En el colegio, Said me preguntó:
-¿Necesitas a un chico a tu lado?
-No, porque contigo me sentiría peor.
-Oye, cálmate un poco.
-Creo que tú y Ashley deberían alejarse de mí.
-¿Porqué debería hacerlo?
-Porque no son buenas personas. Tú y ella han traído pesares a mi relación con Miguel.
-Tú nos consideras así, pero no somos los malos.
-Por tu comentario inapropiado tuve que hacer a un lado la fiesta de Miguel.
-Eso no es asunto mío. Te enrollaste con él, quien te engañó.
-Él no me ha engañado. Por más secretos que tenga, su amor por mí demuestra que realmente soy valioso para él.
-Pues parece que fueras su juguete.
-Adiós, Said.
Me fui al aula sin prestar atención a lo que dijo después.
Después del receso, encontré una tarjeta doblada. La leí.
Nigel tenía que enterarse.
-Anda, Lucas. Tienen un mes de novio y no puedes desaprovechar esta ocasión.
-La verdad es que nuestra relación está estática. No hemos hablado mucho de eso.
-Miguel te ama y yo sé que él te hará feliz. Por eso debes ir.
-Seguiré tu consejo.
-Ya es momento de hablar sin rodeos.
Nigel pudo percibir la distancia que hemos tenido y que no remediar la situación solamente lo empeora. Tengo miedo de perderlo.
A las dos de la tarde, llega Miguel con una vestimenta casual. No era tan elegante pero sí agradable.
-Hola, Lucas.
-Hola, Miguel.
-¿Me extrañaste?
-Sí, y mucho.
-Yo también. Fue una larga agonía que viví. Nuestro amor estaba muriéndose. Me di cuenta de que debíamos conversar para buscar una salida.
-Sí, yo también. Miguel, he sido muy duro contigo. Lo siento tanto.
-Yo he actuado como un insensible y fui un mal novio. Pero quiero que eso se termine.
-¿No vas a esconderme nada?
-No, amor. Tú serás el primero en enterarte de lo que me pase.
-Bien, así está mejor.
-Para tener una plática de nuestro noviazgo, entraremos a este restaurante.
-¿No crees que es...demasiado costoso?
-Para nada. "El Paraíso" tiene precios al alcance de todos. Claro que no pierde su toque lujoso ni su belleza.
-Me ha parecido muy interesante.
-Eso es bueno. Ahora vamos a entrar.
Miguel y yo entramos. Me asombré al mirar el interior. Nos sentamos en sillas cómodas y suaves.
-Lucas, bajo estas luces, tu radiante rostro me parece una lindura.
-Miguel, no seas tan cursi.
-Estoy enamorado de ti.
-Yo también, pero tus cumplidos son muy dulces.
-Así soy contigo, amor. Si lo único que quieres es tener sexo en todas las citas, pues eres alguien muy superficial.
-¡Tampoco así! Me gusta que seas cariñoso y detallista. Es solo que...
-Comprendo. Ahora mismo quisiera besarte.
-Miguel, aquí no. Sería muy molesto para los demás.
-Ya veo. Así que quieres que sea en privado, ¿verdad?
-Sí.
-Entonces al menos déjame hacer esto.
-¿Qué vas a hacer?
Sentí que tocó mi mano y la sujetó con delicadeza.
-Miguel...
-Te amo, Lucas.
-Y yo a ti.
Sonrió. Daba caricias a mi mano. Eso me gustaba.
Miguel y yo fuimos a un mirador cercano al restaurante. La vista realmente era hermosa.
-Es...hermoso.
-No tanto como tú, Lucas.
-Hablo en serio.
-Yo también.
-Lo aceptaré porque me trajiste aquí.
-Entonces, ¿me dejarías besarte?
-Sí.
Me besó. Después, me preguntó:
-¿Te ha gustado comer en "El Paraíso"?
-¡Sí! Estuvo demasiado sabroso y el servicio es excelente.
-Quería darte lo mejor para poder solucionar nuestros problemas de pareja.
-Con tal de solucionarlos, el lugar no es tan importante.
-Me fascina que seas tan sencillo y lindo.
-Gracias. Oye, ¿no tenías que ir a entrenar?
-Hoy no. El entrenador se enfermó y pidió permiso al director.
-Ojalá no sea grave.
-Yo digo lo mismo. Aunque se repondrá pronto porque es un hombre fuerte.
-¿Así como tú?
-Él va diez pasos más que yo.
-No te creas inferior a alguien. Yo te quiero como eres, Miguel.
-¿En serio?
-Sí, en serio. Por más pretendientes que tenga, yo te escogeré a ti siempre.
-Aww, Lucas. Eres tan bello.
-Bueno, es la verdad. Y te lo demostraré todos los días.
-Entonces, quisiera que me hagas un oral aquí.
-¿Aquí? ¿Y si llega alguien?
-Nadie vendrá, Lucas. Y solo serán unos minutos.
-Bueno, yo...
-Dale, amor, un ratito nomás.
-Miguel...
-Después seguiremos en mi cuarto.
Me arrodillé frente a él. Le bajé el cierre y metí mi mano. Miguel disfrutaba mucho-los sonidos que hacía lo comprobaban-. Se endureció su miembro.
Entonces, mi celular terminó con la magia candente. Me puse de pie.
-¿Hola?
-Lucas, tu hermana no aparece. Necesito que vuelvas de inmediato.
-Ya voy, mamá.
Cortó la llamada. Me pregunté si realmente pasó eso.
Miguel se subió el cierre y me preguntó:
-¿Qué pasó esta vez?
-Debo volver. Es Rosella esta vez.
-¿Y qué hizo tu hermana?
-No aparece.
-Entonces vamos allá.
Bajamos las escaleras apresurados para poder estar ahí enseguida.
Una bonita tarde fue opacada por mi hermana, quien es altamente irresponsable e inmadura.