Cuando no quede nada

Capítulo 4

Axel se había quedado profundamente dormido sobre el escritorio de su padre, no recuerda en qué momento pasó o si tan solo había terminado su tarea, pero magiacamnete había despertado en su cama, arropado y con su pijama, imaginaba que su madre lo había arropado.

…¿Esta Axel?…

…Esta dormido Fer…

Escuchaba el ligero bullicio fuera de su habitación, el sol se colaba por su ventana y no escuchaba a los pájaros cantar; lo que significaba que ya no era de mañana, su cuerpo envuelto en mantas se sentía entumido, su frente sudaba y sus hojas se sentían pesados, su mente parecía desubicada y su boca se sentía seca.

Pero no pensé en nada y no proceso nada, ni siquiera cuando entró su mamá por la puerta.

—Vino Fernanadito— Anuncio su mamá.—.Que para que vayas afuera con el y los demás.

El no podía ni voltear a verla, le costaba existir en esos momentos. No dijo nada, su cerebro no mandó ninguna señal a su cuerpo para reaccionar ante el anuncio.

—¡Ay Axel sí vas a estar así mejor ponte a ayudarme con el que hacer!

De la nada sintió el impacto de una almohada.

—¡Ajá cabrón!—Gritó triunfante Fernando mientras Axel se retorcía por el dolor generado por el golpe.—Para que veas cómo se siente pendejo.

—¡Mamá!—Axel pidió ayuda.

—Tu mamá ya se fue cabrón.—Aclaró Fernando mientras tomaba asiento en la orilla de la cama de Axel.—Ándale ya párate y vamos afuera.

—¡Como chingas pendejo!—Grita Axel desesperado.—Me la pasé haciendo la tarea de ayer ¡No mames!

Fernando se puso de pie y empezó a recorrer la habitación, miró los posters pegadas a la pared y el libro que más que libros tenía figuras de acción; había figuras de Dragón Ball Z o de Digimon, algunas de ellas parecía ser figuras de colección que no había visto nunca en alguna de las jugueterías en la ciudad.

—Ya no seas puto y ven a jugar Axel.—Pidió mientras recorría su habitación con los ojos hasta detenerse en el escritorio lleno de papeles y colores de madera.

Axel seguía en cama pero ya había recobrado la conciencia al menos un poco, con el brazo retiró las pesadas cobijas de su cuerpo y tomó asiento en su cama, su cabeza se sentía pesada, su espalda se sentía hecha de piedra y sus piezas se sentían alienígenas en su cuerpo.

—¡¿No chingues había tarea?!—Exclamo Fernando al notar la libreta con información y la monografía pegada.—¿Porque nunca me dices estas cosas?

—¿Y tú por qué no pones atención en clase?—Replico Axel tallándose los ojos.

—Por que naturalmente vendré a tu casa y estarás haciendo tarea hasta morir y yo vendré a rescatarte de esa agonía y de paso saber que se debía hacer de tarea.—Habla mientras hojea el cuaderno en el escritorio y lee pacientemente mientras su amigo se pone de pie y toma ropa de una cajonera.- Hasta con respuestas eh.

—Salte de mi cuarto que me voy a cambiar.

—Te espero afuera entonces,¿Está tu hermana?

Axel no respondió, sólo azoto la puerta en la cara de Fernando y empezó a cambiarse, se puso unos shorts y una playera. Cualquiera habría dicho que eso y con lo que Axel había dormido eran lo mismo, y es que si lo eran, su ropa no tenía mayor diferencia; no existían las etiquetas en su clóset, no había ropa formal, no había ropa casual y mucho menos había pijamas, pero de cierta forma para el si había una diferencia.

Una vez cambiado salió y encontró a Fernando hablando con su madre, ambos sentados en la pequeña sala que tenían, sus rostros reflejaban una complaciente seriedad, Axel los veía y podía ver como ambos se transformaban en dos señoras chismosas tomando un café mientras viboreaban a quien pasara frente a ellas y precisamente quien pasaba frente a ellas era Axel…

—¿De que hablan?—Pregunto Axel confundido.

—Te digo que namás tiene la cabeza en la luna.—Contesta su madre pero no a su propio hijo, si no a la señora chismosa junto a ella;Fernando.—Qué bueno que tú no eres así Fernandito, sigue así.

Axel y Fernando intercambiaron miradas, uno con una mirada llena de satisfacción y el otro con una mirada llena de impaciencia,

A Axel no le impresionó mucho el comentario de su mamá, era algo que decía en cada oportunidad que tenía, Axel pensaba que su madre vivía con la necesidad de hacer a sus hijos menos. De repente las paredes de su casa se tornaron en una carpa con franjas rojas y blancas, el piso se había cubierto de pana y al mirar en esa dirección noto que sus pies habían desaparecido en una masa gris y gorda, se alarmó y levantó sus manos ahora convertidas en aletas; quedó perplejo y tan quieto se hubiera quedado si tan solo no hubiera sentido un latigazo en se espalda. Una dolorosa electricidad azoto su columna vertebral y en su reacción miro al domador de focas: su madre vestida en un traje rojo y con sombrero de copa, ella sonreía y mientras más miraba más notaba el bullicio de las personas, como se burlaban,como su madre era la causante de su dolor y las carcajadas del público, como se sentía tan pequeño y desprotegido ante aquella domadora.

—Bueno entonces ¿Sí van a salir o no?—La voz de Martina lo volvió a la realidad.

Sus aletas volvían a ser manos, la más gris ya había desaparecido y las paredes volvían a ser amarillas y todo aquel circo había desaparecido, pero la electricidad que hace unos momentos había recorrido su columna había latigado en su corazón y había causado una punzada constante, pero nadie lo vio, Fernando seguí esperando pacientemente pero ahora con una mira de expectación y no de satisfacción, su madre ya estaba en la cocina lavando los trastes sucios. Nadia había pasado en realidad o ¿sí? No lo sabía pero incluso si hubiera pasado todo aquello que pasó nadie le dio importancia y supuso que el mismo debía hacer lo mismo, por qué sí a ellos les da igual entonces a él también.

—Si voy.—Afirmo Axel.

—Regresas a las 5:00 pm.

—Pero si ya es la 1:00.—Replico Axel confundido.

—Pus te hubieras levantado más temprano ¿no?—Contesto su madre mientras fregaba los platos.



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En el texto hay: juventud, mexico

Editado: 20.02.2025

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