A la mañana siguiente, Miguel me saludó en el colegio.
-Hola, Lucas.
-H...Hola. Pensé que estabas en clases.
-No, todavía no. Oye, quería decirte que fue muy bonito lo de anoche.
-Ni lo menciones. Es nuestro secreto.
-Lo sé. Y aunque no lo creas, me gustó mucho.
-A mí también. Y creo que es hora de hablar sobre esto.
-¿Ahora?
-No sé, si deseas.
-Lucas, alguien podría escucharnos y enterarse medio colegio.
-Hablaremos a la salida en el parque.
-De acuerdo. Cuídate mucho.
-Tú también.
En todas las horas de clase estuve pensando en la manera apropiada de decirle a Miguel la verdad. Es muy agradable y tierno, pero no quiero que malentienda la situación. Me gusta un poco, aunque no me atrevo a iniciar una relación con alguien. No luego de lo que pasó con Iván Ramos.
En receso no nos encontramos para nada. Nigel no asistió, así que estuve solo y aburrido. Era normal en mí.
Estuve esperándolo por diez minutos. Apareció con una sonrisa en la cara. Luego, esa sonrisa se tornaría en frustración.
-¿Lo dices en serio, Lucas?
-Sí. Lo lamento mucho. Eres un buen sujeto y amigable, pero...
-¿Amigable? ¡Tuvimos sexo anoche! ¿Crees que lo hice por ser amigable?
-Miguel, cálmate, por favor. Me refería a que no me siento capaz de iniciar una relación seria y formal. No sé si sea prudente ahora que paso una etapa de olvidar a alguien.
-Bueno, si ese es el motivo, déjame darte uno para que creas en el amor: Yo lo haré.
-No es necesario que lo intentes. Podría agobiarte.
-No me importa. Lucas, tú me gustas y de un rato a otro me excité teniéndote cerca. ¿Crees que no me arriesgaría por ti?
-Dímelo tú.
-Sí. Me arriesgo a perderlo todo, menos tu amor.
-Miguel...¿esos trucos te sirven para enamorar?
-¡Oye! Eso duele, ¿sabes?
-Sí, así como me duele que intentes jugar conmigo.
-No soy así, Lucas. Jamás me ha gustado ser un donjuan o un coqueto. Si me fijo en alguien, pues me lanzo a una nueva oportunidad.
-Tendrás que demostrarlo, Miguel.
Me abrazó.
-Voy a hacer que creas en el amor, Lucas.
-Pues que te vaya bien.
-Ya me está yendo bien.
Sonríe. Me besa con cierta ternura.
-Sé que va a sonar indecente esto, pero me muero por repetir lo de anoche. -Un hombre enamorado no se avergüenza de sus deseos.
-No lo hago.
Me soltó. Mirándome fijamente me preguntó:
-¿Quisieras ir al cine este viernes?
-¿Al cine? Pues sí.
-Genial. Yo te escribiré por Facebook.
-¿Cómo obtuviste mi cuenta?
-Por ahí alguien me pasó el nombre. Tienes muy lindas fotos.
-Miguel...
-No me rendiré contigo, Lucas. Yo apuesto mi corazón por ti.
-Oye, yo...
Tomó mi mano y la envolvió con la suya.
-Con el uniforme te veías apuesto.
-Gracias. Me siento halagado por eso.
-Bueno, debemos irnos a casa.
-Vamos.
Miguel se levanta y me abraza estando detrás mío. Me sonrojé.
-Estoy decidido a hacértelo en esta posición ahora mismo.
-Miguel, no lo hagas. Alguien podría vernos y grabarnos.
-Aquí no, Lucas. En mi cuarto o en el tuyo.
-En el mío. Estaré solo y necesitaré compañía.
-Creo que soy el indicado para eso.
-¿Quieres estar conmigo?
-¡Sí! Envíame un mensaje por WhatsApp y yo voy.
-De acuerdo.
Miguel me suelta y sonríe. Empezamos a caminar a nuestras casas.
En la noche, Miguel esperaba fuera del departamento. Abrí la puerta.
-Entra-le dije.
Entró. Cerré la puerta con seguro.
-¿Porqué estás solo?-me preguntó.
-Mis padres salieron de viaje. Yo no pude ir porque tengo clases.
-Ahora me tienes aquí, sólo para ti.
-Miguel...
-Soy tu acompañante, Lucas. Ahora, vamos a tu cuarto.
-De acuerdo.
Una vez allí, Miguel me besa en la boca y después en el cuello.
-Miguel, sigue así.
-Puedo ser un caballero de día y también un amante de noche.
-Quisiera que seas así siempre.
Nos quitábamos mesuradamente nuestras ropas. Miguel estaba tan caliente y me transmitía ese calor tan agradable.
Ahora era mi cama la testigo de nuestro acto de entrega mutua. Ambos estuvimos dispuestos a disfutar los placeres de la pasión en esa noche.
Después de todo, él se quedaría conmigo hasta cuando salga el sol. Dormiremos juntos y apegados, cubiertos por una delgada sábana.