Días después de regresar a casa ya todo había regresado casi a la normalidad, ella haciendo sus maquetas y yo estudiando como normalmente lo hacía, mientras que unos días conversaba con Ayla, pues ya se había hecho parte de nuestras vidas, a veces conversaba con Ale y otras veces conmigo, todo iba mejorando, e incluso decidí tomar la decisión arriesgada de viajar otra vez, para poder estar con Ayla.
Después de los mensajes me quedé pensando en mi cama, me hacían falta muchas cosas, dinero, una visa de trabajo, un trabajo y donde quedarme, aunque eso ultimo no iba a ser un problema. Como ya se habrán imaginado no sé cómo empezar, ya me faltaba poco para terminar mi carrera y tener un trabajo más formal y evitar los abusos de los jefes por ser un practicante.
- Chacha, han venido a visitarte.
- ¿Quién?
- Michel y Ariana, trajeron el desayuno, ¿Sales?
- Ah, claro que sí, dame un momento que me voy a cambiar. – Escuchaba como Ale conversaba con ambos. Las cosas estaban marchando bien y ya había conversado con Ayla acerca de mi nuevo trabajo, ambos estábamos muy enamorados, aunque la distancia no favorecía mucho.
Mi mente estaba concentrada en buscar un trabajo que paguen bien para así poder verla lo más antes posible. Estaba inquieto, mi familia estaba destinada siempre a darme la espalda, no podía confiar en nadie más que en mis amigos, Ale y Ayla.
Después de eso, empecé a sentirme mal de repente, cada día despertaba más cansado y con un dolor en el pecho. Tal vez alguien me había contagiado. Una mañana mientras me levantaba, Ale me escuchó quejarme por el dolor en el pecho.
- Te estas despertando con menos ganas Chacha. – Ale estaba en la puerta de mi cuarto con una cara triste al verme con un gesto de dolor.
- Bueno estar saliendo temprano a buscar trabajo no es algo que sea sencillo. – Mis palabras sonaban muy graves y torpes.
- Tranquilo hombre de la voz seria. – Ella sonrió con sarcasmo.
- Creo que esta vez iré a que me vean la garganta, me siento terrible.
- Pero si deseas puedo conseguirte un puesto en la empresa donde trabajo.
- Gracias, pero no quiero que esto se me haga costumbre.
- Pero jamás te he ayudado en…
- Es por eso que deseo hacerlo solo, no sé qué haría en Alemania si no estuvieses allí, necesito acostumbrarme estar solo.
- Pero, ¿Qué hay de Ayla? ¿Acaso no estarás con ella?
- Si, lo sé, pero no es que me vaya a vivir con ella de inmediato. Aún no tenemos un lugar donde quedarnos, y además aún no encuentro trabajo.
- Te estas fatigando demasiado, hacer esto solo te fatigará más y más, no me gusta verte así.
Ella tenía razón, pero al parecer fui muy terco ese día y guardé silencio mientras me cambiaba. En la tarde de aquel día fui a una clínica para ver si lo que tenía era muy grave, pero al parecer solo era estrés o cansancio.
Al volver a casa mientras estaba en el bus pude ver como pasaba minutos e incluso horas atrapado en tráfico, cuando debería estar ocupado trabajando, eso me tenía ansioso, quedarme sin hacer nada, en el bus escuchaba como las personas conversaban acerca de sus vidas con trabajo, jóvenes de mi edad que tenían empresas, puestos regalados por sus padres sin hacer ni un solo esfuerzo, y por dentro sentía envidia de cada uno de ellos. La cólera de no hacer nada me hervía la sangre, empezaba a sudar de desesperación, pero en el fondo una mano calmaba mi corazón consolándome y tranquilizándome, eran la esperanza de volver a ver a Ayla. Al llegar a casa me encontré con Ale.
- ¿Cómo te fue? – Ale estaba usando su laptop en el sillón.
- La verdad creo que descansaré por hoy. Estos últimos días de verdad que estuve muy estresado.
- Ve a dormir si deseas, haré algo de comer y en una hora te despierto ¿Ok? – Su sonrisa era signo de que estaba alegre que haya decidido descansar por hoy.
- Ok, me daré una ducha.
Mientras estaba bañándome, dejaba de pensar en mí, simplemente pensaba en Ayla, cuanto tiempo había pasado desde que la vi, me venían a la mente los recuerdos en Alemania, cuando paseaba por el campo con completa tranquilidad. ¿Acaso había olvidado esa sensación? Sentía una tristeza en el corazón, como un mal presentimiento, como si hubiese pasado algo malo con Ayla, esa duda había reemplazado a mis pensamientos, dentro de mí solo eran dudas.
- Todo está bien. – Susurraba mientras me secaba y trataba de tranquilizarme.