Estos días no he sabido mucho de Henry. Le escribí un mensaje hace dos días y me dejó en visto, obligándome a desistir de volver a enviarle otro. Pues a hacer de tripas corazón se ha dicho.
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Estas fiestas de fin de año han sido las más amargas que he vivido hasta el día de hoy. La reunión de nochebuena se realizó en casa de los padres de Leticia, la verdad no sé cómo se la pasaron debido a que no asistí por falta de ganas y de invitación. Mi papá dijo que quería evitar incomodar a la familia de Leticia, en especial a su hijo mayor y por ello me agradecería no me presentara. Así que me dispuse a hacer de cuenta que era una noche como cualquier otra. Pensé en encerrarme, aunque mis intenciones se vieron frustradas cuando Keila me invitó a cenar a su casa, cosa que acepté después de que ella insistiera tanto. Casi a la medianoche, donde todos se abrazaban y se fingían amor, decidí marcharme a dormir, pero me topé a Estuardo cuando se encaminaba hacia mi casa.
—Hola Magaly ¿Podrías darme unos minutos?
—Siempre y cuando no me vengas con que se te metió el “espíritu navideño”, porque ando en modo Grinch —bromeo.
—Claro que no, vine ya varias veces y tu hermana siempre me dijo que estabas trabajando ¿Es verdad?.
—¿Lo del trabajo? Si. Casi tengo un mes trabajando en la nueva tienda de servicio. ¿Quieres entrar o hablamos acá afuera?
—Que sea aquí afuera, para evitar habladurías. Ya sabes, por lo que pasó en la graduación.
Creo que empezamos mal, pero no puedo culpar a nadie por formarse malos conceptos de otros.
—Entonces empieza, soy tooooda oídos. Ahora si es sobre lo que pasó con mis padres, mejor ahórrate el mal rato. No me apetece revivir esos recuerdos. —advertí con molestia.
—¡Oh no!, no es sobre eso, es por la razón que terminamos peleados. Perdóname, sé que actúe de manera visceral contigo. No tengo justificación y menos cuando por mi causa terminó tu amistad con mi hermano. Creo que exageró en su papel de hermano mayor.
—Está bien, te perdono. Entiendo que sentiste celos por lo que te dijo Evelin. Ahora respecto a tu hermano, no me alejé de él por ti. ¿No le has preguntado porqué no lo quiero cerca? ¿No te contó lo que hizo?
—¿Pasó algo entre ustedes? Pues a palabras de él, empezaste un escándalo cuando te preguntó sobre porqué estábamos peleados. ¿Por qué no me cuentas tú?
Me solté a reír, dejando desconcertado a Estuardo. ¿Se puede ser más cínico? Cuando creía que sólo las mujeres podríamos ser manipuladoras… aparece Samuel.
—Pídele que te diga el verdadero motivo, si es que tiene el valor de hacerlo. En cambio tu y yo podemos seguir siendo los amigos de siempre. Solo te pido que si algo te molesta de mi, lo hables directamente conmigo y nadie más. Yo prometo hacer lo mismo contigo ¿Amigos de nuevo? —extendí mi mano hacia él.
Éste emocionado me abraza y da vueltas. No puedo negar que extrañé a Estuardo. Creo que las amistades son como las relaciones amorosas… muy complicadas. Al menos algo se arregló en mi ya caótica existencia.
Recibí la llamada de mi tío Gerardo en navidad, aunque terminó molesto conmigo al saber que no le había llamado a mi madre. Aunque ella tampoco hizo el intento de comunicarse. A estas alturas estoy creyendo que mi corazón ha empezado a endurecerse, pues me ha dejado de importar si llama o no.
El último día del año me tocó trabajar. Debía hacerlo si quería tener la oportunidad de aplicar a una de las vacantes fijas, ya que la renta comenzaría a correrme desde el primer día en el que empiece con un empleo de manera formal. Pero eso no evitaba que cada día mi papá me diera indirectas sobre el pago de los servicios básicos.
Cerca de la medianoche mi madre llamó, no respondí a la primera, ni a la segunda, quizá lo hice como en la décima vez que el aparato repicaba.
—¿Aló?
—Hola hija, te llamo para desearte un nuevo año lleno de cosas buenas y mejores de las que tuviste este año, que hoy acaba.
Habló con mucha emoción, como si no me hubiese ignorado por días, o dejarme botada el día de mi graduación. Aun así decido agradecer sus buenos deseos, aunque no de manera tan efusiva. Lloró mientras pedía perdón por su actuar, pero yo necesito tiempo, mucho tiempo para sanar internamente. Así que me despedí rápido, poniendo como excusa que estaba aún trabajando.
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La primera semana de enero me trajo buenas noticias. Primero: la confirmación del empleo, ya no sería una simple vacacionista, era la cajera de la tienda lo cual me aseguraba un salario mayor al que recibí estos días. Segundo: pasé con ocho de diez el examen de admisión en la Universidad del Estado, lo que me daba la posibilidad de elegir la carrera que quisiera. Debía presentarme a él examen vocacional, solo como requisito.
—Magaly Castañeda ¿cierto? —pregunta un señor mayor —Tienes la opción de las muñecas Barbie, puedes ser lo que quieras ser, ¿lo sabes?.
—Aquí, soy yo. Si, —respondo nerviosa —Pero usted puede informarme sobre las carreras más solicitadas y las mejor remuneradas? —Mis planes habían cambiado a raíz de los acontecimientos pasados.
—Siendo honesto, el noventa por ciento de los matriculados es para la carrera de ingeniería en sistemas, derecho y auditoría. Pero si quieres incursionar en algo nuevo en este lugar o donde sea, te recomendaría una licenciatura en relaciones públicas y montaje de eventos, o bien hotelería y turismo. Son mercados que a mediano plazo se empezarán a explotar en estos lugares.
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Editado: 09.11.2024