Tuve que darle la mala noticia a Miguel.
-No quisiera hacer esto, pero ellos son mis padres.
-Te entiendo. No es tu culpa, Lucas. Yo fui quien quiso hacerlo contigo en tu cuarto.
-No es culpa nuestra. Ashley se lo contó a mis padres.
-¿Cómo puedes asegurarlo?
-Es la única compañera que sabe de lo nuestro. Además, es tu mejor amiga.
-Ella no sería capaz de hacer esto.
-Pues, no hay otra explicación para lo que pasó. Ella y yo no congeniamos mucho desde el día del beso.
-¿Todavía te sigue afectando?
-¡Ya no! Sólo quería que sepas cómo me pone ella.
-Sé que te hizo sentir mal, y me disculpo por eso. Pero ahora debes entender que ella no quiere separarnos.
-¿Realmente crees que no haya ningún motivo para eso?
-¡Sí! Ashley no es de ese tipo. Ella tiene afinidad con todos.
-Pero conmigo no. Ni siquiera le simpatizo, ¿comprendes?
-Bueno, debe haber un malentendido.
-Hasta que sepa cuál es, no podremos vernos nuevamente.
-Lo aceptaré. Antes de irme, quiero saber por qué abrazabas a Said.
-Estaba destrozado y furioso. No fue lo correcto, pero me alivió un poco el pesar.
-Eso suponía. Cuídate mucho, Lucas.
-Tú también, Miguel.
Se despidió con un beso en la mejilla. Susurró:
-Te estaré esperando.
Se alejó caminando recto. No pude resistir más las ganas de llorar. Me sequé las lágrimas y retorné al aula con el valor que se necesita para continuar.
Jamás me olvidaré de la plática que tuvimos en la playa. Estábamos sentados en la arena, contemplando el maravilloso horizonte.
-Lucas, ¿quieres saber realmente porqué te visité?-me preguntó.
-Sí, Miguel.
-Porque creí que nunca más encontraría a alguien como tú: lindo y agradable.
-Me siento muy halagado por eso. Yo creo que sentí una atracción física cuando te observé de pies a cabeza.
-¿En serio?
-Sí. Estoy seguro que fue eso porque encontré a un chico tan guapo como tú.
-Y yo encontré a alguien fantástico, un chico que me arrastró a su boca con tan sólo mirarla.
-¿Pensabas en besarme así nomás?
-No. Eso hubiera sido demasiado imprudente. La noche en mi cuarto fue la ocasión ideal para soltar esas ganas de maravillarme contigo. Y lo disfruté.
-Yo también.
Recordar el inicio de nosotros nos unió más. Nuestros corazones se conectaron en una armonía romántica en la playa. Fue una escena de tanta ternura.
Detesto con todas mis fuerzas a Ashley. Siempre me ha disgustado la presencia de ella. Incluso me duele la separación que tenemos ahora.
En la noche, él me llamó al celular.
-¿Hola?
-Hola, Lucas. Quería decirte que eres alguien fantástico y siempre me gustó mucho tu presencia.
-A mí también. No puedo compararte con nadie porque tú eres distinto y eso te hace especial en mi corazón.
-Yo...me siento como un tonto. Debo arreglar esto.
-Por ahora no lo hagas. Démonos un respiro, ¿sí?
-De acuerdo. Descansa.
-Tú también.
Cortó la llamada. Sequé mis lágrimas. Pude sentir el llanto de Miguel con tan sólo escuchar su voz. Creo que nos ha causado daño.
En el colegio no podemos estar cerca porque de seguro Ashley se lo contaría a mis padres. Evité tanto escándalo estando alejado de él y de ella. Trataba de pasar el rato con Nigel.
-¿Cómo te sientes?-me preguntó.
-Un poco mejor que ayer-respondí.
-Que bueno. No debes deprimirte por él. Los amores van y vienen.
-¡Él no es así! Miguel realmente me quería y nunca me dejaría abandonado ni en los peores momentos.
-Cálmate un poco, Lucas. Me refiero a que si ya no funciona lo suyo, puedes darte otra oportunidad de conseguir un nuevo amor.
-Aunque fuera cierto, me costaría intentarlo con otro. Es duro cuando ya le entregaste todo tu cariño a esa persona y tengan que distanciarse.
-Sí, lo sé. Entiendo muy bien eso. Ahora mismo estoy contigo, dándote ánimos para que continúes con tu vida.
-Muchas gracias, Nigel. Aprecio mucho tu esfuerzo.
-De nada, Lucas.
No hemos hablado desde anoche. Tal vez Miguel está bastante ocupado o simplemente tomó muy en serio cuando le pedí tiempo. De todos modos, no podemos visitarnos ni llamarnos porque mis padres se darían cuenta enseguida. Tampoco podemos salir a citas porque alguien le iría con el chisme. Es un gran obstáculo para nuestro querer.