Cuando nos volvamos a encontrar

Capítulo 32

 

—¿En qué puede ayudarte alguien como yo? —reí con amargura —nunca he tenido novio y mi primer beso fue tan desastroso que me provoca náuseas el recordarlo.

 

—¿Eh? Si nunca has tenido novio ¿Cómo es que te han besado? —su expresión de asombro pasó a una molestia de un instante a otro.

 

—¿Qué? Olvídalo, no vale la pena. ¿Cómo te puedo ayudar? ¿La conozco? —intento cambiar el tema pero fracaso en ello.

 

—Magaly, cuéntame con quien te has besado, te prometo no enfadarme.

 

—No es importante —digo nerviosa, porque ¿cómo le digo que el novio de su hermana me besó a la fuerza? —Mejor dime como puedo serte de ayuda con la chica que te gusta.

 

—¿No merezco saberlo? Somos amigos ¿no? Y los amigos se cuentan todo.

 

—Promete que no te vas a enfadar conmigo y que tampoco me culparás de algo que yo no provoqué.

 

Cuando ya lo ha prometido, procedo a contarle el incidente con Samuel. También de las veces en las que este insistía que teníamos una “relación” solo por un beso que yo no pedí y tampoco disfruté. Le recordé el día en el que tuvo que intervenir al ver a Samuel violento frente a la casa de mi papá. Esperé varios minutos para que me respondiera, hasta que lo hizo.

 

—¿Estás segura que no lo provocaste o al menos le diste señales equívocas  que lo  confundieron? —su cuestionamiento me deja congelada.

 

—Eres libre de sacar tus propias conclusiones —dicho esto empiezo a alejarme de él.

 

—Magaly. Magaly espera. No te enojes, pero suele pasar que las chicas desean conquistar a un chico y se hacen las de rogar ¿Qué esperas que piense? Lo he vivido en primera fila. —va detrás de mí hablando —¿Por qué te enojas? Antes eras amiga de él ¿no?. Mi hermana lloró muchas veces porque Samuel siempre parecía estar pensando en otra… ¿Magaly?

 

—¿Y te hace pensar que es conmigo que la engaña? —digo indignada —Tengo claras las cosas que quiero y las que no, una de ellas es que jamás sería la manzana de la discordia en una relación, porque nunca le haré a nadie lo que no quiero que me hagan a mi.

 

Lo veo frotarse el rostro en señal de frustración. Antes que pueda decir algo más le sugiero buscar con sus amigos ayuda con la chica que le gusta. No voy a dejar que me roben la tranquilidad que he empezado a adquirir.


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Hoy se cumplen 4 meses de independencia, debiera festejarlo pero mis finanzas aún no son las más estables. Con Henry hicimos “las paces”,  habló con Samuel y el muy desgraciado le juró por su madre, que la que lo besó fui yo, además de decir que lo sigo acosando e insistiendo que deje a Karina. Y luego dicen que las tóxicas y dramáticas somos las mujeres. Dentro de un mes será el cumpleaños número dieciocho de Graciela, para el cual he estado ahorrando y así poder darle un obsequio. Cabe mencionar que le harán una fiesta enorme, la que hicieron para mí se queda chiquita, ¿Como lo sé? Pues por imposible que parezca… Henry recibió una invitación muy elegante para ello. Aún no conozco el nombre de la chica que le gusta y empiezo a sentir envidia de ella.

 

—Henry ¿cuándo me dirás quien es la chica que te trae obsesionado? No puedo ayudarte si no sé ni su nombre —replico por milésima vez.

 

—No comas ansias, tu ayuda es muy importante para mí. Ya te dije, ella es como tu —dice de manera divertida —¿Cuáles son tus comidas favoritas?

 

—Eso no te servirá con nadie más que conmigo, ¿que tal que a tu “chica misteriosa” no le guste lo que a mí? Vas a fracasar de manera colosal —pero insiste en preguntar, por lo que respondo —a mi me encanta la lasagna y si es bolognesa mucho que mejor.

 

—¿Pasatiempo favorito? ¿Color favorito? ¿Bebida favorita? ¿Película favorita? —y siguió añadiendo muchas más preguntas como esa.

 

—Henry, no creo que saber eso de mi vaya a ayudarte con ella, pero leer y dibujar me encanta, aunque hace meses no puedo hacerlo. Me encantan las pelis de Jackie Chan y prefiero un té frío con leche o con limón. Lo demás preguntaselo a ella. ¿Irás a la fiesta de Graciela?

 

—Magaly, a veces quiero no sentirme frustrado pero logras que me sienta así. Y no, no iré a una fiesta donde no estés tú y de la cual no entiendo porque fuí invitado. 

 

Y pues si, era raro que lo invitaran después del altercado que tuvo con mi papá. Y cuando el día doce de julio llegó fui sin invitación a donde se realizaba la fiesta, pues a pesar de todo, Graciela era mi hermana menor y nunca podría dejar de quererla como tal. Aunque en estos momentos me estoy arrepintiendo de haber venido. El salón está adornado de manera muy elegante, así que me dedico a buscar a mi hermana entre la cantidad de personas que se encuentran allí, cuando la he localizado me dirijo a ella y le entrego el obsequio. No esperaba que  le molestara verme allí. 

 

—¿Quién te invitó? Mi papá dijo que no deseaba verte por aquí, así que vete antes de que te pueda ver.

 

—¿Necesito invitación para felicitarte? 

 

—Solo vete Magaly, no me arruines la fiesta —golpe bajo —No quiero que mi papá o mi mamá se alteren si te ven. —creo nota mi desconcierto porque añade —si, mi mamá está aquí, hizo una tregua con mi papá solo por mi. No lo arruines.




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