Cuando Nos Encontramos

La Arrogancia de Rosella.

Mi madre exclamó:
-¡Al fin llegaste!
-¿Dónde está papá?
-Salió a hablar con la policía.
-¿Qué hacemos?
-¿Has llamado a todos los amigos de Rosella?
-Todavía no.
-¡Pues hazlo! Quiero saber respuestas acerca de mi hija.
-Ya, mamá,  no te desesperes. Ella va a aparecer sana y salva.
-Dile a Miguel que te ayude.
-Sí, mamá, para eso vino.
-Con permiso.
Entramos a la sala. Usé el teléfono convencional (fijo) y marqué a los amigos y compañeros de mi hermana. Nadie me daba razón de ella. En ese momento pensé lo peor. Miguel apoyó su mano en mí y me dijo:
-No te desanimes, Lucas. Ella estará bien. De seguro salió sin avisar.
-Eso hace todos los días. Y yo tengo que responder si no llega temprano, como si fuera su niñero.
-Así es a veces. Me ha tocado con mi hermano Osman. Randy siempre me retaba por no cuidarlo.
-¿Porqué recién me entero que tienes hermanos?
-Somos una familia un poco desunida. Prefiero no hablar de ellos.
Mi padre entra acompañado de un agente de policía.
-Hola, papá.
-Hola, Lucas. Este es el agente David Calle.
-Veo que ya conoces a mi hijo Miguel, Lucas.
-¿Él es tu padre?-le pregunté.
-Sí. Como acabé de decirte, no menciono mucho a mi familia.
-Y tienes tus razones, pero ahora necesito conversar en privado con Lucas.
-De acuerdo.
-Y después con Miguel.
-Bueno.
Mi padre y Miguel salieron. El agente Calle me preguntó:
-¿Qué tan apegado eres a tu hermana?
-No mucho. Pero siempre tengo que estar detrás de ella.
-¿A dónde crees que pudo ir?
-No sé, casi no conversábamos de nuestra vida privada.
-Lucas, créeme que las relaciones familiares son las más complicadas, pero no tenemos otra opción que quererlos y cuidarlos. Los hermanos mayores nacen para proteger a los menores.
-Yo no puedo lidiar con la arrogancia de Rosella. Simplemente no acepta ningún consejo y se burla de lo que consigo.
-Bueno, ella está empezando la adolescencia, y tú también. Después podrán solucionar eso como adultos. Ahora mismo quisiera volver en el tiempo y haber hecho caso a los consejos de mi padre. Mi ex-esposa y yo decidimos dejar todo lo malo atrás y cuidar de nuestros hijos.
-¿Hijos?
-Sí. Randy y Miguel son los menores, por si no te lo ha contado. Yo amo a mis hijos y daría hasta mi vida por ellos. Tú como hermano deberías saber más de ella. No es fácil, pero tampoco imposible.
-Entiendo su punto. Me gustaría saber cómo es su relación con Miguel.
-Somos muy unidos. Cuando me enteré que es gay, yo lo apoyé por completo y lo sigo haciendo. Por eso cuando presencio casos de homofobia, recuerdo que tengo un hijo así y no aceptaría que lo agredan. Además, es un buen futbolista juvenil. Sé que podrá ser un profesional en ese deporte.
-Yo también creo lo mismo.
-Pero al escuchar que se abstiene de hablar de su familia, pude entender que no fui siempre parte de su vida diaria. Siempre ponía al trabajo en primer lugar. Y hasta por eso me divorcié de Margo.
-Lo siento mucho por usted, agente Calle. Creo que es muy duro hablar de esto.
-Tuve que asimilarlo y continuar con mi trabajo y mis ocupaciones. Ahora dile a Miguel que venga.
-Se lo diré.
Salí. Le transmití el mensaje de su padre.
-¿Mencionaste lo nuestro?
-No, Miguel.
-Lo haré yo. Espérame aquí, amor.
Me besó en la boca y luego entró.

A las 10 y 30 de la noche ha llegado Rosella a casa. El sonido de la puerta se escuchó desde mi dormitorio.
-¡Mira qué hora es! ¿Acaso quieres matarnos de un susto?
-Mamá, no es para tanto. Yo estoy bien. Solamente salí a una fiesta.
-¿Y porqué no nos llamaste?
-Se me acabó la batería y no tenía cargador. Estuvimos en la fiesta y quería quedarme en casa de Isis, pero como sabía que te enojarías, vine para acá.
-¡Que sea la última vez que nos haces esto, Rosella!
-Ay, déjame en paz. Mejor voy a dormir.
Se encerró en su cuarto. Le envié un mensaje a Miguel para hacer videollamada. Lo tuve que esperar unos minutos.

Miguel y yo hicimos videollamada. Conecté mis audífonos.
-Hola, Lucas.
-Hola, Miguel.
-¿Cómo estás?
-Ahora más tranquilo porque vino Rosella.
-¿Y dónde estaba?
-En una fiesta. Y no se tomó la molestia de timbrar desde unas cabinas.
-Sí, esas cosas pasan. Amor, me quedé con las ganas de que me la chupes.
-¡No empieces!
-Es la verdad. Ya se me erizaba por sentir tu boca preciosa.
-Solamente piensas en eso, ¿verdad?
-No. Te amo demasiado y pues te miro y me enamoro más.
-¿No te cansas de querer verme desnudo?
-No, Lucas. Es un increíble regalo.
-Gracias, supongo.
-Por cierto: daré al bebé en adopción.
-¿A quién se lo darás?
-A Randy.
-¿Tu hermano?
-Sí. Mi padre cree que es lo mejor. Además, todavía soy menor de edad. Y en su criterio profesional puedo confiar.
-¿Lo quieres?
-¡Obvio que sí! Mi padre es un buen hombre y un amigo increíble. Aunque fue repentino que lo conozcas en esa situación.
-Sí, y me cayó muy bien.
-Amor, me iré a dormir.
-Descansa.
-Igualmente.
Cortó la videollamada. Me quedé dormido al recordar su torso sin camiseta. Fue algo lindo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.