La fe en Dios vive en mi corazón y me abraza desde lo más hondo de mi ser, con ese amor profundo que eclipsa todo a su alrededor.
La fe en Dios desde lo más hondo de mi ser, consuela mi alma afligida al hacerme empatizar con el dolor del pobre Jesús vilmente torturado.
La fe en Dios, es un manantial de luz que baña de amor el universo entero.
La fe en Dios, es renacer más allá de la carne y soñar con la certeza de una eternidad posible bajo el cobijo de nuestro amado Señor que nos espera con los brazos abiertos y el corazón dispuesto a perdonar.
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Editado: 28.05.2025