—Magaly es un enorme placer haberte traído, aunque tu miedo se refleje en mi uniforme de trabajo por las marcas de tus manos.
Lo que de inmediato me hace ver el lugar de donde venía agarrada y por Dios, vienen hechos dos grandes nudos de arrugas, mi cara arde y supongo que se debe a la pena que me envuelve. Este al ver mi vergüenza sonríe y se marcha del lugar.
Me encamino a la entrada del instituto con una sonrisa de vergüenza por lo ocurrido con Henry, cosa que me impidió ver a quienes me observaban con ojos entre curiosos y enfadados.
—¡Magaly pensé que no llegarías a tiempo! —habló a mis espaldas mi amigo.
—¿Eh? Hola, también lo creí Estuardo pero conté con algo de suerte —respondí sonriente.
—Ya nos dimos cuenta —respondió con enojo, aunque no entiendo su molestia.
Ingresamos y realizamos las pruebas correspondientes ese día, Evelyn estuvo muy pegada a mí haciendo preguntas bastante fuera de contexto, en especial porque eran referentes a su novio, tema que en lo personal no me apetecía como siempre.
Nos tocó quedarnos después del horario de salida para ultimar detalles del viaje programado. Salí del lugar una hora después, el regreso me tocó hacerlo en soledad dado que tanto Estuardo y Evelyn no esperaron por mi.
El camino de regreso a mi casa se podría decir que fue tranquilo, por alguna razón iba ¿feliz? Y estaba segura que nada podía cambiar mi estado de ánimo, o eso creí, hasta que vi a Danilo caminar hacia mi. En mi mente crucé los dedos, lo espanté como se hace con las gallinas y no, él seguía acercándose con una sonrisa de oreja a oreja, cosa que me puso en alerta. Se dice que nosotras las mujeres tenemos un sexto sentido y en este momento creo que el mio fue desbloqueado.
—¡Qué sorpresa verte! Tengo días queriendo hablar contigo. —soltó de golpe.
—¿Conmigo? Hasta donde sé, no somos ni conocidos, así que no creo que haya nada que debas decirme —respondí acelerando el paso.
—Hay cosas que debes saber…
—No me interesa lo que tengas que decir —dicho esto, giré sobre mi eje dispuesta a marcharme en dirección contraria.
Pero donde quise alejarme, el idiota me detuvo aprisionandome el brazo, tenía una expresión de tristeza más falsa que las chichis de la Tetanic. Mi enfado debió ser muy notorio ya que me soltó al instante, más no se quedó callado.
—Magaly me gustas, haría lo que fuera porque me dieras la oportunidad de conocerte más, quizá más adelante llegar a formar pareja y…
—Espera —lo detuve incrédula —¿Hablas en serio?
—Muy en serio —respondió efusivo, creyendo quizá que la idea me agrada.
—¡Estás en una relación con mi amiga! y hasta donde sé, tienen planes de seguir en ella ¡¿Acaso crees que soy estúpida?! —no puedo creer la estupidez que acaba de salir de su boca.
—Si dices que sí, en este momento voy y termino lo que sea que tengo con Evelyn, pero dame una respuesta —urgió con cara de perfecto mentiroso.
No pude ocultar mi enojo por más tiempo, así que retomo mi marcha dejándolo allí llamándome a gritos.
Esto no está nada bien, así que decido ir a casa de Evelyn, no dejaré que le vean la cara de tonta, ni a ella ni a mi.
Toqué la puerta de su casa, sentía urgencia de contarle lo ocurrido. Cuando salió le pedí que habláramos afuera, no quería que nadie más se enterara de lo que diría. Al final esperaba ver a una Evelyn destrozada, triste y me encontré con una muy sonriente, tanto que daba miedo. Se despidió dándome las gracias por ser sincera, que mañana arreglaría el asunto con “su novio”.
Durante los siguientes días Henry llegó sin falta, a hacer su “servicio comunitario”, porque aún cuando le dije que no podría pagarle, continuó ayudándome a estudiar para tener éxito al presentar el examen de admisión en la universidad del estado. A pesar de cómo lo conocí, lo pasaba bien con él, hasta ahora no ha insinuado nada de índole amorosa como lo ha hecho Samuel.
Al inicio, no negaré que me sentí atraída por Samuel, pero conocer algunos de sus “demonios”, me hizo dejar de idealizarlo como "el hombre perfecto".
Lo que me hace recordar que aún no he invitado a nadie para ir al viaje a la playa, y estoy tentada en decirle a mi hermana pero, me zumba en la cabeza la idea de invitar a Henry, ¿aceptaría si se lo pidiera? Mi conciencia me respondió 《no lo sabrás, si no le preguntas. 》
Dos días antes de él viaje decido preguntarle, lo más que podría recibir es una negativa.
—Henry ¿puedo…?
—¿Hay algún tema que no entiendes aún? —me interrumpe con asombro.
—Sabes, por parte del curso haremos un viaje de despedida, y este…
—No
—¿Qué? Pero si aún no te pregunto nada —respondo con voz aguda y sorprendida.
—No quiero y no es por ti, simplemente no me agrada ese tipo de “convivencia” —hizo énfasis en esa palabra —ya te darás cuenta por ti misma del porqué.
Su negativa me sorprendió, pues parece ser alguien muy alegre y bullanguero, y en verdad esperaba que aceptara.
La noche antes del tan esperado viaje preparaba mi pequeña maleta, no quería olvidar nada y tener que recordarlo en el momento más inoportuno.
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Editado: 09.11.2024