El dìa amaneció esplèndido: Rayitos naranja y edulcorados giraban en sintonía de un gigantesco pirulìn dorado. Yo, despertè temprano ese dìa. En tanto, Sonnia me esperaba en la cocina, radiante y hermosa, ataviada con una camperita de jeans, una camiseta rosa con una estampado de Beverly Hills y pantalones vaqueros y zapatillas blancas a tono. Yo, todavía estaba medio dormida. Mi cabellera afro parecía un nido de pàjaros o una cucha de perros. Por eso, fui al baño de casa, me di una duchita y me vestì con una campera de cuero y una camiseta del grupo Muse.
__ ¿Estabas dormido, amorcito?__ inquirió Sonnia Waves, clavándome fijamente sus incendiarias gotitas de cielo.
__ Sì, preciosa, ya sabes… jugando al ajedrez hasta tarde con tu padre y escuchando sus fabulosos relatos de épocas medievales y sus numerosos conocimientos de física cuántica.
__ ¡Vaya, hombre! ¡Es una autèntica enciclopedia humana!__ suspirè admirada…
__ Sì, bueno… èl trabajo durante doce años en el Instituto Allaj Summerton, uno de los màs respetados en el mundo entero en lo respectivo a las Matemàticas y la Fìsica y Quìmica. Claro, antes de abandonar por un pico de estrès y dedicarse a lo que actualmente hace: Negocios de bienes raíces y desarrollos de empresas tecnológicas de punta.
__ Y le gustan mucho los chistes__ añadì. Nos pillamos de la risa. Sobre todo cuando contò ese de una perrita loca de los carbohidratos y su dueño: Mondadientes. Ese que si soplaba una brisa salìa disparado como un cohete rumbo al cielo y cargaba bolsas de patatas sobre su lomo para evitar salir disparado. ¡Como me flipò esa historia! ¡Ja, ja, ja!
__ A propósito… ¿dònde està tu padre, Sonnia…?
__ Dijo que tenía que hacer un viaje de negocios. En Taiwàn. Volverà en un par de días. Tenìa un boleto de avión para hoy a las 5 (a.m.). Pero eso sì, nos dejó las heladeras llenas de dulces y comestibles varios y suficiente dinero para pasárnoslo a lo grande.
__ Por cierto… te preparè unas bombitas de crema suiza y chocolate y pastel de frutos rojos, sirope y frutos rojos de estación… ¡espero, sean de tu agrado!
__ Por favor, pruébalos y dime què te parecen…
__ La próxima vez, cocinaràs tù, bomboncito…
__ ¡Llàmame, Leòn!
__ Ese será mi nombre de ahora en màs…
__ Ok, Leòn. ¡Ya, prueba los bocadillos y deja de hablar pavadas!
__ ¡Muy bien, mi princesa!
__ ¡Tres, dos, uno…!
__ ¡Ayyy…!
__ ¡Me quemo…!
__ ¡Ayyy…!__ chillò con desesperación, Leòn, mientras echaba fuego por la bocaza y humo por las orejas, como los simpáticos dragoncitos de los cuentos infantiles…
Y, a renglón seguido, fui por un poco de agua helada para apagar las llamas de mi boca. Tras revisar por un momento, la titánica y fastuosa nevera, finalmente di con el tan ansiado lìquido. La bebì y sentí el calor apabullante apagarse rápidamente tras cada sorbo…
Por desgracia, los bocadillos calientes me dejaron la jeta llena de ampollas rojas que dolían como el infierno. En ese preciso instante, Sonnia se incorporò con celeridad y se dirigió rumbo al cuarto de baño. A los pocos minutos, regresò con un pomo lleno de un ungüento verdoso y una gasa para limpiar el escaso pus que manaba de las heridas.
__ ¡Abre la boca!__ me dijo mi muñequita.
__ ¡Ahhh…!
__ ¡Santo Dios, tienes la boca en llamas, guapo!
__ Te pondrè esta medicina. En uno o dos días, tus ampollas, habrán desaparecido.
__ De acuerdo__ añadì con voz gangosa, mientras Sonnia aplicaba la medicina en mis labios.
__ ¡Ya està!__ añadió, al acabar la posología. Y, en ese preciso instante, me dio un besito pícaro que me hizo ver las estrellas, mientras me cogía con dulzura del mentón.
__ Bueno, Leòn... dijo con cierto suspenso...
__ He pensado unos planes para hoy que seguro te encantaràn__ dejó volar las palabras, mi dulce rubiecita, como en un suspiro de estrellas…
__ ¿Has asistido alguna vez a un zoológico…?__ me preguntò, Sonnia.
__ A decir verdad. ¡No! ¡Jamàs he ido a uno, preciosa! ¿Por què lo preguntas…?__ le preguntè..
__ Es justo eso lo que tengo planeado para hoy. Una visita al zoológico local: “Flores de Mayo”.
__ ¿Te gustaría venir?__ me dijo.
__ ¡Sì, claro, mi budincito de vainilla!
__ ¡Perfecto!
__ Aguàrdame aquí. Voy por mi billetera y enseguida regreso.
__ ¡De acuerdo, amorcito!
Y justo en ese momento, Sonnia desapareció del lugar. Y minutos luego, regresò a la cocina con una billetera repleta de dinero. Me mirò a los ojos y luego añadió: “Acabo de aparcar el auto junto a los àrboles frutales”. ¡El coche està listo para partir!__ murmurò.