Señor, buenos días, acá está tu sierva Sor Rocío como cada mañana postrada ante Ti en esta hermosa capilla del colegio Santa María. Miro a mi alrededor y a través de los vitrales que dan a la calle se cuela la luz del crepúsculo matutino creando un bellísimo juego de colores que no hacen más que avivar mi fe en Ti, pues sólo un artista como Tú es capaz de crear esta fiesta colorida.
Las niñas no han llegado al colegio por ser aún muy temprano, por eso la institución permanece en silencio y solo se escucha el murmullo de las oraciones de las integrantes de la hermandad. Todas rezamos con fervor el rosario dedicando nuestras oraciones a agradecer a Dios la vida, por el milagro de la sanación de los enfermos y la asistencia a los más necesitados.
El olor a cera derretida y a flores impregna el recinto creando un ambiente de recogimiento y paz profunda. Jesús amado, te amo tanto que anhelo ya estar en tu presencia si así es tu santa voluntad. Mientras tanto seguiré impartiendo filosofía y matemáticas, mis materias favoritas de la universidad, en aquella vida que una vez fue, la de la joven María Rocío.
La madre superiora ahora reza con devoción el padre nuestro; puedo sentir Tu presencia entre nosotras… No sé por qué hay incrédulos que pregonan que no existes; mira alrededor y dentro de ti y verás que Él es real, porque tú y yo tenemos la consciencia de que existimos y vivimos en un mundo lleno de belleza, olores, sabores y texturas. Basta solo asomarse cada mañana por la ventana y observar el cielo azul y a las diversas aves cantando y surcando el cielo colorido para comprender Su grandeza. En el fondo esa sensación de soledad que sentimos no es más que el libre albedrío que Él nos ha concedido en esta efímera existencia.
Sumida en mis cavilaciones profundas tomo un momento para recordar aquella vida de la que una vez fue María Rocío.
#1901 en Otros
#436 en Relatos cortos
#156 en Paranormal
#54 en Mística
sucesos inesperados, amorfamiliar, amor a jesús nuestro salvador
Editado: 28.05.2025