Cuando me haya ido

38. Dolor

La tarde pasó muy lentamente desde el punto de vista de Diego a quien los pensamientos le atormentaban. Él la amaba, pero no podía luchar contra las diferencias que los separaban, era cuestión de tiempo, él lo supo desde el principio. Ojalá le hubiera tocado otra suerte, ojalá hubiera podido luchar por ella, ofrecerle algo más que su amor. El amor es lo más hermoso, pero como dice una canción «no se puede vivir del amor». Salió de la oficina y no fue a la facultad, se fue a caminar por allí a pensar, a llorar en silencio, a sentir como su mundo se acababa en sus propias manos y cómo su mayor temor se hacía realidad, la había perdido.

Llego tarde, pensó que Silvia ya dormía, pero ella estaba sentada esperándolo en el sofá.

—Diego estaba muy preocupada por ti, ¿por qué desapareciste así?

—Perdón... no estoy bien —dijo y fue directo a su habitación—, se sentó en su cama y acarició el lugar donde hace tantos meses ella se recostaba. Le pareció que aún había algo de ella ahí, su aroma. Silvia entró y se sentó a su lado.

—Tiziana estuvo llamando todo el día, está desesperada por hablar contigo, Diego.

—Ya no hay nada de qué hablar, lo mejor es que lo dejemos, es lo mejor para ella, Silvia, ella vive otro mundo y yo nunca podré ser parte de ese mundo…

—No digas tonterías, fue un error, alguien les tomó una foto cuando él la beso, pero ella le había empujado y le dijo que no quería nada con él, que ya no sentía nada... Ella intentó llamarte para contarte, pero no le atendiste anoche ni esta mañana... y luego ya desapareciste…

—Puede ser que sea así, Silvia, pero esto solo me hizo dar cuenta lo distintos que son nuestros mundos. Yo no puedo estar ahí para ella nunca... ¿Qué clase de pareja es esa? Yo criticaba que Javier no la acompañara, ¿y yo? Tampoco lo hago, es mejor que lo dejemos acá, llevamos tiempo distanciados, no nos vemos hace seis meses...

—No seas tonto, habla con ella, por favor, está muy desesperada...

—Lo pensaré, ahora no te molestes, pero necesito estar solo.

Silvia salió de su habitación y le mensajeó a Tizi para decirle que acababa de llegar. Diego decidió prender su celular y un mundo de mensajes le llegó.

«Diego por favor atiende, hay algo que debo decirte».

«Diego... ¿Viste esa noticia?... No es lo que piensas, por favor déjame explicártelo»

«Diego... debes confiar en mí., yo nunca te mentiría, jamás te he fallado»

«Diego... yo te amo, por favor, atiende»

«Diego...»

Eran todos mensajes de Tiziana

Diego suspiró, se recostó en la cama y entonces su teléfono sonó, era ella.

—Por favor, Diego... escúchame —sollozó.

—Ya está, Tizi, ya lo sé todo... Me lo dijo Silvia.

—Por favor créeme, es en serio, yo te lo iba a decir, te llame anoche y no atendiste…

—Lo entiendo... no te preocupes... está todo bien...

—¿De verdad? ¿Está todo bien entre nosotros?... ¡Te juro que no lo besé!

—Está todo bien, pero me parece mejor que lo dejemos aquí, Tizi...

—Pero yo no quiero cortar contigo... ¡Estaba pensando ir a verte!

—Tizi, lo que tenemos es demasiado platónico, estamos juntos hace 9 meses y solo hemos estado juntos un par de semanas... Siento que te estoy atando y quiero que seas libre, que puedas ser feliz...

—Pero yo soy feliz contigo...

—Ni siquiera nos conocemos bien, Tizi...

—¿Por qué dices eso? ¿Es por el beso? Yo te juro que no lo quise hacer, no lo vi venir... me tomó de sorpresa... No sé qué más decirte.

—No es por eso... Es porque cada vez estamos más distantes, estás lejos, no podemos vernos y nuestras vidas son tan distintas...

—Diego, por favor...

—Es mejor dejarlo así antes que terminemos peor...

—¿Estás seguro? ¿Tan poco vale todo lo que tenemos para ti?

—Vale muchísimo, es lo más hermoso que he tenido en la vida... Tú eres lo más bello que me ha pasado, pero no puedo hacerte feliz —suspiró.

—Me haces feliz, Diego... Me haces inmensamente feliz. ¿Por qué no lo entiendes?

—Quiero que seas libre, que seas feliz... que puedas volar...

—Yo quiero ser libre contigo, ser feliz contigo y volar contigo. Estás siendo un egoísta, Diego... Solo piensas en ti y en lo que te está doliendo ahora. Solo estás viendo tu lado de la película y no me dejas ser parte de la decisión, la tomaste tú solo y me obligas a aceptar algo que no quiero. Te estás rindiendo en lo que tenemos, no luchas...

—¿Hasta cuándo podemos seguir así? ¿A miles de kilómetros de distancia y sin vernos casi nunca?

—¿Mientras haya amor?... —preguntó ella, pero solo el silencio le contesto—. ¿Acaso ya no me amas?

—A veces el amor no es suficiente, Tiziana -—dijo él y corto la llamada.

El mundo pierde su color cuando uno pierde a quien ama. Tiziana sabía que no valía la pena insistir o luchar, sabia y en el fondo siempre lo supo que llegaría un punto en el que se verían en esta situación, pero pensó que serían capaces de superarla. Sin embargo, Diego no quería ver más allá de eso, más allá de lo que creía o pensaba, y no tenía caso que ella quisiera mostrarle algo distinto, él simplemente solo veía lo que quería ver, así que pensó que quizás era mejor, dejarlo allí, alejarse un tiempo hasta que las cosas se calmasen. Hasta que a ella ya no le doliera tanto.

Se preguntaba cómo una historia como esa podía dolerle tanto. Diego tenía razón, habían estado tan poco tiempo juntos y, sin embargo, para ella lo era todo. Se concentró en su trabajo, en terminar la gira y empezar a grabar los nuevos video clips.

Diego no quería pensar, así que se dedicaba a trabajar, estudiar y dormir. Silvia intentaba hacerlo entrar en razón, pero él era terco y estaba encasillado en sus pensamientos. Se alejó de Tiziana y de todo ese mundo, aunque le costaba no saber de ella, no la buscaba por redes sociales y trataba de enterarse lo menos posible.




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