¿Cuántas veces puedes sorprenderte el mismo día? Yo muchas, al parecer.
—¿Me enseñas a tocar guitarra?
Debo de verme tan patética justo ahora.
August me observa de reojo mientras devora la pizza que ha pedido a domicilio. Él fue la única solución que encontré en mis cinco minutos de desesperación, hace mucho tiempo tocaba gracias a que papá le había enseñado…
Y dejó de hacerlo cuando nos enteramos de su nueva familia.
Pero eso es otra historia.
—¿Y las ganas son por…?
—Te dije que tuve que inscribirme en el club de música, necesito tocar algo.
—Pero ahí también pueden enseñarte —se hunde de hombros, como si no entendiera por qué lo necesito tanto.
No dejaré que Bradley Elliat tenga toda la razón con que no sé nada de guitarra. Así que sí, necesito la ayuda de August.
—Pero quiero que lo hagas tú. August, por favor —estoy a punto de suplicarle más, pero me contengo—. Necesito tu ayuda.
Él no dice nada, cosa que está a punto de desesperarme. Pero luego de comerse toda la porción de pizza, por fin abre la boca:
—No.
Bien, será más complicado de lo que pensé.
—¡¿Por qué no?! —ya ni siquiera estoy comiendo—. ¡Por favor!
—No tengo tiempo para eso, June. Lo siento.
—No lo entiendes, necesito tu ayuda. ¡Te necesito, hermano! ¿Cuándo fue la última vez que hicimos algo juntos? ¿Eh? —manipular no se me da bien, pero nada pierdo con intentar—. Desde hace mucho. August, por favor.
—¿Qué me darás a cambio?
—Eres un idiota.
La carcajada no se hace esperar. Yo dejo caer mis ojos en el pedazo de pizza sin terminar en mi plato, y siento mi estómago revolverse. No quiero más y apenas y he probado un bocado.
—Está bien, bien. Come y practicamos algo.
—¿De verdad? —debo de parecer muy sorprendida porque me observa de reojo, sin la misma sonrisa de antes.
—Sí, June.
Genial, ahora lo único que me hace falta es comer y… empiezo a creer que será más difícil de lo que había creído.
No quiero probar otro bocado, no me apetece, de tan solo pensarlo el estómago se me revuelve.
—June, come.
Elevo la vista hasta el rostro neutral de mi hermano, buscando alguna excusa para no hacer lo que me pide.
—No tengo hambre, creo que…
—No, basta —me interrumpe—. Es la tercera vez consecutiva que no comes casi nada de la cena, no dejaré que vuelvas a hacerlo.
—Pero…
—Come. —él también parece olvidarse de su plato—. ¿Quieres que te enseñé algo con la guitarra? Bien, entonces come.
Estoy empezando a odiarlo de verdad, sabe qué decir para obligarme y no me gusta. Tampoco quiero probar la comida, no tengo hambre, seguro que si lo hago lo vomitaré, tampoco quiero eso.
Aun así tomo la porción de pizza y la llevo a mi boca, a pesar de que mi cuerpo me pide a gritos que no lo haga, tengo que obligarme ya que los ojos de mi hermano están clavados en la escena. De verdad que lo odio.
Entonces como otro bocado para arrepentirme enseguida, de verdad que vomitaré todo esto.
🎼
Otro día de clases, qué absoluta alegría.
Alumnos caminan de un lado al otro, unos debaten opiniones que no me importan lo más mínimo, mientras que algunos están con sus parejas escondidos de los directivos.
SHOW DE TALENTOS
POR: GROWND
¡NO TE LO PIERDAS!
—¿Qué es eso?
—Ehhh, show de talentos. ¿No es obvio?
Ignoro la respuesta de Natele mientras observo a Clau, quien parece muy emocionada al respecto.
—¿Conoces a Grownd? Por tu cara parece que no —busca su celular y parece teclear alto—. Fue uno de los cantantes de los 90's más importantes.
—¿90's? —soltamos Natele y yo al unison.
—Sí, ¿algún problema?
—¿Por qué un cantante de los 90's iba a dirigir esto? —Clau me observa, incrédula, pero no me hace arrepentir de mi pregunta.
—¡No lo sé, June! Solo estoy al tanto que Grownd vendrá en dos semanas para el show de talentos y yo necesito tomarme una foto con él.
Vuelvo a abrir la boca, dispuesta a seguir preguntando. Pero soy interrumpida:
—En fin —Natele vuelve su vista hasta mí—. Ya es hora de irnos al club, ¿vas?
Sé que lo dijo nada más que para terminar con la pequeña y apenas existente pelea que se estaba creando.
—Sí, vamos. —me dirijo a Clau, quien sigue muy al tanto de su móvil—. Suerte en tu club, Clau.
—Bye. Igual.
Nos marchamos en silencio, ninguna dice nada ya que no somos de sacar algún tema de conversación. Siempre es Clau la que lo hace y nos entretiene. Por lo que no decimos una palabra en el camino.
Yo solo puedo observar de reojo a los alrededores y a una que otra persona que me observa en la distancia.
A veces quiero creer que son solo juegos de mi mente y que en realidad nadie está prestandome atención, pero sé que siempre hay alguien con uno de sus ojos puesto en mí.
Solo me dan ganas de huir, correr lo más lejos posible de todos ellos y aislarme de malos comentarios, de sus miradas y expresiones. De sus carcajadas con un solo propósito.
Ni siquiera me he dado cuenta que estoy atravesando la puerta del club hasta que escucho un par de instrumentos sonar. Se oyen muy bien.
Desde lejos se puede distinguir el sonido de la batería y la guitarra, pero en cuanto llego al lugar me doy cuenta que también está el bajo.
Carless, Exar y Bradley tocan los instrumentos. Parecen tremendos expertos en el campo. Hay varios alumnos observándolos mientras la música sigue. El ritmo es magnífico, debo de admitirlo.
Y Bradley toca… muy bien.
También había que admitirlo, ¿ok?
—¿Participarán en el show de talentos, instructor? —escucho una voz al finalizar la música, pero no sé distinguir de quién.
—Así es, seremos nosotros tres. Aunque aún falta el cantante ya que Brad no quiso hacerlo.