Cuando las palabras ya no dejen heridas

Capítulo 17

"He pasado por desgracias mucho peores", es lo que no me canso de repetir, aunque sé que no es verdad.

Paso el cepillo por mi cabello una y otra vez, de nuevo, hasta encontrarlo lo suficiente peinado, creo que lo he logrado cuando observo sobre mi hombro. Las chicas están a unos metros, Natele yace en la cama observando con aburrimiento cómo Clau busca de un lugar a otro no sé qué.

—Me estás desesperando. —brama y se sienta en la esquina del colchón.

—¡Tengo que ir bien! —se queja Clau mientras sigue buscando alrededor de la habitación—. ¡Hoy veré a Grownd y no pienso estar desaliñada!

Hoy es el show de talentos que tanto había hecho emocionar a Clau. Iremos las tres, ya Natele y yo estamos listas y esperando a la chica en su habitación mientras salta de un lugar a otro.

—¿Es que estás pensando en ligarte a un hombre de…? ¿Qué? ¿Cincuenta años? —suelta Natele, con las cejas juntas.

Contengo la sonrisa que quiere aparecer en mi rostro antes que Clau asesine a Natele con la mirada.

—¡No, claro que no! —parece ofendida—. Grownd fue uno de los mejores artistas…

—De los años 30 antes de Cristo. —interrumpe Nat—. Ya lo sé.

De nuevo la asesina con la mirada, pero ahora es como si quisiera torturala y cortarla en pedacitos en el proceso.

—Gronwd tiene cincuenta y dos años, está casado y tiene hijos. Lo menos que quiero es tener algo con él —niega, como si la idea fuera terrible—. ¡Aquí está! —toma algo debajo de su cama y se levanta, dejándome ver unas zapatillas plateadas.

Se sienta en la esquina contraria a Natele y se los pone. Con una sonrisa enorme en su rostro. Al terminar se coloca de pie y deja caer su vista en el espejo, acomoda los lentes en su sitio y guiña un ojo.

—¿Cómo estoy?

—Muy linda —asiento, enseguida.

—Tanto como para volver loco a Gibbson. —Natele empieza a reír en cuanto los sobresaltados ojos de Clau llegan a ella.

—Siempre tienes que arruinarlo todo.

—Es un placer —deja caer una mano en su pecho, en la parte de su corazón, fingiendo estar conmovida.

No tardamos en marcharnos de una vez. La madre de Clau le prestó el auto a su hija para poder llegar a Parfalt. Bueno, en realidad se lo prestó a Natele, quien es la única de nosotras que tiene licencia y maneja con seguridad. Hasta ella tiene miedo de su propia hija al volante.

El espectáculo es en la sala de presentación de Parfalt, y estoy más que segura que, por lo menos, el setenta por ciento de la institución asistirá.

Bajamos en cuanto el auto es aparcado y nos introducimos a la institución. Hay muchos carros estacionados y un centenar de personas atravesando la entrada. Como dije, han venido muchas.

Mi mente está tan fuera de sí que de pronto, cayendo como agua fría, recuerdo que una de las personas a presentarse hoy es nada más y nada menos que Bradley Elliat.

Hace dos días, cuando lo vi con Madeline en la salida, estuve a nada de salir corriendo. Qué bueno que logré contenerme y tomar una profunda bocana de aire para seguir mi camino, traté de obviar lo que había visto, esa cercanía tan personal que habían tenido… y lo tanto que me había afectado.

Como ya tengo de costumbre esa tarde llegué a casa y, después de cenar con August, me encerré en mi habitación para dejar salir todas las lágrimas acumuladas en el día.

Ayer tuve la absoluta suerte de no cruzarmelo en ningún momento del día. Ni siquiera cuando tuvimos que ir al club, ya que Carless canceló la hora porque quería pasarla practicando con Bradley y Exar para hoy. Así que no, no hemos hablado luego de… eso.

Tampoco quiero hacerlo, siendo sincera.

Natele, Clau y yo decidimos por tomar asiento justo en medio de las grandes filas y columnas de sillas. Y debo de admitir que es el sitio perfecto para mí, ya que puedo ver y no como necesario ellos me verán.

Clau se pasó todo el camino al salón observando a los lados, buscando a alguien en concreto. Grownd. No tengo la menor idea de cómo sea él, ni siquiera sabía de su existencia hasta antes de todo esto, Natele dijo haber escuchado un par de canciones pero que no sabía tampoco cómo lucía en la actualidad. Clau es la única desesperada por verlo y aún no entiendo el porqué.

—¿Por qué quieres tanto una foto con él? —termino preguntando, mientras tomamos asiento sin ella dejar de ver a nuestro alrededor.

Hay muchas personas aquí y se estaba a nada de quedar sin puestos, puedo decir que hemos tenido suerte.

—Mamá es una fanática loca de Grownd. Creo que… me ha hecho otra —admite, sin observarme—. Pero, nah. En realidad solo quiero presumir con mi familia que tengo una foto con Grownd y ellos no.

La sonrisa en su expresión permanece por un buen rato, observando a los lados hasta que un chillido me hace sobresaltar.

—¡Ahí está! —de Clau, claro.

Un hombre de aparente mucha edad camina con pasos relajados, está hablando con una señora, parecen sumidos en su conversación, sin prestarle atención a terceros —a los chillidos de Clau, para aclarar—. Ambos parecen de la misma edad, la mujer es tan pálida como la leche, cabello amarillo ceniza y rasgos finos, mientras que el hombre —quien supongo es Grownd—, tiene una cabellera marrón, casi libre de canas a pesar de la edad, piel amarilla, nariz recta y cejas pobladas. Es lo que puedo notar de ellos desde la distancia.

—Esa es su esposa —informa Clau, sin quitarle la vista de encima—. Louise Patterson. Grownd en realidad se llama Brown Patterson. Su nombre artístico provino de su hermano quien…

—¡Ahhh! ¡No me importa! —se queja Natele, haciéndola callar.

Clau la observa, dedicándole la décima mirada asesina del día, pero es ignorada por completo ya que Natele tiene su vista fija al frente.

—¡Oye…! —empieza Clau, pero me apresuro en hablar antes de que empiecen a pelear de nuevo.

—Tomaré agua —me levanto de mi puesto de un salto—. Vuelvo enseguida.




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