Vivía en una enorme habitación blanca cuyas paredes reflejaban mis sueños, hermosas pinturas mias cumpliendo cada una de mis metas. Estatuas de seres queridos me rodeaban, susurrándome y consontiendome siempre con cumplidos que me conmovían el corazón, palabras familiares se escuchaban diciendome lo bonita y hermosa que era, realmente me apreciaban.
Pero, en un rincón, apareció una silueta oscura, intrigada y preocupada, me acerque a la figura sentada, y le pregunté "¿Por qué estás deprimida?". La silueta levantó la vista, revelando su expresión entristecida. "He perdido mis sueños por no encajar", respondió con voz temblorosa y llanto, con sus ojos reflejando un abismo de inseguridades que nunca había imaginado.
Las palabras hicieron eco dentro de mi, continuando con sus historias de rechazo que sembraban una inquietud que crecia con cada frase que la silueta pronunciaba. ¿Quién le había hecho tanto daño? En un intento de consolarla al decirle que todos teníamos una belleza diferente, rompió en llanto y se desvaneció en el entorno
Con cada palabra que había dicho, la atmósfera había cambiado, y la luminosidad de mi entorno se desvanecía lentamente
Me encontre ami misma frente al espejo, y las dudas florecieron en mi mente. "¿Y si mis sueños también están condenados?", me pregunté, tocando aquel reflejo que se tornaba más turbio conforme más miraba detenidamente, "¿Tanto había dejado pasar?" Realmente no era tan bonita como me hacían saber, y en un momento de duda mientras miraba el reflejo, algo me había dejado perturbada ami: mi estómago se había convertido en una nube oscura, no podía ver con claridad lo que había detrás, así que yo también era imperfecta...
En un acto desesperado, decidí que debía cambiar, sin pensar en las consecuencias, comence a dejar de comer y pronto el vómito se convirtió en un hábito, un intento de deshacerse de lo que consideraba "indeseable.", sin embargo, aquellas palabras, aquellos alagos que alguna vez había valorado, se distorcionaban cada vez más conforme dejaba de escucharlos para centrarme en lo que veía, se empezaban a desvanecer
Cada vez que me miraba al espejo, la nube negra se hacía más grande y amenazante, devorando mi imagen. En un acto de pánico, decidí romper el espejo, pero al hacerlo, el sonido de cristal quebrándose resonó como un eco, de mi propia fractura de estado mental. Y fue entonces, que me di cuenta de que la habitación se había comenzado a estrecharse a mi alrededor, las paredes sutilmente se habían encojido, como si quisieran encerrarme en mi propia inseguridad. Las estatuas de mis seres queridos comenzaron a desvanecerse, y la oscuridad me envolvía cada vez más
En un intento desesperado, comenzé a empujar las paredes firmes y frías con todas mis fuerzas, pero cada solo me dejaba más exhausta. En un momento de silencio, sentí que ya no tenía la energía para pelear, ni siquiera las ganas. Así que me senté, deseando que aquellos mensajes que se habían desvanecido volvieran de nuevo, las voces que había amado se volvían huecos en mi corazón.
De repente, sentí un ligero roce en mi mano. Abrí los ojos. Un fragmento de cristal había caído en mi mano cuando la pared se encogio brutalmente, vi el pequeño reflejo y era la misma silueta, pero esta vez no parecía tan oscura, un nudo en mi garganta se formó cuando pude distinguir mi propio rostro en el reflejo, entre aquella niebla. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y, en la oscuridad, la presión seguía, sintiendo que una parte de mi se estaba desvaneciendo, cada vez más imposible de recordar lo que significaba ser yo misma. Deseando y anhelando volver a recibir esos cumplidos que tanto me llenaban, y me saciaban el corazón.
Deje caer mi cabeza entre mis rodillas, sintiéndome atrapada en esta fosa de inseguridades, "¿Quien quiere a alguien así?"
Realmente lo había perdido todo, si ni yo misma era capaz de abrazarme...
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Editado: 12.05.2025