Cuando te acuerdes de mí

SABOR LIMÓN

Esa noche la madre de Pancho sé quedó a dormir ya que nos pasamos de copas, cuando suena mi alarma la apago con pereza y me paro, me cambio y bajo para prepararme el desayuno, pero la señora Anand ya lo está preparando.

—Me tomé la molestia, es lo menos que puedo hacer por legar ayer sin avisar.

—Gracias… huele delicioso. — respondo sentándome en uno de los taburetes y entonces alguien abre la puerta de la entrada principal, entran Lisa y Lara sonrientes y un tanto cansadas, la señora Rockenford se para en seco cuando nos mira y me avergüenzo por dejar entrar a alguien a su casa.—¡Señora Rockenford Bienvenida!

— ¡Lina!— grita Lara y me abraza contenta mientras su madre observa extrañamente a la señora Anand.

—Ella es…

—Es Amanda Anand— me interrumpe y la medre de Pancho alza la cabeza al oír su nombre.

— ¿Lisa? ¿Lisa Rockenford?— pregunta la señora Anand y Lara y yo las miramos sin saber que ocurre.

— ¿Se conocen?— pregunto en medio de sus miradas raras y Lisa sonríe.

— ¿Cómo no voy a conocer a mi mejor amiga de la preparatoria? —Me explica Lisa sin dejar de mirar a Amanda y se acerca a ella para abrazarla.

— ¡No puedo creer que seas tú! ¡Tu casa es maravillosa!

Mientras ellas siguen gritando y abrazándose miro a Lara quien sonríe tras ver a su madre feliz.

— ¿Esta noche vemos nuestra serie favorita?— le pregunto y ella me sonríe de inmediato, pero no es nada tonta, sabe que no estoy bien.

— ¿Estas triste verdad? ¿Es por Pancho?

—Sí, pero cuando llegue de la Universidad te contaré todo con lujo de detalle, ¿bien? Oye… te extrañé mucho, tenemos que ponernos al día con ese viaje con tus abuelos.

—Si… ve con cuidado Lina, —se arroja a mi cuello y me da un beso en la mejilla.

—Yo creo que Amanda ya presentía que llegarías Lisa, preparó un desayuno maravilloso, yo lo probaré de regreso, voy tarde a la Universidad. — les mando un beso y se quedan platicando, cuando salgo Geraldine ya está en su auto esperándome.

— ¡Mi abuela es más rápida que tú! — me grita y después sonríe por su broma, lo que me saca una sonrisa, abre la puerta y entro con ella.

—No tenías que pasar por mí…

—Claro que sí, eres mi mejor amiga y esta dolida, si te dejo ir caminando solo pensaras cosas tristes en el camino y no quiero eso, no quiero darte la oportunidad. —Me mira y arranca.

—No te puedes imaginar quien pasó la noche en la casa de los Rockenford.

—Te diría que Pancho pero ya debe estar planeando su boda. — dice de repente y sonríe.

—Gracias por echarle limón a la herida.

—Las cosas como son querida, mientras más lo tomes como algo que pasó dejará de dolerte tanto, ¿Quién si no fue Pancho?

—Su madre.

— ¡Lina!... no me digas que tu… eres…

— ¿Qué? ¡No!, ella fue a buscarme para hablar de su hijo.

— ¡Ahhh! Casi me da un infarto… ¿y que quería?

—Él le contó todo lo que hicimos en el campamento. — le digo y se frena de golpe haciendo rechinar las llantas.

— ¡espera… espera! ¿Qué? ¡¿Qué hicieron?! — cierro los ojos al darme cuenta que a ella no le había contado nada y pienso como explicarle mientras ella arranca de nuevo.

—Bueno… cuando tú y Alberto estaban en el día de Alberca… Pancho regresó a la cabaña, yo estaba con Ulises viendo una serie de Astronomía, entonces Pancho nos encontró e hizo una escena de celos, Ulises se fue y Pancho y yo discutimos de nuevo sobre aquello que te conté, y como me dijiste… acepté, salimos a caminar, hablamos, se puso romántico y entre luciérnagas pasó lo que pasó. — le digo desviando la mirada y ella sonríe tierna.

—Así que si lo hicieron, muchos podrían decirte que no estuvo bien, ero ¡vamos! Ustedes se aman, solo un tonto no lo vería, obvio tenían que tener una despedida así, se entregaron una última vez para recordarse por siempre.

—Sí, después hablamos y todo quedó por la paz aun que nos rompimos el corazón.

—Lamento mucho eso.

—Pero… tú me sorprendiste con Alberto.

— ¡Te juro que te iba a contar! ¿Estas molesta?— me pregunta sonrojada.

—Tranquila, ¿Por qué estaría molesta?

—Ya sabes, porque Alberto te ocupa de fachada para que nadie sospeche de lo nuestro.

—Eso no me molesta, lo que me molesta es que no deja de actuar como típico galán conmigo, a veces es insoportable, por lo demás no tengo ningún problema, si se aman sigan haciéndolo, ustedes pueden.

—Gracias… creía que te molestarías pero estoy feliz, ¡en fin! ¿Estas lista para continuar?




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