Cuando Nos Encontramos

La Rival.

Miguel me envió un mensaje estando en el aula. Decía: "Estoy esperando con muchas ganas el día de nuestra salida al cine". Es un hombre muy romántico y motivado a enamorarme. Quisiera que eso sea tan cierto como lo que hicimos en mi cama y en la suya. Tengo que esperar alguna señal de motivación.

Hoy ha llegado una compañera nueva a nuestra aula. Se presentó como Ashley Méndez. Por alguna razón, me ha mirado detenidamente como si estuviera analizándome. ¡Esto es incómodo! Miré hacia otro lado, así evitaría el contacto visual inapropiado.            -Ashley, siéntate detrás de Lucas-le ordenó el maestro.
Ella obedeció, portando una sonrisa algo extraña en su rostro. No me gustaba ser observado por alguien desconocido. Tuve un mal presentimiento en ese entonces.

En el receso, Miguel me entregó una caja. Dentro había una rosa y una nota. La leí-me encantó demasiado-: "Cuando dos personas se encuentran, uno tomará la iniciativa de comenzar una relación.  En nuestro caso, ése soy yo, Lucas".
Me sonrojé y empecé a tartamudear.
-E...Es un bonito detalle.
-Un bonito detalle para un chico bonito.
-¿En verdad piensas eso de mí?
-Sí, Lucas. Me gustas mucho.
-Y tú a mí, Miguel.
-Oye, hay una pregunta que quisiera hacerte.
-¿Cuál es?
-Pues, yo...
Ashley apareció-dándome la espalda-y le preguntó a Miguel:
-¿Has visto a mi hermana?
-Sí. Ella está en el comedor.
-¿Y no te ha dicho nada?
-No. Ella está conversando con Said.
-Muchas gracias, Miguel.
Ella besó su mejilla y se fue. Miguel actuó normalmente.
-¿Conoces a Ashley?
-Sí. Ella es mi exnovia.
-¡¿En serio?!
-Sólo bromeaba. Es una amiga de la infancia, al igual que su hermana.
-Miguel...
-¿En qué estaba? ¡Ah, sí! Quería preguntarte algo muy importante.
Empecé a sentirme desanimado. Ese beso me afectó de alguna manera. ¿Se atrevió a ignorarme y a hacerlo estando yo presente? ¡Es una insolente! Me cayó tan mal desde ese momento.
-Disculpa, debo ir al baño.
-De acuerdo.
Corrí reprimiendo las lágrimas. Me encerré y me desahogué de un extraño pesar.
Lloré como un niño pequeño. Quizá sea insignificante, pero Miguel no hizo nada. Estuve de más en aquella conversa.

En la noche, Miguel me envió un mensaje:
"¿Estás bien, Lucas? Escuché a alguien decir que estabas llorando. Responde mis llamadas, por favor".
No le respondí sus llamadas ni sus mensajes. Estaba tan dolido con él y por culpa de ella.
Me quedé dormido luego de divagar en mis pensamientos. Ese día me cambió el humor.

Me levanté temprano para revisar el perfil de Facebook de Ashley. Tiene muchas fotos cariñosas con Miguel. Y era verdad lo de amigos desde la infancia. A mí apenas me conoce menos de una semana. No soy nadie interesante ni tengo el cariño ganado de Miguel, en comparación con ella, quien se acercó naturalmente y sin preocuparse por mí. ¡La detesto!

En el colegio, a la hora de receso, los vi sentados y muy cercanos. Ambos se reían y parecían disfrutar de su amistad. No tendría sentido estar yo presente.
Me dirigí al comedor, donde pude conversar con Nigel.
-Hola, Lucas. ¿Qué tal?
-Hola. Pues, sigo mal.
-¿Tanto te afectó ver eso?
-¡Sí! Es tan absurdo que me lastime un pequeño gesto de amistad.
-Vamos, ya no permitas que te siga afectando. Mejor vamos a mi casa.
-Hoy no, Nigel.
Recibí un mensaje de Miguel.
-"¿Dónde estás? Te he estado buscando para saber si estás bien. Escríbeme lo más pronto posible".
Brotaron de mis ojos más lágrimas.
Me levanté y fui corriendo-nuevamente-al baño, sin pensar en nada más que llorar. Otra vez me encerré en el baño de hombres. Pero ese día, no esperaba conocer a ese sujeto, de quien he escuchado malos comentarios.




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