando un poco de quién soy.
Aunque no me prohibieron hacer café, las salidas con Tanya me quitaban tiempo y cuando sacaba el tema simplemente daba palabras breves. Nunca volvió a probar ni una sola taza que serví, e incluso tenía la sensación de que toda la familia confabulaba para mantenerme alejada de la cocina.
En el fondo, me sentí traicionada, pero al final del día, Tanya no puede verse involucrada en escándalos si quiere un buen marido que herede el negocio de la familia.
Simplemente esta semana ha sido insoportable en comparación a la anterior, con mi tía organizando salidas con hombres que son un poco... autosuficientes
—No creo que quiera hacerle un mal, la señorita Tanya es una buena persona, y aunque los tuviera, hay cosas que usted podría aprovechar.
—No es que no lo haya pensado Sophie, la apariencia del vendedor también le da valor a su producto, pero los lugares a los que vamos...se siente como si me lo estuviera poniendo difícil a propósito.
—Bueno...La señora Augusta siempre ha sido muy dominante, la dama nunca hará nada que su madre no quiera.—Sophie se sentó a mi lado en la cama.—Sabe, al principio usted me parecía una persona demasiado excéntrica como para acercarme, pero en realidad es muy estudiosa y perseverante...Entre tanto hombres raros y narcisistas...sé que habrá uno que sepa apreciar el café que prepara.
Me empecé a reír y le acaricié la cabeza a Sophie antes de recostarme sobre su hombro.
No sentí presuntuoso su consejo, venía de una preocupación genuina de su parte, aunque era una expectativa idealista y directamente incongruente respecto a la realidad, sabía que ella realmente creía que era posible.
Y para empezar, una mujer haciendo negocios era, de hecho, una expectativa idealista y poco congruente.
Entonces, creo que tenemos derecho a soñar un poco.
—Supongo que entonces tendré una cita, mi precioso inversor en caballo blanco armado con un maletín lleno de dinero en efectivo podría estar esperando.
Quizás por lo irónico del asunto, o tal vez porque Sophie tenía una disposición especial a los chistes malos, pero las risa que se nos escapa de los labios tardó mucho tiempo en terminar.
Será mejor guardar el polvo que queda y la cafetera por hoy.
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—No te preocupes, tengo la sensación de que esta vez podrás relacionarte un poco mejor.
Puse los ojos en blanco, tratando de no arrepentirme de haber escuchado a Sophie.
Me sentí incómoda con el vestido azul marino que me tapaba hasta el cuello, recubierto por guantes y con un aro para levantar la falda, era demasiado incómodo y poco práctico para mi. gusto
No tengo idea de como Tanya puede soportar vestirse así tanto tiempo y verse tan serena.
Estábamos delante de un restaurante de la calle Magnolia que parecía ser bastante exclusivo, con tejas rojas que salpicaban el techo, muros blancos y amplios ventanales con vitrinas de colores.
—A, por cierto, nada de café en la primera cita. Si logran tener una buena relación entonces habrá tiempo para eso.
—Claro, nada de café por hoy.—dije con mi mejor sonrisa de negocios.
Por supuesto, no vió mis dedos cruzados detrás de mi espalda ahora , esperable teniendo en cuenta que mis tíos fueron lo suficientemente ingenuos como para creer de verdad no iba a intentar nada porque no lo había hecho en los últimos días.
Tanya suspiró como si supiera que estaba pidiendo demasiado antes de ponerme las manos sobre los hombros.
—Estas personas son verdaderos aristócratas Hilda, aunque los Campbell hemos tenido suerte en los últimos años, estamos en una posición ambigua en la sociedad.—dijo mientras miraba reflexivamente hacia el restaurante.—No somos plebeyos, pero tampoco nobles, relacionarnos con estas personas podría ser la diferencia para papá.
Traté de no abrir la boca, porque realmente tenía muchas cosas por las que podía protestar.
Incluso si mi tío no casaba a Tanya, era cuestión de tiempos que lo hicieran mínimo varón y máximo vizconde.
La industria ferroviaria se habían convertido en la forma más rápida de moverse dentro de las fronteras de Asteria y porsupuesto, mover mercancía. Eran logros suficientes para otorgarle un apellido con tierras adjuntas y si mi tío decidía solo pedir el título para conservar el nuestro creo que sería incluso más rápido.
No era necesario casar a tu hija con un segundo hijo presumiblemente incompetente, y menos a tu sobrina que ni siquiera va a ser adoptada en el registro familiar.