Cuando los ojos lloran, las manos quitan las lágrimas

Capítulo Uno

Sólo había pasado un mes desde que comenzó el nuevo año escolar, el segundo donde ella trabaja como profesora en aquel instituto y ahora se encontraba sentada frente al director.
El director no posaba los ojos sobre ella sino en los papeles que tenía delante en su escritorio.

- Verá, el tutor de una de las clases de bachillerato ha empezado a tener más atención con un alumno que antes era ejemplar y ahora, bueno sus notas han bajado, no presta atención en clase y se ha vuelto un poco indisciplinado.
 - ¿Qué tengo que ver yo con eso?
 - El tutor me ha comentado que ese chico también ha sido regañado por usted - Ella negó intentando recordar una situación que fuera lo bastante fuerte como para recordarla.
 - No, todos tienen un comportamiento ejemplar.
 - ¿Quiere decir que no ha tenido problemas con Matsura? - Sonó demasiado sorprendido levantando por primera vez la vista hacia ella.
 - Nada fuera de lo normal - Revisó los papeles de nuevo.
 - Las notas en su clase también han bajado mucho comparado con el curso anterior.
 - Es normal ¿no? Es la primera vez que les doy clases, acaban de entrar a bachillerato necesitan adaptarse.
 - No es sólo eso, hace unos días estuvo involucrado en una pelea con otros dos chicos, él dijo que le estaban acosando desde el curso pasado.
 - ¿Qué papel tengo yo en todo esto?
 - El de vigilarle un poco más. Queremos saber si dice la verdad y es culpa de los otros chicos o nos miente, también si puede averiguar quienes son esos chicos, no los vimos bien y si pertenecen a este centro puede ser malo para los tres.
 - Otra pregunta si no le importa ¿por qué no se ocupa el tutor?

El director resopló mientras se apoyaba en el respaldo de su silla.
 - Ya lo ha intentado, pero lo único que ha logrado es que Matsura se fuera de la clase. Creí que usted tenía problemas con él y por eso he recurrido a usted.
 - Estaré atenta no sé si podré hacer algo más - Iba a levantarse cuando el director colocó una mano en el escritorio en su dirección.
 - Señorita Hisaki, es la profesora más joven de la plantilla y es buena en el trato con los chicos, el año pasado para ser su primer año le fue muy bien, use eso con Matsura.
 - Claro.

Aquella charla la había trastocado un poco, el director sabía que si hablaba con ella una hora justo antes de su clase no perdería de vista a su alumno. Se sintió rara al cruzar la puerta sin saber por donde encarar la clase. Los mandó sentarse y alegando tener que corregir unos exámenes les pidió que hicieran unos ejercicios en silencio.
Con la cabeza agachada buscó a Matsura, éste se sentaba en la segunda fila a su izquierda desde su mesa, a una distancia de tres mesas entre ellos. Todos estaban concentrados en sus ejercicios menos él que jugueteaba con sus manos con la mirada perdida. Ella era la única que se dirigía a sus alumnos por el nombre en lugar del apellido.
 - Iko - Sus ojos marrones y pequeños se posaron sobre ella medio sobresaltado - ¿Tienes alguna duda? Si es así puedes venir a mi mesa y te ayudo.
 - No - Soltó un poco indiferente y apartó la vista dejando su cabeza encima de la mano que quedó un poco cubierta por el flequillo castaño.

Ella continuó con la mirada en él que ni se molestó en fingir que escribía o leía. Se levantó seguida por los ojos curiosos de algunos de sus alumnos, se apoyó con las dos manos en los bordes de la mesa de Iko, éste levantó la cabeza con desgana.
 - ¿Puedes decirme por qué no estás haciendo lo que he mandado?

Iko dejó el cuaderno puesto para que ella pudiera verlo, de los diez ejercicios tenía completado seis. Se recostó contra el respaldo al tiempo que se pasaba la lengua por los labios en un gesto nervioso, odiaba tener la atención de la profesora centrada sólo en él.
 - ¿Por qué no completas estos?
 - No encuentro las respuestas. 
 - Y no has aceptado mi ayuda. 
 - No tengo dudas. 
 - Vale ¿te importa salir a hacer el primero en la pizarra?

Cogió su cuaderno como si todo aquello le aburriese sobremanera, ella se apoyó en la mesa de éste cruzada de brazos preguntándose cuál era el motivo de su cambio. Al principio del curso estudió los expedientes de los que serían sus nuevos alumnos e Iko Matsura era uno de los mejores.
Con una excelente letra hizo el ejercicio, ella estaba un poco perdida en sus pensamientos y casi tuvieron que llamarla. Iko la miró confundido al verla en su mesa, distraída.
 - ¿Estáis de acuerdo con su respuesta?

Se escuchó un sonoro "si" por parte de todos. Intercambiaron una mirada cuando él volvió a su asiento.
 - Sigue trabajando así - Trató de animarle a la vez que le regalaba una sonrisa.

Durante el resto de la clase ella miraba furtivamente a Iko para ver que todo estuviera en orden. En una de esas ocasiones Iko vio como lo observaba, ninguno apartó la vista al menos en unos segundos, él queriendo saber la repentina atención de la profesora, ella intrigada por su cambio.

A la hora de la salida se dirigió al departamento de historia a recoger unos trabajos de su otra clase. Al pasar frente al departamento de matemáticas vio que la puerta estaba entornada, el profesor era el tutor de Matsura que estaba sentado en una silla delante de él, inconscientemente detuvo sus pasos a un lado de la puerta. 
 - Esos ejercicios debían estar hechos hace una semana, no puedes traerlo cuando te parezca. 
 - Ya le he contado lo que ha pasado. 
 - No sé si creerlo o no. Estoy pensando en hablar con tus padres. 
 - ¿Sólo por entregar tarde unos ejercicios? - Oyó como el chico se echaba la mochila al hombro.

Dio unos pasos atrás fingiendo llegar, miró un momento a su espalda cuando se giró de nuevo se encontró con el impacto provocado por el hombro de un Iko malhumorado que le hizo chocarse contra la pared. Por un instante él la miró, preocupado. 
 - Lo siento



#39007 en Novela romántica

En el texto hay: amor romance

Editado: 24.11.2019

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