Cuando seamos Tú y Yo

Capítulo IV

Dos grandullones metían el cuerpo sin vida de Tomás a una bolsa para cadáveres de color negra, tenía el cuerpo lleno de moretones, la cara ensangrentada y la ropa manchada de su sangre y sudor.

–Estoy cansado de esto señores– dijo Zagan el autoproclamado jefe de la banda más poderosa de narcotráfico de la ciudad vestido de traje caro y de buen porte –tratarlos por las buenas para que a la final la mayoría me diga que no sabe dónde está su puta alma gemela– lanzo una sonrisa ladeada.

Los dos grandullones guardaron el cuerpo sin vida de Tomás en la cajuela de una camioneta negra.

–Ya saben lo que tienen que hacer y sus cosas se las pueden quedar a la final creo que a nadie le importa– dijo acomodándose la solapa del saco –mejor díganme como va lo de las entregas creo que esa idea es mejor a esta última– se alejó de la bodega donde torturaba a sus invitados.

Las luces se apagaron una tras otras cayendo en cascada hasta dejar en total oscuridad aquel lugar, apenas una luz iluminaba la entrada del ascensor.

–Buenas tardes– dijo con amabilidad su secretaria que usaba un vestido formal ceñido al cuerpo, pero con la delicadeza de la experiencia antes de la belleza, también cargaba en sus manos una tablet. –las entregas fueron exitosas perdimos a dos de ellos en el camino, pero …–

–¿Pero?– Zagan detuvo el hablar de su secretaria, odiaba las malas noticias y esperaba que lo siguiente que iba a decir sea la mejor noticia por su propio bien.

–Logramos recuperarlas y los transportadores que fallaron fueron eliminados– su voz era encantadora, delicada en cada palabra, no necesitaba ocultar nada.

–Es un asco todo esto, necesitar de terceros para mover mi mercancía en mi ciudad– soltó un resoplido que levanto algunos cabellos de su secretaria en frente.

–Lo sé señor y es la mejor opción que tenemos, esos jóvenes han vivido en las calles de esta ciudad conocen cada rincón del mismo y hasta ahora han sido más fiables que secuestrar jóvenes y buscar sus almas gemelas sin fruto alguno en su mayoría–

Zagan levanto una ceja hacia su secretaria.

–Como le decía– ella sabía que podía ir en contra de la voluntad de su jefe, pero debía ser cautelosa hasta ahora le había servido sin chistar y sus consejos han sido útiles, pero había un límite en cuanto a propasarse –los jóvenes que están trabajando para transportar las piezas lo están haciendo bien, poco a poco se van eliminando los que no nos fueron útiles hasta quedar con la pareja para el trabajo–

–¿Se aseguraron que fueran con sus doppelgänger?– el tono de su voz esperaba algo alentador.

–Un grupo de ellos tienen a sus doppelgänger, pero los demás no la tienen, sé que nos pidió exclusivamente gente así, pero es difícil encontrar parejas que vivan en la misma ciudad y dispuestas a trabajar para nosotros–

–Quiero que vigiles bien a los que ya tienen sus parejas y más a los que no, sabes que necesito en especial aquellos que tengan una conexión para el trabajo–

–No tiene de que preocuparse, estamos investigando a cada uno de ellos–

–¿Han descubierto quien controla los hilos de esta ciudad?–

–No señor. Tenemos la certeza de que es alguien importante y poderoso, pero parece controlar no solo a la policía sino hasta los vagabundos de la calle a quienes hemos entrevistado, todos se niegan hablar y nuestros hombres que usaron la fuerza o los extorsionaron han desaparecido a los pocos días–

–Cuando lo encuentren quiero que me lo digan de inmediato–

Poco después se escuchó la campanada del ascensor que había descendido tomando su tiempo.

–Quiero que todo esté listo para ese día, si logramos obtenerlo podremos manipular el mundo, el mercado, la bolsa de valores, todo y sea quien sea, el que controle esta ciudad se volverá un simple bicho ante nosotros–

–Todos los preparativos para el robo están siendo evaluado y tenemos todo contemplado– la secretaria hacía recorrer los documentos que se desplegaban en su tablet.

–El único escenario real es que yo obtenga ese paquete– dijo Zagan entrando en el ascensor sin voltear ni dar oportunidad a su secretaria de entrar, toco el botón de cierre, lo que provocó que su secretaria se quedaba fuera, en la oscuridad total, mientras el rugir de una camioneta se alejaba hacia la salida.



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En el texto hay: decisiones, primer amor, destino elegidos

Editado: 10.08.2021

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