Cuando las palabras ya no dejen heridas

Prólogo

«Hola, ¿estás ahí? Solo quiero que sepas que está bien no estar bien.»

«No fingas conmigo, No tienes por qué.»

Su voz es como una armonía.

«Quiero ayudarte, te ves un poco mal.»

Su preocupación parece sincera.

«Nadie merece estar triste en un día tan soledado como este.»

Sus palabras...

No.

No volveré a caer.

Así empezó una vez, no dejaré que vuelva a ocurrir. No dejaré que vuelvan a verme la cara.

No lo merecen.

«Estoy aquí para ti»

Pero él... no, él es como todos los demás. Lo sé. Lo vi.

Estoy segura de ello.




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