Cuando Llegaste Tu

CAPITULO 9

Capítulo 9 — Redescubriéndonos

Febrero de 2023

Estar con Adam otra vez era como despertar en un sueño que no quería terminar.
Cada día juntos estaba lleno de pequeñas sorpresas: risas espontáneas, miradas cómplices, conversaciones que podían durar horas sin que nos diéramos cuenta del tiempo.

Habíamos aprendido de nuestros errores pasados. Cada roce de su mano, cada abrazo, cada beso tenía un significado más profundo, más consciente. No había prisa, no había inseguridades invisibles. Solo nosotros, explorando de nuevo lo que ya habíamos sentido y construyendo algo más fuerte.

Un sábado por la tarde, caminábamos por el centro de la ciudad. Las luces de los negocios iluminaban nuestras sonrisas mientras compartíamos un helado.
—Recuerdo que la primera vez que estuvimos aquí casi nos perdemos —dijo Adam, sonriendo—.
—Sí… y yo estaba nerviosa por todo —respondí, entre risas—. Ahora es diferente, ¿no?

Él me miró y tomó mi mano, entrelazando los dedos con los suyos.
—Sí… diferente, pero igual de especial.

Nos sentamos en un banco del parque cercano, dejando que el mundo siguiera su curso sin importarnos. Hablamos de nuestras metas, de los sueños que aún queríamos cumplir, de los viajes que planeábamos juntos. Cada plan era una promesa silenciosa de seguir compartiendo la vida, sin importar lo que el pasado hubiera dejado atrás.

Por la noche, después de cenar, volvimos a casa caminando bajo la luz de las farolas. La ciudad estaba tranquila, pero dentro de mí había un torbellino de emociones: felicidad, emoción, pero también un recordatorio de que todo lo que habíamos vivido nos había llevado a este momento perfecto.

Esa semana, descubrimos nuevas experiencias juntos: cocinar nuestras recetas favoritas, ver películas hasta quedarnos dormidos abrazados, y pequeñas aventuras como andar en bicicleta por lugares que antes solo habíamos visitado de paso. Cada momento era un recordatorio de que el amor también se construye con los detalles cotidianos.

Y mientras cerraba los ojos antes de dormir, sintiendo su brazo rodearme y su respiración tranquila a mi lado, comprendí algo que no había entendido antes: el amor verdadero no es perfecto, pero cuando lo encuentras, te enseña a ser valiente, paciente y feliz incluso con los pequeños momentos.

Porque después de tanto tiempo, después de la distancia y de las dudas, estar con él se sentía como volver a casa.




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