De alguna manera, terminé teniendo ese mismo día un contrato bastante fraudulento esperando a ser firmado frente a mí.
Ahora entendía porque se hizo rico tan rápido, solo puedo decir que sentí un sudor frío corriéndome por la espalda cuando firmé y no sabía si era por la emoción o por el alivio de no tenerlo como competencia.
En pocas palabras, estaba entre la fina línea entre lo cuestionable y lo legal.
Victor figuraba como una especie de asesor financiero y gestor hasta que tuviera oficialmente mi debut (aunque aún no sabía cómo iba a obtener la firma de mi tío en el documento para que le diera estos derechos a Víctor). El lado bueno es que mi tío jamás tendría entre sus manos ningún documento importante sobre nada que tuviera que ver con café, el malo es que Victor estaría consciente de cada movimiento.
Además, no podía hacer promociones sin él cerca, las cuales estarían limitadas a las salidas semanales acordadas en el contrato.
Mientras el contrato dure, solo podré usar ropa que incluya ropa o accesorios distribuidos por V'C, las desiciones finales serían tomadas por Víctor y él debía estar en todas las conversaciones y ofertas de negocios.
Aceptó no lanzar directamente al mercado el café, sino comenzar con casas de café.
A cambio, debía cubrir su inversión y pagar un alquiler proporcional al éxito del local.
Quería comprar los derechos de distribución del grano, pero la realidad es que debía esperar un poco más o terminaría teniendo que cederlos totalmente a Víctor.
Por supuesto, todos estos arreglos que estaban claramente inclinados a mi favor, debían cubrirse con una retribución que este hombre no parecía querer confesar fácilmente.
—De ahora en adelante, no es solo Hilda Campbell, la huérfana que sus tíos acogieron, es la futura reina de la alta sociedad.—Víctor jugueteó con la pluma en sus manos.—De decidir firmar, no puede tomar decisiones sin consultarme antes, sus pasos deben marcar tendencia y con una mirada hacer rodar cabezas. Y por supuesto, nada de romance entre nosotros.
Miré con cierto recelo la cláusula de no interacciones o sentimientos románticos y me reí, no sabía si era precavido o demasiado confiado de si mismo.
—... Aún no entiendo que gana usted con todo esto, mi lord. La menor de sus preocupaciones debería ser el romance en todo caso.
—Es una buena observación, me alegra saber que puede juzgar con la mente fría con tantos beneficios para usted.—de forma descarada me levantó la barbilla para hacer que lo mirara a los ojos.—Quiero usarte, mi hermosa lady.
—Agradecería que fuera al grano.—dije apartando su mano.
La sonrisa de Víctor era peligrosa y a la vez atractiva, que podría erizarle a cualquiera la nuca con observarlo.
Tenía la experiencia que me faltaba, y los ojos que eran como los de un depredador hambriento, pasaban rápidamente de la impaciencia a la apatía.
No podía involucrarme con un hombre así sin tener las cuentas claras.
—Oh, no tiene mucha explicación en realidad, me gusta para mí propósito.—dijo mientras se encogía de hombros.—Necesitaba a una mujer que promoviera un negocio que ahogara por completo las finanzas del marquesado de mi familia, y usted apareció en el momento justo.
El traqueteo de su bastón continuaba molestándome, constante, rítmico y obviamente intencionado, continuaba resonando en el eco de la habitación.
Estábamos solos, habían pasado más de una hora y media desde que entré, pero a él no le preocupaba que Tanya estuviera fuera o que Sophie y la dama de mi prima (la cual nunca me ha dado su nombre) estuvieran esperando en un piso aparte por noticias de sus señoras.
Disfrutaba de los silencios incómodos, o simplemente sentía que así podía dominar la situación.
—En realidad, había elegido a Tanya y no a usted, mi lady.—la mención de mi prima hizo que abriera mucho los ojos.—La dama más deseada de la capital, haciendo negocios con Víctor Cromwell. Sin embargo, sería muy difícil involucrar a Tanya, no es precisamente una mujer ambiciosa, pero apareció usted y solucionó el noventa porciento del problema.
—¿Es esto una mala broma? ¿Una familia histórica derrotada por...una debutante sin poder político?
—Mi familia tendrá mucha historia y conexiones, pero su poder está en las hojas de té negro que cultivan en el territorio. Son conservadores, centralizados y supremasistas, no van a tomar en serio a una mujer y a su hijo cojo, pero cuando los escándalos se destapan y hay una competencia en el mercado...
El té negro no solo era caro, era el más popular en el imperio.
Tiene un alto grado de cafeína alto y un sabor fuerte en comparación con otros tipos de té.
En términos de cuerpo, sabor y proceso de obtención, es el producto que compite directamente con el café en el mercado.
—El té negro no tiene oportunidad contra el café.—dije mientras tomaba la pluma con desición.
—Espero que tenga razón, pero para demostrarlo tiene que firmar.
Mi intuición me decía que había algo más, pero tenia una certeza que se mezclaba con una ansiedad imposible de borrar.
Si perdía esta oportunidad no habría otra igual.
Suspiré, con esos ojos grises que mostraban pequeños astibos de emoción observándome.
Era como ver a un gato jugando con un ratón antes de darle el último zarpaso.
Y con ese último pensamiento, firmé.
—Un placer hacer negocios con usted, señorita Campbell.—sonrío mientras guardaba el documento.—Oh, vaya pensando en como decirle a su tío que la contactaré pronto, asegúrese de decirme cuál fue su excusa.
Era como haber firmado un contrato con el diablo.
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Víctor
Tomé el té que Garrett preparó, té de menta asquerosamente caro y con olor penetrante que hubiera contrastado muy bien con la imagen de cierta pelirroja que con una sonrisa abría bolsillos y sobre todo, bocas que guardan muchos secretos.
No era buena idea tirarlo, las hojas eran de buena calidad y tenían un aroma muy característico.