Cuando los camaleones sueñan

Capítulo 4

En la comisaría se mostraron bastante escépticos. Y eso que Pedro no reveló los detalles más… “fuera de lo normal”. Es decir, no hizo alusión a lo de la telepatía. Me pareció que nos tomaban demasiado poco en serio, sobre todo teniendo en cuenta que Pedro era un cantante famoso y no era tan remota la posibilidad de que se viera acosado por alguien, por distintos motivos. Pero, bueno, como suele decirse, en estas cosas depende de con quién des, y nosotros no tuvimos suerte ese día (o esa impresión saqué). No obstante, tomaron nota y no nos dijeron expresamente que no fueran a investigarlo. De momento, habría que conformarse con eso.

            Al llegar a casa de mi hermana, me encontré con una sorpresa. Nuestra tía Aurora, a la que llevaba años sin ver, estaba allí de visita. Me pregunté a qué se debería el honor. Ni siquiera había estado en la boda de Sara. A nadie nos extrañó, puesto que pasaba largas temporadas en el extranjero —su marido era escocés— y ésa había sido la excusa perpetua en las reuniones familiares de todo tipo. De manera que verla ahora aquí despertó bastante mi curiosidad.

            –¡Sofía, cariño, cuantísimo me alegro de verte!

            Vaya. Mucha efusividad de alguien con quien no habría coincidido más de un par de veces.

            –Tu hermana me ha dicho que trabajáis juntas. No te imaginas qué contenta estoy.

            La saludé brevemente y me fui al despacho de Sara a ponerme con la labor de organizar sus archivos. La verdad es que, con su “sistema” de escribir unas cosas a mano y otras en el ordenador, había generado un caos considerable. Tenía por delante días y días hasta que consiguiera informatizarlo todo y, además, ordenar los papeles de forma más eficiente.

            Estuve sola y concentrada hasta la hora de comer. Luego, almorcé con los tres: Sara y Juanma enfrente de mí, y Aurora a mi lado. El semblante de mi tía había cambiado por completo. Aparentemente, seguía igual de contenta que a mi llegada, pero era una fachada. Sus ojos estaban serios y observaban con preocupación a mi hermana. Con preocupación y algo más. Algo más que me pareció… ¿culpabilidad? El no haber asistido al enlace podría explicar esto último, pero ¿la preocupación? Tal vez, al conocer a mi cuñado había experimentado la misma animadversión que yo. Igual mi tía “pródiga” acababa cayéndome bien y todo.

            El almuerzo fue bastante más silencioso de lo que me había imaginado. Mientras trabajaba, me había hecho a la idea de que me esperaba media hora de charla incesante, pero no. Los tres  estaban muy callados. Demasiado callados. Hasta el punto de darme la sensación de detectar incluso cierta tensión. Pero seguramente serían figuraciones mías. Al fin y al cabo, yo traía mis propias cosas en la cabeza ese día, que tampoco contribuían a que me resultase fácil iniciar una conversación liviana y agradable. Sara debió de darse cuenta de la situación y rompió el hielo.

            –Sofía, la tía va a quedarse poco tiempo en Madrid y yo estoy bastante ocupada. Me preguntaba si querrías acompañarla al Prado esta tarde. Me ha comentado que le apetece ir.

            –Pero… ¿no quieres que me quede a ayudarte?

            –Podré arreglármelas –respondió, agitando una mano para dar más énfasis a su afirmación.

            Miré a la tía Aurora. Permanecía impasible, sin decir nada a favor o en contra, a pesar de que la conversación giraba en torno a ella. Juanma también tenía cara de póker; pero en su caso no era nada nuevo.

            Me dirigí a mi hermana, que, a fin de cuentas, era mi jefa.

            –Vale. Si es lo que prefieres, por mí bien. ¿A qué hora te viene mejor? –añadí, mirando a mi tía.

            –Cuanto antes –dijo ésta decidida–. Así tenemos más tiempo de ver cosas antes de que cierren.

            Así que, media hora después, estábamos en un taxi de camino al centro. Ella pagaba, de manera que no insistí en que fuéramos en autobús, lo cual, por otra parte, no habría permitido hacer la visita al museo muy larga.



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En el texto hay: intriga, romance, poderes sobrenaturales

Editado: 16.01.2020

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