Cuando Llegaste Tu

CAPITULO 4

Capítulo 4 — Reencuentros inesperados

Marzo de 2021

La vida había seguido su curso, lenta pero segura.
Aún sentía su ausencia como un vacío que dolía, pero había aprendido a convivir con él. Los días no eran fáciles; cada recuerdo, cada foto, cada mensaje guardado era un pequeño recordatorio de lo que había perdido… y de lo que nunca podría olvidar.

Había vuelto a concentrarme en la universidad, en mis amigos, en mis sueños. Había vuelto a sonreír, aunque de manera contenida, midiendo cada emoción que me arrastrara al pasado.

Y entonces sucedió.

Un mensaje inesperado apareció en mi celular.
—Ayleen… ¿puedo verte?

Mi corazón dio un vuelco. El nombre en la pantalla era el mismo que había marcado mi mundo desde aquel agosto lejano: Adam.

Mis manos temblaron mientras leía y releía el mensaje. No sabía si debía responder, si estaba lista para verlo o si era demasiado pronto. Pero había algo en mí, una chispa que nunca se había apagado, que me decía que sí, tenía que hacerlo.

El encuentro fue en un café pequeño, uno que nunca habíamos visitado juntos, pero que ahora parecía íntimo, secreto.
Cuando entré, lo vi de inmediato. Estaba allí, tan alto y confiado como lo recordaba, pero con una mirada más suave, más vulnerable.

—Hola, Ayleen —dijo, su voz bajita, casi temblorosa.

—Hola, Adam —respondí, con un nudo en la garganta.

Nos sentamos frente a frente, en silencio al principio, midiendo cada palabra, cada gesto. Los meses de distancia parecían evaporarse en ese instante, y de nuevo, todo giraba en torno a él.

—Lo siento —dijo finalmente—. Por todo. Por cómo me fui, por no haberte explicado.

Mi pecho se apretó. Sabía que su ausencia había dejado cicatrices, pero escuchar su voz nuevamente, ver sus ojos fijos en los míos, hacía que todo el dolor regresara mezclado con esperanza.

—Yo… también te extrañé —logré decir, sin más—. Pero he aprendido a seguir adelante.

Y en ese momento entendí algo: el amor no siempre es perfecto, no siempre llega en el momento indicado.
A veces se pierde. A veces se gana.
Pero cuando regresa, lo hace para recordarte que nada es casual, y que algunos sentimientos simplemente no mueren.

Mientras hablábamos, reíamos, recordábamos y confesábamos, supe que nuestra historia no había terminado. Solo estaba esperando el momento adecuado para volver a empezar.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.