Cuando Nos Encontramos

La Llamada-Parte 1.

Nigel insistió en acompañarme a mi casa. Acepté luego de tanta insistencia. Teníamos que realizar una exposición acerca de las relaciones amorosas. Bueno, tenía tantas ideas en mi mente, pero no estaban ordenadas. Nigel será quien pone el orden en el trabajo. Lo único que me pidió es estar enfocado en terminarlo sin distracciones. A pesar de estar atento a las explicaciones de él, muy en el fondo quería que Miguel me llame. No importa si era de madrugada o ahora en la tarde, sólo me importaba escucharlo. No sé si realmente deba hablar de este tema luego de tener una relación inestable e insegura.

Al terminar el trabajo, eran casi las seis de la noche. Nigel se despidió de mí con un abrazo. Cerré la puerta y me encerré en mi cuarto, tratando de descansar un poco.

Cuando Miguel se atrevió a llamarme, eran las siete y media de la noche.
-¿Hola?
-Hola, Lucas. Extrañaba escucharte hablar.
-Miguel, yo...
-Lucas, quiero verte. Han pasado días desde que salimos.
-No ha sido fácil asimilarlo.
-Te comprendo. Yo también puedo afirmar eso.
-Antes quisiera escuchar tu versión.
-Bueno, eso sería mejor que lo escuches en persona.
-¿Me estás invitando a salir?
-Sí, Lucas. ¿Qué te parece si nos vemos mañana después del colegio?
-Me gustaría mucho, pero me preocupa que nos descubran.
-Si lo dices por Ashley, no pasará nada.
-Bueno, si tú me lo prometes, creeré en ti.
-Te espero en el mismo sitio a la misma hora.
-De acuerdo.
Cortó la llamada. Asenté mi celular a un lado.
Me conecté a Facebook y le escribí a Nigel para que se entere.
-"Me alegro mucho por ti, Lucas. Pero debes tener cuidado con ella".
-"Sí, eso siempre, Nigel. Ella es mala".
-"Cualquier novedad me cuentas".
-"Con Miguel no habrán novedades malas".
-"Igualmente debo estar al tanto de lo que pase".
-"Serás el primero en enterarte, Nigel".
-"Bien, así me gusta, Lucas".
Nigel es como un hermano mayor para mí. Por eso lo aprecio demasiado.


En la hora de salida, mientras corría sin parar por el pasillo, me tropecé con alguien. Resultó ser Said.
-Disculpa por eso.
-No hay problema. Lucas, necesito hablar.
-Ahora no puedo, Said. Tengo que irme.
-¿Puedo enviarte un mensaje de texto?
-Sí. Me voy.
Seguí mi camino. Llegué al punto acordado. Miguel me esperaba sentado en la banca.
-Te estaba esperando, Lucas.
-Aquí estoy, Miguel.
-Toma asiento.
Lo hice.
-Por más separado que esté de ti, mi cuerpo siente la necesidad de tenerte.
-¿Qué has hecho con Joel?
-Tuve que ponerle un fin al engaño.
-¿Lo hiciste con él?
-¡No! Yo estoy enamorado de ti.
-Miguel...me acosté con Guillermo.
-Bueno, no puedo enojarme contigo. Yo besé a Joel tres veces.
-Ahora quiero que me beses.
-Antes de besarte, me gustaría pedirte disculpas por lo ocurrido.
-Disculpa aceptada.
Me arrimó a su hombro. Acariciaba mi rostro suavemente mientras decía:
-Eres lo más maravilloso que me ha dado la vida.
-No tienes que ser azucarado todo el tiempo.
-No lo soy. Si realmente me enojara contigo, no me atrevería a mirarte.
-Me gustas mucho, Miguel. ¿Qué piensas hacer al respecto?
-Convencerte de creer en mí.
-¿Y cómo lo harías?
-No quiero tenerlo todo planeado, porque a veces lo espontáneo enamora.
-Sí, es cierto.
Me besó. Él sonríe.
-¿Porqué estás feliz?
-Porque pude recuperar el sabor de tu boca.
-¿Lo extrañabas?
-Demasiado. Ahora podré dormir contento.
-¿Y si me desnudo?
-Dormiré  mucho más contento. Sólo te pido que ya no muestres tu belleza a otro más.
-No lo haré, te lo prometo.
-Bien. Ahora, quisiera que me acompañes a mi departamento.
-De acuerdo.
Nos levantamos y por unos segundos nos tomamos de la mano.
-No me importaría ir así contigo.
-A mí tampoco.
-Pero no es buena idea. Al menos por ti.
-Gracias por entenderme.

Al llegar a su departamento, él me pidió que entre.
-Miguel, no sé si estoy animado para eso.
-Vamos, Lucas, será rápido.
-Quiero que hables con mis padres.
-Hablaré con ellos después.
-¿En serio?
-Sí. Ahora entra.
Entramos. Él me rodeó con sus brazos. Cerró la puerta con seguro. Me inundó de besos y caricias con sus manos.
-Me gustas mucho, Lucas.
-Miguel...
-Dime si me deseas como a nadie.
-Te deseo tanto como a ninguno.
-Eso me motiva más.
Apenas pude darme cuenta que estaba arrimado a la pared con ambas manos. Miguel me besó en la boca antes de proceder con lo demás.

 




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