Un experimento del científico con la tecnología tuvo un fallo, algo parecido a un virus pero tan pequeño como para ser un problema, de origen desconocido todo por querer probar combinar tecnología humana, con los antiguos artefactos que existían en la tierra.
“Vete al infierno” Gritó un hombre desesperado al científico en el laboratorio, pensaba que él era un maniático, como se le ocurrió crear semejante cosa que podría condenarlos, destruir a la humanidad, creyendo que era un avance.
Pobres seres ilusos con falta de conocimiento, mientras que del otro lado estaba él observando, se regocijaba de la solución tan fácil que le estaban dando, ellos mismos se llevarían a su destrucción.
Cuando las máquinas humanoides amenazaron, el científico entró en pánico, era su culpa, todo por querer controlar algo que no terminaba de comprender.
Tan pronto como se activó, aparecieron las ciudades en llamas, los gritos desgarradores, y la alta tecnología avanzada de aquellas criaturas tomando el control, el científico buscó una solución aterrado escondiéndose como rata en su laboratorio.
El virus, todo era culpa del maldito virus que estaba en la tecnología, infecta todo en silencio.
Ellos fueron quienes lo trajeron “¿Cómo fue que lo crearon?” Se preguntaba a sí mismo.
Recordó aquel fatídico día en que se sintió tan orgulloso de su creación, una mezcla audaz entre tecnología humana y artefactos antiguos, ahora la culpa y el arrepentimiento lo cegaban.
La criatura paseaba por las ciudades riéndose sádico, desvaneciendolos como polvo con un soplido del viento, mientras sus botas de cuero tocaban el suelo con manchas de sangre en este, no parecía molestarle escuchar a los demás agonizar a su alrededor.
El científico intentó razonar con él, pero terminó desmembrado por una de sus creaciones, las cuales ahora le servían sólo a la criatura.