Cuando Nos Encontramos

De Paseo-Parte 2.

El viernes a las seis de la noche, alisté mi maleta para llevar al paseo. Alguien entró a mi habitación.
-¡Miguel! Pensé que estabas alistando tu maleta.
-Ya lo hice. Oye, Lucas, no necesitas llevar tantas prendas. No nos iremos de viaje a otra ciudad.
-Es que yo...
-Para que no sea tan molestoso, solamente dos paradas de ropa.
-De acuerdo.
-Te espero entonces.
-Ya terminé.
Agarré la maleta y la colgué en mi hombro.
-Espérame abajo. Debo ir a ver la mía.
Salió apresurado. Le dejé un mensaje a mis padres: "Me fui de paseo a la playa. Vendré el domingo de mañana. Si pasa algo, me llaman a mi celular. Los quiere mucho, Lucas".

Subimos en un taxi. Eran las seis y treinta. Miguel parecía estar agotado.
-¿Dormiste bien?
-Sí. Anteayer terminamos ese trabajo y siento que me libré de un peso grande.
-Suele pasarme. Pero me alegro que estés bien.
Apoyé mi cabeza en su hombro. Acarició mi cabello.
-Eres muy lindo, Lucas.
-Miguel...
-¿Qué sientes por mí?
-Creo que estoy enamorado de ti.
-¿En serio?
-Sí.
-Yo también.
-Me da gusto poder estar junto a ti y disfrutar de cada momento.
-Lo mismo digo.
Me besó.

Llegamos al hotel. Es grande y lujoso. Creo que se llama "Sunlight Beach Hotel".
Por dentro es hermoso.
-Increíble. Jamás pensé estar en un lugar como éste.
-Lo hago para poder estar juntos y solucionar nuestros errores.
-No tenías que molestarte tanto, Miguel.
-No es una molestia. Es un regalo muy especial.
-Por eso eres tan lindo.
Avanzamos a la recepción. Miguel dijo:
-Buenas noches. Vengo a pedir la habitación reservada.
-¿Cuál es su nombre?
-David Calle.
-Bien. Aquí tiene, señor Calle. La llave de su habitación. Siga al cuarto piso.
-Muchas gracias.
Pensé: "Miguel es un chico que lo tiene todo planificado y por eso me sorprende". Subimos por el ascensor hasta nuestra habitación.

 

Me quedé con la boca abierta al contemplar la habitación.
-¿Qué piensas?-me preguntó Miguel al ver mi reacción.
-Es muy bonita. Hasta la cama...parece que vinieran unos recién casados.
-Sí, lo sé. Es una habitación exclusiva para parejas.
-Eres increíble.
Lo abracé.
-Aquí estaremos el fin de semana, Lucas.
-Me gusta cómo suena eso.
Lo besé y cogí la maleta. Me senté en la cama. Puse la maleta en el piso.
-Tú ponte cómodo y dime si quieres que te traiga algo.
-Por ahora no. ¿A dónde vas?
-Debo ir a realizar una llamada importante. No tardaré mucho.
-Te espero entonces.
Me besó en la boca antes de salir.

Cuando él llegó, me di cuenta que había dormido por más de una hora.
-Hola, Lucas. No quería despertarte.
-Hola, Miguel. Te demoraste un poco.
-Perdón por eso.
-Bueno, ya estás aquí.
-Acuéstate a mi lado, Miguel.
-De acuerdo.
Se quitó los zapatos y se acercó a mí. Sentí que me abrazó.
-Descansa, Lucas.
-Igual tú, Miguel.
 


Al día siguiente, Miguel me da un beso en la frente.
-Buenos días, hermoso.
-Buenos días.
-¿Cómo amaneciste?
-Bien, ¿y tú?
-Bien. Oye, quiero ir a la playa.
-Bueno, aunque antes iremos a desayunar.
-Sí, es hora.
Nos levantamos de la cama. Fuimos al comedor del hotel.
-Quiero que me perdones por haber descuidado tus sentimientos.
-Ya te perdoné.
-Te prometo que nada de esto sucederá nuevamente.
-Te creo, Miguel.
Besó mis manos. Él sonríe y me mira fijamente.
-Te protegeré, hermoso. No importa lo que pase.
-Miguel...
-Soy capaz de besarte ahora mismo, Lucas.
-N...No lo hagas. Mejor reservemos eso para nuestra privacidad.
-Sí, creo que es lo mejor.
-Además no quiero hacer de lo nuestro un espectáculo.
-Yo tampoco, hermoso.
Apretó mi mano con delicadeza.
-Debemos cambiarnos para ir a la playa.
-Tú anda a la habitación ahora. Yo tengo que realizar el pago.
-Bien. Nos vemos allá.
Miguel fue a la recepción. Yo, en cambio, me coloqué una pantaloneta roja y una camiseta blanca. Era lo más cómodo que tenía.
Cuando él entró, se cambió a una pantaloneta negra y una camiseta celeste. Le quedaba muy bien.

 

Estuvimos en la playa toda la tarde. Después, fuimos a cenar.
Mi celular suena inesperadamente.
-¿Hola?
-Lucas, necesito que vengas a la casa.
-Mamá, sabes que estoy de paseo.
-¡Ven ahora mismo!
-Ya voy, mamá.
Corté la llamada. Me dejó pensando.
-¿Qué ha pasado?
-No sé. Mi madre quiere que vaya a casa y no me ha explicado el motivo.
-Bueno, no debe ser algo grave.
-Sí,  eso creo. Debemos irnos, Miguel.
-De acuerdo. Iré a traer las maletas. Te espero en el vestíbulo.
Miguel subió a la habitación. Me pregunto qué querrá mi madre ahora. De seguro es para darme una noticia importante. O simplemente para darme un aviso no tan importante. Sea lo que sea, interrumpió nuestro paseo.
Salimos del hotel sin preocuparnos en nada más que en llegar. Miguel me apoyaría ahora mismo. Necesito un poco de reanimación para soportar esto.

Llegamos a la puerta de mi departamento. Mi madre abre la puerta.
-Lucas, entra ahora mismo. Joven, gracias por traerlo. Ya puede retirarse.
-No hay problema. Con permiso.
Miguel se va. Entré y cerré los ojos, creyendo que esto era una pesadilla.
-Debes terminar con él-escuché a mi padre soltar tan severa orden.
-No somos novios-respondí.
-Entonces ya no debes verlo ni tener encuentros con él.
-¿Por qué me prohíben eso?
-Desobedeciste una regla, Lucas. Y nos hemos sentido tan mal que a nosotros también nos duele esto. Sé que te llevas muy bien con ese chico, pero cuando nos enteramos de lo que pasó, teníamos que tomar medidas serias.
-¿Quién les contó eso?-pregunté agachando la cara.
-Una compañera tuya. Dijo que alguien los ha visto salir juntos de aquí. Imagínate la vergüenza que sentimos en ese momento.
-Lo siento mucho, papá.
-Es para que te quede de lección, hijo. No tienes permitido en salir con ese muchacho ni estar con él. Es mi decisión final.
-Adriano, eso no fue lo que hablamos...
-Esta es mi última palabra. Eso es todo, Lucas.
Me fui a mi habitación. Sólo quería descansar. Mañana se lo diré.




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