Cuando nos volvamos a encontrar

Capítulo 28

 

 

 

Me hago la desentendida y apresuro el paso, no estoy de humor para nadie, en especial para él.  Así que me interno en un pequeño callejón intentando perderlo. Y creo que lo logré.

Cuando estoy a pocos metros de llegar a mi casa soy sorprendida por mi perseguidor. 

—¡Hola!, Te hablé cuando venías hacia tu casa. Al parecer no me escuchaste o no quisiste —reprocha —¿Sucede algo? —dejó notar su curiosidad.

—No sucede nada. —respondo intentando sonar neutra, pero eso no se me dá, mis gestos siempre me delatan.

—Parece que "si" sucede algo, ¿Quieres hablarlo? Además no me has llamado o escrito un mísero mensaje. ¿Estás segura que estás bien?  —insiste.

Dudo responder, porque deseo gritarle más de una cosa, pero no quiero después pedir disculpas por soltar sin filtro lo que siento.

—Henry ¿Tomas alguna medicación? ¿Padeces de bipolaridad o personalidad múltiple?.

Mis preguntas lo hacen soltar en carcajadas y aflojar el agarre en mi brazo, por lo que aprovecho para zafarme  y   correr como alma que lleva el diablo, hacia mi casa. No reparo en su llamado, aunque tengo claro que va a seguir insistiendo.

 

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Enero se fue como agua entre los dedos, hoy siendo el primer día de febrero recibí mi primer sueldo completo, son dos mil quinientos pesos. Voy tan emocionada, porque podré cubrir el costo de los materiales que necesito para el primer módulo en la universidad… o eso creí. Pero mi padre me tenía una sorpresa, para nada agradable.

—Magaly ya tienes 2 meses trabajando, lo que implica que debes renta ¿Cuándo piensas pagar? —fue la bienvenida que me.

—¿Ah sí? Pero apenas me pagan el primer mes y necesito comprar algunas cosas para la Universidad. Además de cuanto estamos hablando de renta? —pregunté sorprendida de su actuar.

—A ver, quinientos de renta, cien por el uso de agua y luz, cincuenta por Internet y si deseas seguir usando la cama donde duermes son cien más. Por todo hace un total de setecientos cincuenta, y no incluye comida. ¿Te parece bien? Sino puedes buscar otro lugar, eso si, no te llevas nada, excepto la ropa que usas. 

—¿Tanto? Casi que estoy pagando la renta y los servicios solo yo —repliqué —¿y cuando empiezo a correrme ya en serio la renta?.

—Puedes empezar a pagar este mes… por adelantado. Ahora que si te parece demasiado, bien puedes buscar un lugar que se acople a tu presupuesto. Eso si, no te llevas NADA. Además, tienes una semana para encontrarlo.

¿Acaso puede ser más cruel? Pero si pensaba que me iba a  poner a llorar y suplicar, se equivocó.

—Está bien, acepto.

Lo que no especifiqué fue la opción que aceptaba.

Ese día salí a mi lugar ya no tan feliz. La noche estaba templada y en medio de esta escuché a mi hermana incitando a mi padre a echarme de la casa porque quería su propia habitación, su espacio personal.  

Después de esa “charla” pagué setecientos cincuenta dólares para poder seguir viviendo un mes más en esa casa. No podía darme el lujo de vivir sola aún. Pero eso no significaba que  me dejaría pisotear. El único lugar en el que habían espacios en renta era donde habíamos estado cuando nos trajo mi papá, y definitivamente no es una opción para mi.

 

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Iba apresurada a mi casa, cuando Henry me salió al paso, sin opción a escapar esta vez.

—A ver señorita, cuéntame ¿qué demonios te traes? y no me salgas con el típico “nada” —siseó —llevas días huyendo de mí y lo peor es, que no tengo la más mínima  idea del porqué.

—Llevo prisa, ¿puede ser luego? —ironicé y es que no pude disimular mi enfado hacia él.

—Está vez no Magaly, soy consciente que la has pasado mal estas semanas, pero yo no soy culpable. Háblame, sabes que puedes confiar en mí.

—¿Quieres saber la razón? Ahora debo trabajar si o si para pagar renta en la que creía “mi casa”, súmale las cosas de la Universidad, la comida, añade también que todos se sienten con el derecho a mandarme al carajo cada que quieren y pueden, ¿te parece poco? —dije ofuscada.

Su cara denotaba sorpresa e indignación, intento marcharme pero me lo impide. Así que le muestro el mensaje que envió como respuesta al mío, quizá así me deja de estar haciendo tanta pregunta. 

—Espera, ese mensaje no era para ti.

—Mira, no importa ya. no necesitas dar explicaciones. 

—Este mensaje no era para ti, sino para una de las locas amigas de Karina. Empezó a molestarme con varios números desconocidos y deduje que era de ella, lo lamento en verdad. Pero ¿qué era lo que querías contarme? ¿Puedo aún saberlo?

—Digamos que te creo. Solo quería que supieras que pasé el examen. También me decidí por la licenciatura  en montaje y organización de eventos. 

No supe descifrar si está sorprendido u horrorizado ante eso. Por lo que añadí lo que me había llevado a esa elección.




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