Cuando te acuerdes de mí

ADIÓS MI CORAZÓN

Los dos queremos que nuestra noche sea infinita, justo como le prometí me portaría como si nada malo estuviera pasando, justo como si su boda no existiera y como si no supiera que se tenía que ir d la Universidad Bellerose, cuando regresamos a la cabaña Geraldine y Alberto ya están durmiendo, ellos tenían algo en común con nosotros, los dos se estaban aprovechando el último día del campamento, aunque en su caso toda su familia no les dejara estar juntos, un amor prohibido, y sin duda ese es uno de los dolores más fuertes, el de amarse y no poder estar unidos.

El día siguiente solo fueron concursos de carreras con los equipos ya formados y cuentos de fogatas, Pancho y yo solo nos sonreíamos cuando nuestras miradas se encontraban, aun sentíamos esa energía de una noche anterior, teníamos las ansias de estar justos como si acabáramos de hacer el amor, esta vez sin presiones, pero no; la creadora del campamento no nos dejaba respirar ni cinco minutos, pero sobre todo yo sabía que ya no era posible hacer todo lo que pasaba por mi mente, así que a lo largo del día comencé a mentalizarme para terminar con todo ello ya que era necesario.

Cuando la noche llegó los líderes del campamento nos invitaron a la “gran actividad mágica” para despedir el campamento. Así que nos citaron en un viejo auditorio donde solo había una habitación que por cierto no era muy grande y no tenía nada, las paredes estaban pintadas de negro y había focos apagados. Todos los que habíamos ido al campamento entramos y nos sentamos en el suelo justo como Marisol nos había dicho, Pancho se sentó a mi lado y varios metros enfrente Geral y Alberto.

— ¡Nos ha encantado su presencia en este magnífico campamento! — Gritó Marisol y todos reímos por su entusiasmo y la dejamos continuar. —A partir de este momento les pediremos que cierren los ojos, ¡pero de verdad ciérrenlos! ¡Ya que de otra manera no sentirán la magia! ¡Así que sientan lo que sientan no los abran!

Pancho y yo de nuevo nos miramos y sonreímos, lo miro una última vez de reojo y cierro los ojos, siento que me toma la mano y tambien aprieto la mía contra la suya pensando en cómo cerrar este ciclo tan doloroso para mí. Al mismo tiempo Marisol comienza a contar una historia que me parece más una historia para niños, historia a la cual no le prestó atención por pensar en lo que le diré a Pancho. Peros segundos después comienzo a sentir como si me salpicaran con agua, pero aun así obedezco a Marisol y no abro los ojos, así que me dejo llevar por “la magia”. Cuando Marisol hace una pausa en la historia a la cual no le presto atención nos dice que ya podemos abrirlos. Y entonces quedó totalmente maravillada por lo que mis ojos ven, todos los que estamos sentados en el suelo estamos llenos de destellos parecidos a millones de estrellas que brillan en la oscuridad que resaltan por la luz ultravioleta y las paredes negras, justo como si me encontrara en mi Universo personal, instintivamente miro a Pancho quien sonríe mirando a todos justo como un niño pequeño, pero después me mira y sé que debo hacerlo.

—Creo que debemos continuar, ni tu ni yo tenemos la culpa de lo que ha pasado, ahora somos adultos y por ello acepté hacer lo que hice ayer contigo, porque sé que te amo y por amor te dejaré ir, no eres bueno para mí y yo a estas alturas debería sonreír más y llorar menos. — ambos seguimos tomados de la mano y le hablo bajito mientras Marisol sigue con su cuento. — Quiero que sepas que te busqué por años, en Internet, en agendas, en fotos y hasta en mis más profundos sueños, y ahora que tengo tu mano entrelazada con la mía sé que es momento de que tu vivas tu vida y yo la mía, he cometido un error al pensar que tu serías el mismo pero no; tú no eres el niño de ocho años del que me enamoré y yo no soy esa niña que lloraba por todo, solo… espero que no te olvides de mí como la última vez y me permitas ser tu amiga, solo eso te pido.— le digo con los ojos acuosos y él levanta nuestras manos unidas y besa la mía con dulzura, sus ojos tambien están llenas de tristeza.

—Lina… Yo te respeto mucho, nunca fue mi intención herirte y sé que tendrás una maravillosa vida, te mereces a alguien que de todo por ti, porque lo vales; es decir… eres el paquete completo ¿Qué hombre no te querría? Eres bonita, sabes de todos los temas, eres fascinante, sabes varios idiomas e incluso estudias francés, para todo tienes una respuesta certera y créeme jamás te olvidaré, daría lo que fuera por recordar todo lo que me has contado y tenerte en mi mente desde aquellos tiempos. En fin, yo tambien te amo… y por eso prefiero que conozcas a alguien que sea todo menos lo imbécil que estoy siendo yo por dejarte ir, ayer fue la mejor noche de mi vida, la más perfecta y fue a tu lado, es cierto que no debemos seguir con esto, así que solo espero que tu tambien me dejes ser tu amigo… y si no me aceptas así yo lo entendería, he sido un bastardo.—Cuando me dice esto último me acerco a él y nos abrazamos dándonos un último beso, uno que resplandece al igual que nosotros llenos de esas diminutas manchas brillantes que nos cubren nuestros cuerpos.




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