- Soy Alenearia De Arnestia, la hija menor de Fernanda II y Elario I- susurre mientras veia como el futuro del reino, mi hermano, se casaba con la heredera del sur, Elizabeth Arleen.
- Por el poder que de la corona y la iglesia, yo los declaro marido y mujer, que ni la guerra y la sangre pueda separarlos.
Y todos bociferando se levantaron, mientras victoriaban a sus reyes, yo solo me quede sentada, mirando como esa mujer besaba a mi hermano, como sonreía y veia todo a su alrededor, por que ahora lo sabia, ella era la reina de todo, a la que si le negabas algo te mandaria a un calabazo para que ahi amarrado a la pared murieras de hambre lentamente mientras tu mismo te veias cada vez mas cerca de los huesos, y después, de ver todo su glorioso reino e imaginarse como llevaria todo a la ruina, me observo a mi, de arriba abajo, aun sentada, y su sonrisita se apago, entre cerre los ojos cuando los suyos llegaron a los mios, por que ella sabia tan bien como yo de lo que cada una era capaz.
- ¡Larga vida a los reyes! ¡y que su reinado sea justo y preciso!
Todos siguieron las palabras de algun hombre que habia gritado tal cosa, de fondo comenzaron los sonidos de eco de las campanas y el revoloteo de las palomas al volar, pero ella segui mirandome, y yo le aparte la mirada.
- Su majestad- vi a mi dama de compañia agacharse un poco para poder hablarme, sonreí.
- Si, creo que es hora- me levante mientras acomodaba mi vestido y caminaba al frente, vi a mi hermano, con su enorme corona y a su esposa, el me sonrió, y me abrazo, en ese momento senti a mi vida caerse en pedazos.
y volvi a ver a Elizabeth, quien acariciaba la espalda de mi hermano, y veia a otro lado, suspire.
Ahora en un barco que me llevaria al otro lado de todo lo que yo conocia miraba el gran castillo que gobernaria mi hermano, y lo lamente tanto.