Prologo.

Tenía diez años cuando mi corazón dejo de latir correctamente, hubo momentos en los que pensé que sería el fin, pero nunca llego realmente. Los médicos siempre lograban controlar la situación y darles falsas esperanza a mis padres, pero yo sabía la verdad, siempre la supe.

Sé que en cualquier momento mi corazón se detendrá y yo dejare de existir. Como todos los humanos dejan de existir en algún momento. Nacen y mueren un millón de personas todos los años y no por esa razón, la tierra se paraliza. Así que no tengo miedo.

Sé que cuando muera, mucha gente se pondrá triste, y sé que luego de unos meses seguirán con sus vidas, como si yo nunca hubiera existido. Y no me asusta, hace años que dejo de asustarme realmente. Porque cada segundo que pasa, puedo saborearla, puedo sentirla e incluso anhelarla. Aunque suene un poco morboso.

He estado en un montón de hospitales a lo largo de mis últimos años, consultas, exámenes, radiografías y medicina asquerosa que se supone que daba curarme, y lo único que hace es debilitarme. He asistido como mínimo a cincuenta doctores diferentes, todos con diagnósticos distintos, que al final terminan siendo lo mismo. Mi corazón no es compatible con mi cuerpo, cosa que nunca logre entender realmente. ¿Cómo es que un corazón no es compatible con el cuerpo que lo creo? Si piensan por un segundo, es un poco absurdo.

Pero la verdad es que he estado esperando el fin, desde hace más o menos cinco años, que fue cuando supieron lo que tenía realmente; Sin embargo aquí estoy, siendo un joven con diecinueve años de edad, que estudia filosofía en la universidad  y conduce un Audi. Porque  si la muerte viene por mí, al menos lo hare con estilo.