Cuando nos volvamos a encontrar

Capítulo 34

 

 

—Hola hermanita ¿Pasó algo? ¿Estás bien? —pregunto preocupada.

—¿No te bastó con arruinar a mi papá que ahora quieres arruinar mi felicidad? 

—¿De qué carajo hablas? Desde el día que me marché de esa casa he intentado mantenerme lo más lejos posible de ustedes.  Aunque creo que no ha sido suficiente.

—Estás metiéndote en mi relación con Henry,  ¿Sabías que desde que te fuiste, él empezó a buscarme? 

¡Ja! Si ella pensaba que iba a dañarme se equivocó, yo ya sabía porque la buscó.

—Yo que tú me evitaba la vergüenza y dejaba de presumir que tienes algo con Henry.  ¿Sabes que ya tiene novia? —no iba a desperdiciar la oportunidad de devolverle una de muchas.

—Lo sé, soy yo. Todos lo saben y lo dicen, pregúntale a quien quieras, te dirán que es la hija de don Julio, o sea yo.

A la distancia vi a Henry acercarse a donde me encontraba, aunque creo que no se dió cuenta de quién estaba conmigo.

—Graciela recuerda que tenemos el mismo padre. —dije con cierta burla. —podría ser yo de la que hablan.

—Ya quisieras, él está conmigo, prueba de ello es el hijo que espero de él.

Henry que se acercaba en ese instante escuchó esto último. Y de manera automática respondió.

—¿Estás embarazada? Espero se lo hayas dicho ya al padre. —dijo sorprendido.

—Acaba de decírtelo, ¿eso cuenta? —digo burlona.

—¡¿Qué?! Estás mal de la cabeza Graciela. —y tomando mi rostro añadió —te juro que jamás he estado con ella, es más, ni la mano le he dado cuando la he saludado. Creeme Magaly.

Está de más decir que mi hermana se puso pálida al verle, para cambiar a un rojo ira en un instante. Aunque intentó acercarse a Henry, este le rehuyó. También le pidió que dejara de decirle a todos que eran pareja, pero sobre todo de que  se arrepentía de haber acudido a ella para buscar información sobre mi. Esto no lo tomó muy bien ella.

—¡Magaly te odio! Algo les dices o les haces para que te elijan. —dirigiéndose a Henry añadió —¿Sabías que anduvo con el novio de tu hermana Karina? Ella no es lo que crees, ¡Es una zorra!.

Perdí la paciencia y antes de analizar lo que haría, le solté tremenda bofetada. Claro que exageró ante los que ya se habían acercado a curiosear, porque se dejó caer con  tremendo drama.

—Henry ayudame, por favor. —lloriqueaba.

Y al ver el impulso de este, fuí yo quien sentenció.

—Decide ahora. Si le ayudas, acá termina todo. Porque yo haré de cuenta que: “si te conozco no me acuerdo, si te vi se me olvidó”. —Si tocaba que me vieran como la villana, pues que así sea. 

Al ver a Henry dudar, no hice más que dar la vuelta y dejarlo hacer. Pero al segundo paso me abrazó y besó la mejilla. No puedo explicar el sentimiento que me embargó, pues por primera vez alguien me elegía a mi.

—¿Crees que voy a poner a alguien por sobre ti? Estás  loca gatita. De mi no te libras ni en está, ni en otras vidas si las hay. —y dirigiéndose a mi hermana, dijo: —deberías buscar ayuda psicológica, estás bastante loca.

Está demás describir el berrinche que hizo Graciela. Ahora sólo queda esperar la intervención que harán mis padres a favor de ella. 

—¿Estás molesta? Hablame Maggie. Me da miedo que estés tan callada. —era la canción que repitió en todo el camino Henry.

—¿Debería estar molesta? —y recordé que es la típica frase que repetimos cuando de verdad lo estamos y solté a reír.

—¿Qué es tan gracioso? Estoy hablando en serio.

—No es nada pero dime; ¿debo preocuparme por una ex novia psicópata?

—No tengo ex novia. A lo mucho ex amigas con beneficios. Y no, no tienes que preocuparte de ninguna. 

Ese día nada fue lo que deseé. Mi supervisor estaba que mataba y comía del muerto, según decían los demás tuvo un altercado con un supuesto cliente y eso hacía que el empleo de todos peligrara. 

—Magaly, ven por favor. —cuando estamos dentro de su oficina, su expresión se hace más severa —he sido paciente respecto a tus problemas familiares, pero no puedo permitir que eso siga. Hoy tu padre hizo un escándalo al venir a buscarte, esta será la última vez que te llamé la atención debido a ello, la siguiente será tu despido inmediato.

Asentí a su amenaza y volví a lo mío, aún no entiendo cual es el afán de ellos por fastidiar mi existencia. Tendré que hablar con don Julio para que desista de esa manía. Al terminar mi jornada encamino mis pasos hacia donde antes vivía, tenía que solucionar esto lo más rápido posible. Justo iba llegando a aquella pared que dividía la calle del cementerio, cuando un tropel me dejó helada de miedo. 

—¡Buu!

Juro que fui inquilina del camposanto por segundos, pero el susto se convirtió en enojó en un santiamén, pues quien casi me mata del susto era ni más ni menos que Henry.

—¡¿Me quieres matar?! Si quieres deshacerte de mí, solo terminame y ya —estoy tan asustada y enojada a partes iguales que termino siendo exagerada.

—Tranquila, pensé que me habías visto al otro lado de la calle, y que tal vez sigues molesta por lo de tu hermana.




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