Las calles estaban casi vacías a excepción de algunas personas de vida nocturna que caminaban sin rumbo alguno, sus miradas eran algo extrañas algo que Liam no podía identificar era como una especie de sombra traslúcida que transformaba las pupilas de un ser humano a unos ojos rasgados poco natural, no los de un gato más bien como las de una bestia, un animal encerrado tras las pupilas.
Liam agito la cabeza par desvanecer aquella alucinación todo lo que estaba pasando le estaba afectando a tal punto de que la realidad le jugaba una mal pasada.
–Concéntrate– se dijo mientras corría por la calle principal en dirección al edificio de la Farmacéutica Elise –lo importante aquí es salvar a Danna– sintió como a su corazón le nacía un latido repentino como una impresión, respiro profundo esperando que las emociones y sensaciones que percibía fueran seguras y valientes debía darle fuerzas a Danna hasta que él llegara.
El trote era continuo aunque la realidad que lo rodeaba tenía un brillo distinto, algo en el golpe de la bodega le había alterado su percepción del mundo, siguió hablando consigo mismo, las palabras correctas para disculparse con Danna después de que todo esto acabase –Creo que eso es lo bonito de la vida, que te sorprende de mil maneras que uno no se las espera– una leve sonrisa se le escapó en el jadeo –me acuerdo cuando te vi en el festival, estabas hermosa eras tan libre como el viento que no me lo podía creer, juro que aquel instante se me volvió eterno y creo que también lo sentiste, de alguna manera tus emociones me daban ese impulso para mis locuras, pero míranos ahora, tú atrapada en la corporación más poderosa del mundo y yo– toco el bolsillo de su pantalón –con una jeringuilla que les pertenece y que al parecer debe ser tan importante para que el hombre que nos contrató quisiera arrebatármela de las manos, vivo o muerto–
Liam estaba a dos cuadras del edificio de la farmacéutica, el centro de la ciudad por lo general se llenaba de gente que lo abarrotaba todo, en locales de comida rápida, en bares y discotecas estratégicamente distribuidos con la intención de que si salías de uno, el siguiente a unos pasos con una temática muy diferente y atrayente e igual de sobria te llevara a ella cayendo en un vicio a cada paso, ahora no había nada apenas algunos locales estaban semiabiertos, pero la atención de los mismos se limitaba a una vitrina vacía.
–¿Eres un ladrón?– escucho Liam, la voz de Danna –eso explicaría los moretones de la otra vez, mi alma gemela es un ladrón– suspiro.
–¿Danna?– se detuvo en seco Liam.
–No. Soy Pepito Grillo, tu conciencia–
–¿Cómo? Se supone que…– Liam parecía asombrado y crédulo de lo que estaba ocurriendo –¿Desde cuándo me estás escuchando?–
–Te escucho desde siempre, aunque si te refieres al ahora, desde que escapaste. La conexión no se ha cortado, solo no he dicho nada porque también estoy buscando la salida de este lugar, aunque aquí no hay nadie, es como si todos hubieran abandonado el edificio no hay ni un guardia de seguridad, todo el edificio está vacío hay máquinas que escucho trabajar, oficinas con las computadoras encendidas, pero aquí no hay nadie–
–Pro… pro– Liam se sentía avergonzado desde que salió en dirección hacia Danna pensó que la conexión de las runas se había agotado y por ello solo tenía la conexión “normal” que tienen las almas gemelas –Procura que nadie te vea, sal de ese lugar si puedes yo estoy a la vuelta de la esquina– Liam acelero el paso.
–¿No es otra mentira?– Danna bajaba las escaleras de emergencia a paso ligero.
–No, no habrá más mentiras te lo aseguro, te contaré todo lo que sé cuándo este contigo por ahora es mejor ir donde la policía, esto es muy extraño–
Danna llego a la entrada principal, como era de esperar no había ni un solo guardia resguardándolo, en la primera planta el lobby era amplio con un puesto de seguridad y de recepción donde debían de dar la información respectiva para ingresar, a su lado las cámaras de seguridad que mostraban las imágenes a tiempo real saltando a otra imagen cada cierto tiempo, se mostraba el vestíbulo el punto donde Danna estaba parada a un lado viendo las cámaras, salto a la siguiente mostrando varias oficinas que las plantas continuas, se veían salas extensas, salas médicas, oficinas de reuniones, las imágenes lo captaban todo en aquel lugar, pero en ninguna de ellas se logró vislumbrar una solo persona aparte de la de ella.
La salida estaba en frente en una pared de cristal con los sensores de metales y cintas de seguridad que guiaban la visita a la farmacéutica aquello le dio un leve escalofrío que le empezó desde la columna recorriendo todo su cuerpo, el lugar estaba preparado para recibir a la gente que viniera a cualquier hora del día, pero ahí no había nadie como si la gente hubiera decidido irse sin más para no volver.
–¿Danna, esta…–
–Sí, no te preocupes solo… no es nada–
Danna sabía que las emociones que sentía ahora estaban conectadas a las de Liam más que nunca, pudiese ser el efecto de las runas o de su propia conexión como almas gemelas.
–¿Liam?– pregunto Danna al asegurarse de que no había nadie a su alrededor mientras se dirigía a la salida.
–Dime ¿Paso algo?–
–Podrías dejarte de preocupar por todo– reprendió cansada de que a cada llamado le preguntara si estaba bien, era evidente que no y hacer la misma pregunta una y otra vez no cambiaría la situación a bien, por ahora debía tener esa respuesta en su cabeza.