¡Hola a todos! Les dejo un cap largo como recompenza por la espera, espero que lo disfruten. Por aquí les dejo un PLAYLIST (opcional)
Bryce Fox - Horns
Mi teléfono vibra en la mesita de noche despertándome de mi sueño. Lo ignoro, pero este enseguida vuelve a sonar. Resignada lo tomo y leo el mensaje.
Wyatt : ¿Ya estas lista? en 10 paso por ti con Nate.
— ¡Mierda! —. Exclamo. Se me había olvidado. Tecleo apresurada el mensaje.
¡Lo siento! se me olvidó.
Lo dejo en su lugar y luego corro a bañarme. Cuando salgo del baño escucho el timbre sonando.¡Ya llegó! diablos, y todavía no me he vestido.
— ¡Un momento!
Me pongo un jean y una camisa de tirantes. Bajo las escaleras corriendo, por poco no me caigo. Abro la puerta y detrás de esta están Wyatt y Nate, con deslumbrantes sonrisa pintadas en sus lindos rostros.
Me hago a un lado para que puedan pasar, les sonrío.
— Pueden sentarse, allí —. Digo señalando los muebles —, en un momento regreso —. Les aviso. Sin esperar respuesta subo corriendo las escaleras a mi habitación.
Me coloco las zapatillas, amarro mi cabello en un cola alta y dejo unos por fuera y para terminar, me coloco una chaqueta de cuera. La noche es fría.
Tomo mi bolso y guardo algo de dinero y mi teléfono.
— Estoy lista —. Anuncio, cuando ya estoy abajo.
— Bien, se nos hace tarde.
Nos movemos al auto de Wyatt, pero sin antes apagar las luces y cerrar la puerta con llave. En el camino a la fiesta de no se quién, Nate pone algo de música y de vez en cuando decía una que otra broma.
Cuando casi llegábamos la música se escuchaba fuertemente a solo unas cuadras. Había un fila de autos rodeando la casa donde estaban dando la fiesta. Dos guardias estaban cuidando la entrada en traje negro y gafas.
Nos bajamos en silencio y nos acercamos a la casa. Los guardias nos abrieron la puertas para dejarnos pasar. La música se escuchaba con más intensidad, retumbando en mis oídos. Nos mezclamos entre la gente sudorosas y algunas ya ebrias. En una esquina había una pelea que todos parecían ignorar. Los dos chicos se peleaban con salvajismo. Una total Barbarie.
Guau, esta casa parece más una discoteca. Nos acercamos a la barra y le pedimos al Barman un vaso cada uno de Vodka, rebajado con agua, claro. Yo no suelo tomar, pero haré una excepción por esta noche.
***
La noche pasaba y Nate y Wyatt se habían perdido, dejándome sola.
— Malditos mentirosos —. Yo me había quedado sola en la barra, aburrida mientra me tomaba un vaso de Vodka.
— ¿Qué hace una chica tan linda como tú, sola en una fiesta? —. Me dice, un chico con voz coqueta.
¿Pero que clase de cliché es este? parece unos de esos que leo en Wattpad. El de la chica que está sola en una fiesta y un chico guapo, un adonis, dios griego viene todo amable a hacerle compañía y resulta que es un narcotraficante y asesino más buscado por la policía. Pff.
Lo observo si interés y me permito detallarlo. Buena figura, cuerpo de atleta, cara de ángel, pestañas largar y gruesa, ojos cafés y cabello negro. Guapo.
Para nada mi tipo.
— Y bien... ¿No dirás nada? —. Enarca una ceja.
— ¿Qué quieres? —. Pregunto de mala gana. No estoy de humor para que me vengan a molestar.
— Vaya... qué humor, si deseas me voy —. Se mofa.
— Bah, no me importa. Bien te puedes ir —. Ni idea de donde salió mi valentía de decir aquello a un desconocido, supongo que el mal humor.
Pensando en Wyatt, ahora solo quería estar sola y en la comodidad de mi cama y llorar a moco tendido.
— Ok, pero antes...
— Pero nada, es hora de que te largues —. Dice, Wyatt a... el chico que nombre desconozco. Wyatt se había acercado cuando nos vio hablar. Vaya, que oportuno.
— ¿Y qué me harás si no lo hago, Wyatt? — ¿Se conocen?
— Te partiré la cara en dos —. Gruñó. El chico se ríe a carcajadas, haciendo enfurecer aún más a Wyatt.
— Mira, imbécil. Es mejor que te largues ahora mismo si no quieres problemas —. Interviene, Nate.
— Bien, bien. Me iré, adiós, Preciosa —. Me guiñó un ojo y se fue.
— No le vuelvas a hablar, aléjate de el.
Me moleste por un momento. El no tenía que darme ordenes, si yo quería me podía acercar a el cuantas veces quisiera.
No dije nade, ni siquiera me digné a mirarles.
— Vamos, Nesrin. Sentimos dejarte sola, se nos había olvidado que estabas aquí —. Se justificó.
Le miré — ¿De verdad? me importa una mierda sus excusas. Quiero irme a casa —. Me bajé del taburete y me movilicé para irme.
Nate me tomó de la mano reteniendome, yo la solté de un manotazo, molesta. Me miraron con cara de arrepentidos y me hicieron sentir mal por hacerles sentir a ellos así, ¡Pero, por dios! se olvidaron de mí, que yo estaba con ellos, y eso me duele, y mucho.