Cuando te acuerdes de mí

EL CAFÉ DE TUS OJOS

—Hablar sobre criaturas Mitológicas es un tema extenso, son miles en todas las culturas que existen en el mundo, desde las griegas, aztecas o hindúes, hasta las egipcias, nórdicas etc… etc… ¿Alguien puede decirme alguna criatura Mitológica y de que cultura es?— Nos pregunta el profesor Miller y de inmediato Geraldine levanta la mano.

— ¡Están los Grifos de la Mitología griega!

—Muy bien señorita Geraldine, ¿alguien más? —Geraldine me ve y me anima a decir una, entonces levanto la mano.

—Las Esfinges de la Mitología Egipcia, — respondo levantando los hombros sin más y el profesor sonríe.

— ¡Bien señorita Kelly! La veo un poco distraída del tema, ¿puede decirme otro?—frunzo el ceño al escucharlo y pienso algo más que no sea en Pancho.

—Las Gorgonas de la Mitología Griega…— respondo de nuevo y todos a mi alrededor me miran como si me lo hubiera inventado.

— ¡Esa es muy buena! ¡Me ha sorprendido! Tal vez muchos crean que esa criatura no existe, ¡pero es una de las criaturas más famosas de la Mitología Griega! ¿Señor Alberto puede decirme el nombre de la Gorgona más famosa?—Alberto se sorprende y niega con la cabeza. — ¿Señorita Geraldine? ¿No?, allá atrás ¿nadie? ¡La Gorgona más famosa y además reina de las Gorgonas era Medusa!— explica y todos entienden sonriendo. —Se debe recordar que Medusa antes de ser el Monstruo que era, era una hermosa dama llena de Vanidad, ella se proclamó más hermosa después de Atenea ¿y lo peor? La mismísima diosa la escuchó, así le fue lanzado un terrible maleficio por ella convirtiéndola en el monstruo que conocemos, ¡Nadie podía ser más hermosa que Atenea! Chicas, si se sienten lindas… procuren no gritarlo, nunca sabrán si hay una diosa oyendo. — El profesor sonríe y el timbre suena finalizando la clase. — ¡Nos vemos el día de mañana!

Salgo de inmediato con mis libros en la mano y voy a la cafetería pero choco con la única persona a la que no quería ver, Evony Clark, quien siempre tiene un perfecto maquillaje y un maldito perfecto escote que avisa que una de sus lolas podría salirse.

—Señorita Kelly, ¡qué mala cara tiene! ¿Ya se vio en un espejo? Se ve muy… muy mal, tenga cuidado… podrían confundirla con un zombi. — me dice barriéndome de pies a cabeza, pero procuro no caer en su provocación.

—Buenos días señorita Clark, no se preocupe; evitaré a la corporación Umbrela, ¡pase una linda mañana!— ella no entiende mi chiste y me dirijo a la cafetería, yo lo único que quiero es mi maldito café.

— ¡Oye Lina espera! ¿Por qué tienes tanta prisa?— pregunta Geraldine cansada a mi lado.

—Necesito el café más fuerte que tengan en la cafetería. —Ella me mira examinándome y deja de sonreír.

— ¿Qué pasó con el chocolate con mucha azúcar? Tú no eres de café.

—Pues ahora si necesito uno…— llegamos a la barra y Geraldine pide mi café.

—Mi amiga necesita un café expreso, súper cargado, súper caliente, súper rápido. — le dice a la señorita que atiende y ella de inmediato se pone a trabajar.

Me dejo caer en una de las mesas y Alberto llega a sentarse a mi lado, Geral sonríe.

—Vamos mi tierna Lina, no nos gusta verte triste, todos nos sentimos mal por ese imbécil de Pancho pero debes de seguir adelante belleza.

Mientras espero mi café observo la cafetería y recuerdo los pocos días que Pancho estuvo con nosotros aquí, a pesar de no ser tanto tiempo la cafetería se siente triste sin él y su extraño sentido del humor. Cuando levanto la mirada veo que Ulises llega y se sienta en la mesa con nosotros.

— ¡Hey! ¿Por qué esas caras tan largas? ¿Y Pancho? Creí que estaría con ustedes.

—Pancho ya no vendrá Uli, — responde Geral y le llaman para ir por mi café. —ya te lo traigo linda.

—Que lastima, oye Lina, a dos horas de aquí hay un observatorio maravilloso, ¿te gustaría acompañarme? —Me pregunta un poco nervioso y me doy cuenta que me estoy perdiendo una gran oportunidad por solo pensar en el que ahora está probándose su traje de novio.

—Sería maravilloso, recuerdo que en la primaria fui a uno y me encantó. —respondo aun cabizbaja y él sonríe triunfante.

— ¡Genial! Entonces pasaré por ti mañana, después de clases, por cierto lleva mantas ya que en esa zona hace mucho frio, me tengo que ir. — asiento y él se para para darme un beso en la mejilla, le sonrío lo mejor que puedo y Geraldine llega.

— ¿Qué pasó? ¿Qué me perdí?— deja mi café y Alberto suelta una carcajada.




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