Liam le contó a Pitonisa lo que había pasado con su alma gemela apenas ella llegaba a su casa guardo las maletas en el maletero de su auto –Es asombrosa– dijo Pitonisa con una sonrisa de emoción –Danna es asombrosa, dibujar las runas de tal forma que funcionen a la primera no lo hace cualquiera, un fallo en la misma y sabes lo que pasaría– acentuó en lo último.
Lo sabía perfectamente, siempre que Pitonisa podía le enseñaba sobre el mundo oculto, en especial las runas cuyo poder era muy superior a lo que uno podía imaginarse, había visto runas quemarse por días sin perder su brillo, su calor o la intensidad, runas que podían volver arena hasta el metal más fuerte, y runas cuyo mal diseño eran impredecibles podían explotar y hasta matar al usuario si no sabía trazarlas con precisión cualquiera podía dibujar un garabato y este volverse una runa, pero la clave para que funcionara era la plegaria aun así las runas eran muy complicadas y Pitonisa solo le había enseñado lo básico hasta como encontrar la debilidad de las mismas para romperlas si era necesario así como hizo con la runa mayor que los había unido a él y a Danna.
–Me intriga tu alma gemela, pillín– dijo con una sonrisa coqueta mientras examinaba las runas en el brazo de Liam que las cubría con la manga de su saco –si todo esto sale bien debes presentármela– Pitonisa trataba de animarlo, sabía que Liam estaba a punto de desmoronarse en la despedida cercana con su familia –es normal que estés cansado las runas exigen mucha energía de quien las traza, se necesita años de práctica para que funcionen como uno quiere ustedes al estar unidos por lo de las almas gemelas el desgaste de energía se debió dividir en dos entre Danna y Tú ella debe de estar dormida a estas alturas y de ti no me asombra eres un terco que no se ha tomado ni un segundo para respirar, pero bueno tu debilidad se debe a eso y nada más, el lazo está cortado no la volverás a escuchar otra vez por ahora descansa un poco, después de que nos vayamos y estarás mejor, las espero en el auto– dijo antes de salir de casa sin voltearlo a ver.
La tarde caía lentamente mientras Liam trataba de estirar los últimos instantes con su madre y su hermana, Pitonisa esperaba afuera en un auto clásico el motor estaba encendido rugiendo de vez en cuando alertando a Liam de que el tiempo de despedirse había acabado.
–Prometo estar bien– dijo Liam abrazando a su madre –y tú pórtate bien en lo que les alcanzo solo debo cerrar con llaves la casa e iremos de viaje a la playa o a donde tú quieras–
–Por favor hijo ven con nosotras – a la madre le costaba hablar sus súplicas no cambiarían la decisión tomada.
–Estaré con ustedes lo prometo, por ahora vamos– dijo Liam acompañándolas al auto de Pitonisa –Cuídalas por favor–
Pitonisa sonrió para ocultar su preocupación y para que la pequeña niña no tuviera más tensión de la que había ahora dentro del auto.
–Estarán bien, te prometo que no las encontrarán, ahora todo depende de ti Liam–
–Lo sé yo causé todo esto y tengo que pagar las consecuencias de mis actos–
–No te vengas a comportar como un adulto ahora, eso debiste haberlo pensado cuando tomaste tu camino, pero bueno– suspiro Pitonisa profundamente –te deseo mucha suerte que la fortuna te sonría y que vuelvas a casa sano y salvo– Pitonisa respiro profundamente como si concentrara en su interior la misma energía que usaba para leer el futuro –No lo abras hasta que sea el momento– acerco un pequeño papel doblado por la mitad posándola en las manos de Liam.
–Gracias y si todo sale bien podrás matarme con tus propias manos– bromeo Liam.
–Créeme que lo haré– sonrió Pitonisa, aunque en ella se sentía una tristeza palpable.
–Liam por favor ven con nosotras– insistió una última vez su madre.
–Las alcanzo en poco…– contesto Liam optimista con la voz a punto de quebrarse.
El automóvil traqueteo al principio negándose en arrancar ahora el auto se unía negando alejarse de Liam, un par de movimientos de la palanca de cambios un poco de embrague y el bombeo del mismo hicieron que funcionara.
–¡No! ¡Por favor!– grito la madre desbordando un millar de lágrimas –déjame con mi …–
El automóvil aceleró alejándose de Liam.