Cuando nos volvamos a encontrar

Capítulo 42


 

 

Llegamos a una pequeña cabaña, y aunque iba molesta, las hermosas vistas que aquel lugar me brindaba,  hicieron que me olvidara de todo.

—Esto es hermoso Henry… —exclamé embobada.

—Sabía que te gustaría, y aún falta que veas las estrellas a todas horas. —respondió con malicia.

—¿Cómo será eso? —lamentaré haber preguntado aquello.

—Mi querida Maggie, no hablo de las que prenden en la oscuridad de la noche. —respondió entre carcajadas.

La sangre me subió a la cara ante esta respuesta, a  pesar de ya no ser tan inocente, aun termina haciéndome sonrojar este tipo de temas, y él ama aprovecharse de ello.

Pero aunque la naturaleza del lugar es hermosa, no quita que me den miedo los animales que allí viven. Me da hasta vergüenza propia y ajena ver los videos que Henry tiene, donde voy fumigando a cuanto animalito veía.   Cocinamos en una estufa de leña y solo diré que el desayuno estuvo a la hora de la cena, porque no lograba encender la condenada fogata. Así que como sugerencia futura, traeremos una estufa a gas la siguiente vez.

Al volver del pequeño viaje,  dimos  inicio a los preparativos para nuestra anhelada boda. No entendía el porqué se estresan las novias en cada reunión para elegir un color de mantel, las flores y hasta las invitaciones. Ahora las entiendo, ya que estoy hecha un manojo de nervios porque no es cualquier boda la que estoy organizando, “Es mi boda”. 

—Maggie ¿ya tienes en mente donde quieres que se lleve  a cabo nuestra boda? Donde tú elijas estará bien para mi. Lo único que a mí me hace feliz es darte la boda de tus sueños y mi sueño es ser quien te espere en el altar. —Soltó de manera relajada Henry.

—La he imaginado en mi cabeza tantas veces, que ya tengo casi todo en ella, solo falta llevarla a la realidad. —la emoción me brota sin esfuerzo.

Jamás imaginé que en mi camino se cruzaría ese hombre con el que todas soñamos de niñas y que parece hasta cierto punto  irreal, pero yo, yo lo tenía a mi lado, y voy entendiendo  que aún cuando  tu “familia” se empecine en hacerte la existencia difícil, la vida te compensará con personas que terminarán amándote mucho más que aquellos que comparten parentesco sanguíneo contigo.

La fecha de la boda quedó decidida para el día once del mes once, Henry cree que esa es una fecha mágica. Casualmente mi hermana escogió esa misma fecha para casarse, pero ya no me importaba si mi escogía esa misma fecha para su boda, total, no estaba invitada a su boda, ni ella a la mía.

Dos meses después.

Doña Carmina y las abuelas de Henry me acompañaron a la búsqueda de mi vestido de novia, no voy a negar que me causó cierta tristeza ver a otras chicas acompañadas de sus madres en ese día tan único y por un momento quise renegar por ello, pero entendí que conmigo estaban en ese momento las personas correctas para tomar la mejor de las decisiones.

—Magaly, estoy segura que mi nieto quedará pasmado al verte caminar hacia el altar —decía emocionada una de las abuelas de Henry, secundada por la otra.

—Serás la novia más bella mi niña, el vestido fue hecho solo para ti, ¡me encanta! —dijo esta vez Doña Carmina.

Yo no podía estar más de acuerdo con ellas, este simplemente era el vestido que en mis sueños había visto. 

Los meses fueron pasando muy rápido y cuando menos lo sentí, estábamos entregando las invitaciones a  un mes de la fecha anhelada. Y para tranquilidad mía, todo ya estaba totalmente preparado. 

Para cuando mi madre se enteró de la fecha en la que entregaríamos las invitaciones, empezaron ellas a entregar invitaciones una semana antes que nosotros, y es que han hecho todo lo posible para copiar cuanta cosa hacía y casi lo logran. Consiguieron el mismo diseño del vestido, los centros de mesa y aunque intentaron  alquilar el mismo lugar que nosotros,  no pudieron.  Y es  que nuestra boda la llevaríamos a cabo en el jardín de la casa de los padres de Henry. Además, terminé contándole a Henry la ridícula amenaza de Samuel, la cual no le causó ninguna gracia y tampoco la tomó a la ligera, ya que ese mismo día lo encaró. Todos esperaban lo peor de ese encuentro, pues  han visto a Henry en el pasado resolver esos asuntos de las peores  maneras. Cosa que no sucedió, al parecer tomó muy en cuenta el que ese tipo de riñas me asustan demasiado, pero Samuel fue quien sí se puso violento negando todo, para luego reír a carcajadas, asegurándole  que cumpliría su amenaza. No quedó de otra que poner al tanto también a mi amigo Estuardo, quizá él pueda hacer entrar en razón a su hermano.

Mi teléfono suena de manera insistente esta mañana día veinte  del mes de octubre. Al ver el nombre de quien llama y la cantidad de llamadas perdidas,  me apresuro a contestar.

—¡Hola tío Gerry!, ¿está todo bien? —pregunté ya alerta por  la incertidumbre.

—Hola Magaly, acabo de recibir la invitación para La boda de tu hermana y es en la misma fecha que la tuya —calla unos segundos, como tomando valor para hablar —y confirmé con tu madre y hermana mi asistencia, sin revisar la fecha. Por ello no podré acompañarte en tu boda, lo lamento —soltó en carretilla.

—Oh, eso… eso no lo esperaba. Pero, no se complique por ello, si ya les confirmó su asistencia,   no se sienta mal por mí. —esto no podía estar pasando —  Imagino que la mayoría de ustedes ya confirmó con Graciela, ¿Cierto? 




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