—¿No crees que hoy hace un día maravilloso?
Nina, tumbada en bikini sobre una de las tumbonas, sonríe mirando al cielo. Cierra los ojos bajo sus gafas de sol que le ha prestado Liam y se deja abrazar por la gran estrella que ilumina el cielo. Parece una reina tranquilamente acomodada en su trono.
Le doy la espalda y vuelvo a acercarme al bordillo de la piscina vacía.
—¿Os ayudo en algo?
Liam se pasa el brazo por la frente. Toda su piel, desde la cabeza hasta su torso, brilla debido al sudor. Viendo que tenemos una piscina que podríamos aprovechar más, Nina pidió la mañana pasada ayuda a Liam para llenarla y prepararla. Él se encargó de traer a rastras a Luc, que no parecía muy contento cuando cruzó la entrada. Y por supuesto, Noah se ha añadido a la ayuda.
—¿No confías en nuestras altas capacidades? —bromea Liam, pues es la cuarta vez que les pregunto.
—Y seguirá así hasta que le digas que sí —dice Noah con las gafas algo empañadas. Parece molestarle porque llama a Nina, que no tarda en dirigirse hacia él. Sube los dos primeros peldaños de la escalera de la piscina y ella se agacha para quitarle las gafas con cuidado.
—¿Te pongo crema?
—No empieces —farfulla antes de volver a su labor. Nina vuelve sonriente a su sitio.
—Deberíais tomaros un descanso —les aconsejo viendo lo acalorados que están. Luc es el único que no se ha quitado la camiseta, así que no me quiero imaginar el calor que estará pasando.
—Tomaremos un descanso cuando terminemos de limpiar y empecemos a llenarla —informa Liam.
Todavía en el bordillo, me agacho y le miro con el ceño fruncido. Arquea las cejas cuando ve mi expresión.
—¿Todo bien?
—¿No me dejas ayudaros porque crees que os voy a entorpecer?
—¿Qué? Claro que no.
—Genial. —Me siento en el bordillo y dejo caer mi cuerpo hasta que aterrizo en el fondo de la piscina. Estiro mis manos hacia él—. Entonces dame tus guantes y déjame seguir a mí.
Detrás de Liam, Luc se detiene para quitarse la gorra de sol, pasarse una mano por el pelo y volver a ponérsela. Se apoya en la escoba que aguanta con una mano y nos mira.
—Dale los guantes —más que una petición, es una orden—. ¿No ves que no va a parar hasta que le dejes ayudarnos? —Al ver que Liam rechaza mi ayuda, Luc suspira y se acerca a mí. Se quita los guantes y me mira—. Dame tus manos. —Las extiendo hacia él y me coloca los guantes con suavidad.
Como llevan toda la mañana limpiando la piscina, cuando consigo unirme para ayudarles apenas queda trabajo que hacer. Cuando terminamos de comer algo rápido nos sentamos en el bordillo de la piscina y la observamos llenarse poco a poco.
Desde hace años estoy acostumbrada a pasar el tiempo con pocas personas, no soy de grandes grupos de amigos, no me gustan las quedadas con mucha gente. En el último año solo fueron Nina y Noah para mí, pero ahora que comienzo a ver más seguido a Luc y a Liam, puedo decir que quizá haya empezado a acostumbrarme a la presencia de dos personas más.
—Fue este el bordillo, ¿verdad? —En el bordillo de al lado, Liam se inclina un poco hacia adelante para mirar a Nina, que se encuentra al otro lado de Noah. Ella asiente llevándose la cerveza a los labios. Yo bebo de mi zumo de piña.
—¿El qué? —curiosea Noah.
—Los padres de Nina nos habían invitado a Luc y a mí a pasar la tarde en la piscina con ella y sus hermanas. Yo estaba de pie justo aquí —explica palmeando el suelo— cuando Cassie apareció como un animal salvaje y se abalanzó sobre mí. Los dos nos caímos a la piscina, aunque yo con una uña menos.
Formo una mueca de dolor al imaginármelo.
—¿Sigue siendo tan bruta tu hermana? —le pregunta con una sonrisa divertida.
—Bueno, ahora que ya ha empezado la universidad está algo más calmada.
—No me imagino a Cassie siendo una bestia como tú —le dice Noah.
—Eso es porque creo que tenía una extraña obsesión con Liam —formula Nina y señala al susodicho—. Siempre que estabas tú era todavía más incontrolable.
—Qué puedo decir —se encoge de hombros—, soy irresistible para la mayoría de las personas. Nací así.
Nina suelta una carcajada.
—Entonces Dahila y yo debemos ser la excepción.
—Por eso sois mis chicas favoritas, no caéis ante cualquier idiota —bromea.
—Es verdad —le doy la razón con una sutil sonrisa—. Somos chicas inteligentes —me llevo la pajita del zumo a los labios y sorbo.
—Auch. —Se lleva una mano al pecho fingiendo dolor—. Pensaba que me llevarías la contraria.
—¿Y decirte lo que quieres escuchar?
—¿Sí?
—Pues no.
Los tres sonríen, e inconscientemente me vuelvo hacia Luc, que sentado a mi lado observa el cielo anaranjado con una pequeña sonrisa. Llevo la mirada hacia el atardecer y dejo la mente en blanco hasta que escucho el sonido del agua.
Nina acaba de dejar la cerveza en el suelo y ha saltado a la piscina. El agua todavía no le llega ni a la rodilla. Mueve sus pies con fuerza y chapotea para salpicar un poco a la gente. Liam no pierde el tiempo y salta al agua para empezar a cargar contra ella. Los dos se salpican tanta agua como pueden hasta que Liam utiliza su fuerza para tirar a Nina y mojarla de cuerpo entero. Ella, lejos de molestarse, se empieza a reír a carcajadas. Le sale esa risa tan característica y terminamos todos riéndonos con ella, incluso Luc, que no se ha mostrado muy participativo en las conversaciones.
Liam le arrebata las gafas que horas antes le había prestado para tomar el sol y se las pone antes de ayudarla a levantarse. Nina se escurre el pelo y mira a Noah. Cuando el contacto visual entre ambos ocurre empiezo a levantarme.
—¿Te vas? —pregunta Luc.
—Te aconsejo que hagas lo mismo si no quieres terminar como Noah.
Luc no parece entenderlo hasta que ve como Nina avanza lentamente hacia el castaño.