Cuando Nos Encontramos

El Nombre Escrito.

A la hora de salida, Nigel y una chica estuvieron conversando durante todo el camino. No quise interrumpirlos. Creo que su nombre es Lucero. Ellos me acompañaron hasta la esquina de donde vivo. Me da un poco de pena llevarlos hasta el apartamento. Solamente Miguel es quien ha entrado-y dos veces-. Es muy divertido y cariñoso.

Nigel se detuvo en el punto exacto. Ella también.
-Nos vemos mañana, Lucas.
-Igualmente. Hasta mañana.
Ellos se van en la misma dirección. Mi celular suena.
-¿Hola?
-Hola, Lucas. Estoy esperándote para mostrarte una pequeña sorpresa.
-¿Dónde estás?
-En la puerta de tu 'depa'. ¿Ya estás cerca?
-Sí. Espérame, Miguel.
-De acuerdo.
Colgó. Me apresuré en llegar.

Estaba uniformado y bañado. Parece que ya estaba a punto de salir a entrenar.
-Hola, Lucas. ¿Cómo estás?
-Bien, ¿y tú?
-Igualmente.
-¿Saliste pronto?
-No, pero tenía ganas de verte antes de irme.
-Ah, que bien.
-Lucas, quiero mostrarte la sorpresa, pero no aquí en el pasillo.
-Bueno, déjame abrir la puerta.
Lo hice. Entramos. Cerré la puerta.
De su bolso sacó una caja pequeña y negra.
-Es para ti. Ábrela.
Dentro había una cadena de plata con un corazón colgante. Me gustó mucho.
-Me encanta. Gracias, Miguel.
-Sé que hoy no es tu 'cumple', pero quería adelantarme.
-Significa demasiado para mí. Eres una lindura.
-Tú también lo eres. Por cierto: ¿leíste la nota que dejé en tu cuarto?
-Sí. ¿Te gusta ser demasiado romántico?
-A veces, cuando estoy de buen humor.
-Pues siempre lo estás cuando estoy cerca de ti.
-No tengo motivos para enojarme contigo. Además, no podría estarlo por siempre.
-Ni yo. Me sentiría fatal.
Me besó. Sus labios alegraron mi ser.
-Gracias otra vez por esto.
-De nada. Ahora tengo que irme. Voy un poco atrasado.
-¿Cuándo es el partido?
-El sábado. Espero que estés ahí.
-Estaré ahí. Ve con cuidado.
Besé su mejilla. Sonrió y acarició mi rostro suavemente.
-Te escribiré después.
-Bueno. Hasta luego.
Salió del apartamento. Pude percibir su gozo y la calma que venía con ella. Miguel está bastante bien luego de haber pasado un día desde el incidente del baño. Creo que no permite que eso le arruine su día.
Y se me hizo feo mentirle cuando me preguntó si leí la nota-ni siquiera la encontré-. Bueno, no es para tanto. La leeré ahora.

Ha estado debajo de la almohada. No me he dado cuenta de eso. Leí lo que Miguel escribió:


"Las palabras que escribí son para el
Único chico de quien se enamoró mi
Corazón desde esa noche en que
Ambos decidimos compartir un
Secreto de amor y pasión en mi habitación.

Su nombre está oculto en el mensaje.

Por siempre tuyo,
Miguel Calle".

¡Increíble! Me recordó a mi época de lectura de poesía. Es un estilo clásico que me fascina, aunque ya no le presto la misma atención de antes. De todos modos, es un bonito regalo. Me pregunto si esos conocidos le dijeron cuándo cumplo años, o si fue mi cuenta de Facebook la delatora. No me molesta que se entere, es lo opuesto: me enamora lentamente. Él se está esforzando demasiado, y yo no.

 

En la noche, mi celular vibra. Era un mensaje de Miguel.
Me envió una foto de un tatuaje. ¡Y es mi nombre en letra cursiva! El estilo es más similar a una firma elegante. Me quedé impresionado.
Me atreví a hacer videollamada con él(usando auriculares). Contestó a los diez segundos.
-¿Cuándo te lo hiciste?-le pregunté.
-¿El tatuaje? Pues...después de la primera noche en tu cuarto. Le pedí a Ashley que fuera conmigo a ese lugar.
-¿No te dolió?
-Un poco, pero valió la pena. ¿Te gustó?
-Es bonito, pero no puedo creer que hayas lastimado tu brazo.
-No es nada. Claro que me ardía al principio, pero después se me pasó.
-Miguel, ¿no te han preguntado la razón del nombre?
-No, porque no muestro mi brazo a todos. Además es pequeño y no llama la atención.
-Ahora es mi turno de ponerme tu nombre, pero no sé dónde.
-Yo sé dónde, sólo que tendrás un malestar para sentarte.
-¡Miguel!
-Era broma. No te pediría algo así.
-Tienes suerte en que me gustes y seas divertido.
-Pues sí, la tengo. Y no se compara con ganar la lotería.
-Mi vida cambió desde ese día, cuando nos encontramos.
-La mía también. Entre muchos chicos, apareciste tú.
-¿Y porqué me escogiste, teniendo más opciones?
-Bueno, es que no soy el que acepta fácilmente a estar con alguien. Además, cuando terminé con mi pareja, quedé derrumbado. En el equipo me querían animar con una buena orgía, pero la rechacé. No sirvo para eso.
-Me sorprende que tus compañeros sean así.
-El propósito era unirme a uno de ellos. Aún era pronto para empezar una nueva relación. Cuando te golpeé, sentí culpa y por eso fui a visitarte. También me di cuenta que estabas afectado por alguien. El tatuaje tiene tu nombre porque tú fuiste mi salvación y yo la tuya. Suena cursi, pero es cierto.
-Gracias, Miguel.
-No hay de qué. Fue un placer enorme tener esta videollamada.
-¿Vas a dormir?
-Todavía no, ¿y tú?
-Tampoco. Con tanto calor no puedo.
-¿Tienes calor?
-¡Sí! Quisiera ducharme, pero ya lo hice allá.
-Puedes hacerlo.
-Lucas, no quiero despegarme ahora de mirarte a través de mi celular. No sé cuándo podremos tener una conversación así otra vez.
-Buen punto.
La videollamada duró un poco más de una hora. Miguel ya estaba con sueño.
-Me iré a dormir, Lucas.
-Yo también. Descansa.
-Igualmente.
-Hasta mañana.
Colgué. Hice bien en iniciar una conexión en donde podíamos observar nuestros rostros en la pantalla y Miguel siempre salía bien.
Suspiré de alegría, antes de cerrar los ojos.




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