Capítulo 1 — Cuando llegaste tú
14 de agosto de 2020
Era una tarde cualquiera. El sonido de las teclas llenaba mi habitación mientras escribía mi libro, como todos los días en los que no había clases. Afuera, el cielo parecía pesado, pero dentro de mí todo era calma… hasta que mi celular vibró.
Era Roxana, mi amiga de siempre.
—Hola, nena, ¿cómo estás? ¿Qué haces? ¿Andas ocupada? —leyó el mensaje.
Sonreí y respondí sin pensarlo:
 —Hola, chiquita, no mucho, ¿por qué?
El siguiente mensaje me tomó por sorpresa:
 —Es que estoy con mi hermano y le enseñé una foto tuya. Quiere conocerte.
Fruncí el ceño.
 —¿Una foto mía? ¿Tu hermano?
—Sí —contestó rápido—. Le pareces muy linda. Manda tu ubicación para vernos y platicar, ¿vale?
Me quedé unos segundos mirando la pantalla. Dudé.
 —Mmm… bueno, vale —escribí al final, aunque en mi cabeza solo pensaba: no creo que vengan… y, si lo hacen, ¿por qué alguien como él se fijaría en mí?
Seguí escribiendo, o al menos lo intenté. Estaba nerviosa, con mil pensamientos girando en mi mente.
 Unas horas después, el teléfono sonó. Era Roxana.
—Ya estamos afuera —dijo riendo.
Sentí el corazón en la garganta. Avisé a mis padres que saldría un momento y bajé las escaleras temblando. No era la primera vez que veía a un chico, pero sí la primera vez que alguien venía a buscarme porque le interesaba.
Abrí la puerta. Roxana estaba allí, sonriendo, y detrás de ella… él.
—Hola —dije apenas en un hilo de voz mientras la abrazaba.
Cuando ella nos presentó, levanté la vista y mis ojos se cruzaron con los de él. En ese instante, el mundo se detuvo. No había ruido, ni coches, ni gente; solo nosotros dos.
—Hola, soy Ayleen —dije con una sonrisa nerviosa.
—Adam —respondió él, guiñándome un ojo. Su voz era cálida, y su sonrisa… peligrosa.
Pasamos horas hablando. Mis padres lo conocieron esa misma noche. No era nada formal, pero esa sensación de “primer amor” me envolvía por completo. Cuando se fue, algo dentro de mí se sintió vacío, aunque sabía que lo volvería a ver.