Cuando los ojos lloran, las manos quitan las lágrimas

Capítulo Cuatro

  Habían transcurrido unos días desde que Tashi le comentó la idea del director y daba gracias de que aún no la hubiera llamado para planteárselo. 
Fue directa al aula donde los chicos la esperaban en el pasillo esperando a que abriera. 
 

  - Buenos días, os doy diez minutos para repasar antes del examen - Anunció al tiempo que hacía girar la llave y empujaba la puerta. No tardaron en llegar las quejas y peticiones de aplazarlo, ella se echó a reír - Ya sabíais que lo tendríais hoy desde hace dos semanas, por ser el primero he sido buena. 
  - ¿Tenemos mucho que escribir? - preguntó un chico con cara de sueño que arrastraba los pies hasta su sitio. 
  - Una es hacer un esquema, otras son ejercicios como los hechos en clase y dos un poco más largas pero tenéis que escoger una así que la que mejor os sepáis y hasta ahí puedo leer. 
  - Di sobre que temas son esas dos. 
  - Si has estudiado un poco lo sacas. 
  - Entonces te pongo el nombre y listo. 
  - No seáis pesimistas. Ahora silencio.

  Iko prestaba atención a la conversación entre la profesora y sus compañeros, le parecían tan infantiles con sus comentarios que decidió centrarse en su libro. Unos minutos después Aiko se dispuso a repartir los exámenes. Al principio estuvo sentada en su mesa levantando de vez en cuando la cabeza para vigilarlos, Iko la observaba sintiéndose un tonto por creer que se habían acercado un poco, por pensar que era una profesora que veía más allá de un puñado de estudiantes pero estaba equivocado.

  Sus ojos recorrieron la estancia, un chico le hacia señas a otro, ella se puso en pie cuando estuvo frente a ellos coloco el dedo índice sobre su boca con gesto serio para después continuar andando entre las mesas, de cuando en cuando se detenía para resolver dudas o simplemente a mirar como lo estaban haciendo. En el otro extremo se entretuvo mirando a través de la ventana, al girarse se topó con los ojos de Iko, éste solo fue capaz de mantenerla unos segundos pero le dio tiempo a ver como ella le sonreía con afecto.

  De nuevo su vista estaba clavada sobre el papel y su pulso ligeramente acelerado, ahora entendía la molestia que había sentido al notar esa separación con respecto a ella. Se sentía atraído hacia su profesora. 
 

  - ¿Cómo lo llevas? - Cuestionó al percatarse de que no estaba escribiendo, él miró cortado, carraspeò y asintió - ¿Estás atascado? 
  - No
  - Tranquilos si os atascais tenemos toda la clase - Volvió a mirarle con una pequeña sonrisa, él se quedó mirando su espalda por un tiempo, apretó el puño y trató de concentrarse todo lo posible para sacar una buena nota.

  Al entregar todos el examen las voces empezaron a elevarse en un alboroto molesto, Aiko dio dos pequeños golpes en la mesa a la vez que pedía silencio pero ninguno hizo por callarse. 
 

  - ¡Hay un suspenso! - Un silencio demoledor cayó en el aula, todos los ojos iban en su dirección, comenzó a reír sintiéndose un poco culpable - De momento no he corregido ninguno pero como no os callábais me he visto obligada - Los murmullos de disgusto tomaron protagonismo de inmediato - Chicos por favor tengo una cosa que deciros. He organizado una excursión para dentro de unas semanas, es un juego de paintball pero con relación a la historia. 
  - ¡Buaj! Ya ha perdido toda la gracia. 
  - No tenéis que dispararos entre vosotros sino a las respuestas correctas, ya sé que así no hay emoción por lo que he añadido un extra. Las respuestas van escritas en banderas que llevan los monitores que debéis perseguir con cuidado de que no os eliminen ellos. Después vamos a comer y seréis libres ¿qué os parece? 
  - Podría tener más emoción pero para las excursiones que montan los otros profesores no está mal. 
  - ¿Qué se lleva el ganador? - Dijo una chica que doblaba una y otra vez un mechón de su pelo. 
  - Los premios los ponen allí. 
  - Los que aprueben este examen pueden jugar una partida normal sin buscar respuestas - El resto comenzó a aplaudir. 
  - Vamos chicos no arméis jaleo.

  Pocos eran los alumnos que permanecían callados, una chica que era la más tranquila de todos, un chico que releía su libro buscando si había contestado bien e Iko que estaba tratando de controlarse al ver como la trataban.

  Por fin la clase había terminado, se encerró en el departamento con los exámenes frente a ella y un café bien cargado. Los comentarios de los chicos a veces le hacían más mella de lo que pensaba, algunos eran demasiado ásperos y ridiculizaban su labor como docente. 
 

  - Y pensar que esta es la clase con la que mejor conectaba - Soltó una risa cansada.

  Al cabo de una hora dejó caer el bolígrafo rojo que rodó sobre la mesa, se masajeó los ojos y miró el reloj, debía correr para llegar a su próxima clase. Con todo listo fue hacia la puerta bajando la manivela en vano, lo que faltaba ahora estaba encerrada. Cargada de fuerza se lanzó contra la puerta varias veces, propinó algunos golpes llamando a sus compañeros pero no hubo ningún resultado. Llamó a Tashi por teléfono, a secretaría y a todos los que se le ocurrió, al final se sentó en el suelo sabiendo que si no asistía a clase podría costarle el trabajo.

  El alboroto de la clase hizo que mandaran a uno de los alumnos a buscarla. Unos golpes de nudillos le hicieron volver a respirar. 
 

  - ¿Profesora?

  - Sí, me he quedado encerrada ¿puedes abrirla?
  - No, está atascada.
  - Llama al de mantenimiento o a algún profesor. 
  - Tengo una idea ¿me caerá un castigo por los desperfectos? 
  - No si me sacas de aquí 
  - Vale, ve hacia atrás todo lo posible.



#39020 en Novela romántica

En el texto hay: amor romance

Editado: 24.11.2019

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