Cuando Llega el Amor

Capítulo 2: Bienvenida

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El Avión había aterrizado la nostalgia y la alegría invadió mi ser, regresé a mi hogar, mi País, mi tierra. Al bajar esperé por mi maleta recibí un mensaje de Papá él estaba esperándome con mi hermano Gael.

Recibí aquel anhelado brazo de mi hermano y mi padre, ambos tenían sus ojos aguados.

-Te hemos extrañado como no tienes idea- dijo Gael y su padre concordó con él

-Yo igual a ustedes, siento el olor a hogar – rio - ¡Cuánto ha cambiado! - exclamo mirando los alrededores del aeropuerto.

-Espérate ver todo hijo y te sorprenderás- exclamo y una vez más lo abrazó

Martha estaba encargándose junto a la decoradora de que la fiesta quede a la altura del recibimiento de su hijo. No dejaba de vigilar el trabajo de Samantha, la madre de Fabiola, la odiaba al igual que a su hija.

-Estas justo en el largo donde debes estar vestida de criada- Martha no perdía su oportunidad para molestar a Samantha.

Samantha prefería callar, era lo más inteligente, aunque ya totalmente Martha la estaba haciendo perder la paciencia.

-Lo soy a mucha honra y decentemente- recalcó orgullosa y Martha la miró con rabia.

- ¿Estas insinuándome algo? - Samantha sonrió mientras limpiaba con un trapo los adornos de la sala.

- De hecho, usted se delata solita “Señora”- Martha se retiró de ahí furiosa.

 

Martín miraba por el camino los paisajes, sonrió su felicidad era inocultable, había recibido un mensaje de su novia, ya le contestaría luego al llegar a casa. Se detuvieron en el Restaurant al que tanto iba con su familia de muy chico.

-Tenemos que ponernos al tanto de todo hijo- exclamo mientras degustaba del vino que habían pedido uno de su bodega.

-Quiero llegar a abrazar a mamá, y a nana- dijo refiriéndose a Samantha ella había llegado al viñedo cuando él tenía tres años y en sus brazos traía a Fabiola de seis meses de nacida.

-Tu madre es un tanto tosca con tu nana y Fabiola, no sé que le han hecho ellas para que las trate así, pero no he dejado que se pase con ellas. Fabiola es una hija más para mí a parte de mi Ahijada- Martín asintió sintiendo algo removerse en su ser al escuchar su nombre.

-Entiendo- susurró llevándose un trozo de su filete- ¿Fabiola está aquí? - preguntó como si nada, Gael parecía absorto en su comida- Digo, tenía entendido que vivía en San Francisco por la universidad- Gael sonrió ladinamente no era tonto, él siempre mantenía a su hermano al tanto de ella.

- Si, esta desde hace dos años aquí es una buena muchacha muy trabajadora y tiene a su Esposo él cual conoceré esta noche por fin- Martín sintió atorarse, Gael le paso un poco de agua.

-Está casada- musito como si nada, ya lo sabía el día que se entero tuvo un accidente en el coche del cual se encargó que nadie de su familia se enterara no había sido tan grave- su esposo debe ser muy afortunada, Fabiola es algo especial con los chicos- expresó y Gael le dio la razón riendo.

 

Al llegar su Madre casi lo asfixia, era entendible mucho tiempo sin abrazarlo. Abrazó a su Nana, vio el Jardín estaba decorado para una fiesta de bienvenida a su Honor, no disfrutaba mucho esas fiestas así que se fue a preparar para ella, su madre se había encargado de su traje para la ocasión.

Decidió ir a los establos quería ir a pasear a caballo aún faltaban tres horas para la fiesta, y la figura femenina que hablaba con uno de los caballos hizo que se detuviera en seco era su voz, su pelo lucía más largo.

-Julián mi hermoso amigo, sabes que eres el más guapo de todo el mundo- musito Fabiola mientras acariciaba al caballo- Eres buen chico toma tu manzana- le dio una mientras sonreía sin imaginarse que era observada.

-Julián sigue siendo buen chico- Habló Martín y Fabiola palideció al escuchar aquella voz, no era capaz de voltear a mirar sintió su respiración fallar, respiró profundo para serenarse y mirar al dueño de aquella voz.

-Martín- susurró y él se acercó al caballo para acariciarlo.

-Extrañé mi hogar cierto Julián- exclamo acariciando el caballo.

-Debo ayudar a mi madre, con permiso Señor Sotomayor y bienvenido a casa- musito para irse, pero inmediatamente Martín la tomo del brazo- Suélteme- dijo mirándolo y él obedeció

-Fabiola- musito mirándola estaba mucho más hermosa debía reconocerlo- Sé que te casaste, felicidades- me mordí la lengua por mencionar ese tema.

-Gracias Martín de hecho llevo muchos años casada con mi Esposo- Martín asintió sin inmutarse.

Martin se percató que ella no llevaba alianza de matrimonio, lo cual le pareció extraño. Se había prometido que ella no le afectaría nunca más y aquí estaba tratando de sacarle conversación y contemplarla un poco más.

-Ya lo veo-miro de reojo su mano izquierda- no llevas la alianza de matrimonio.

-La perdí suelo ser despistada, pero seguro mi esposo me regalará otra- sonrió mirando su mano, se sentía algo nerviosa y no sabía por qué.

-Entiendo, mi padre está muy orgulloso de ti, muere por conocer al hombre que te hace feliz- Fabiola forzó una sonrisa nerviosa sentía los latidos acelerados de su corazón

Llego a la pequeña cabaña donde vive con su madre, se llevó su mano al pecho sintiendo sus latidos acelerados, respiró profundo, y se sirvió un vaso de agua para calmarse.

-¿Qué fue eso?- se preguntó- Martín no es nadie extraño, es el hijo de mi Padrino- musito pensativa

En ese momento le envío un WhatsApp a David diciéndole que había perdido la sortija de matrimonio. Y justo llegó el paquete que David le había comentado había un vestido largo rosa con sus tacones cerrados color crema , el bolso del color del vestido y aparte había una caja con un collar que debía costar una fortuna junto a unos pendientes a juego. Al igual que una nota.

“Esposa sé que no te gusta portar los collares elegantes, pero en esta ocasión en necesario, se que serás la mujer más guapa de la tierra, Bernie te manda saludos quiere volver a verte le caes muy bien”.




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