Cuando te acuerdes de mí

SIN MIEDO A NADA

Por primera vez en la vida estaba decidida a dar el primer paso para alejarme de Pancho, antes de ir a la Universidad me peiné lindo y me maquillé bonito para Ulises. Obvio sentía que era una inhumana por querer usarlo pero con algo iba a empezar.

Mientras camino de la mano de Lara para llevarla a la escuela le cuento lo ocurrido, excepto claro los detalles de esa noche.

—No lo entiendo, ¿Por qué si los dos se dicen que se aman no están juntos y ya?— pregunta quitada de la pena la misma pregunta que me llevo haciendo días.

—Yo tambien me preguntaba eso ¿sabes? Pasa que cuando creces te das cuenta que no siempre puedes tener o hacer lo que quieres, hay muchas cosas de por medio que pueden afectarse por las decisiones que uno toma.

— ¿Qué le impide a ese Pancho estar contigo?

—En su casa tiene problemas, su padre le fue infiel a su madre, su abuelo fallecido le heredó empresas…

— ¿Cómo las empresas que le dejó papá a mamá antes de morir?

—Exacto, si no acepta personas que trabajan en esos lugares perderían su trabajo y no sería justo que por una decisión todos pagaran.

— ¿Y eso que tiene que ver contigo?

—Pues un amigo de su abuelo le ayudará a manejar las empresas como solo él sabe, a cambio de que… de que él se case con su hija. — le explico lo mejor que puedo y ella levanta su mirada triste hacía mi como si ahora entendiera mi dolor más grande.

—oh… vaya que si es un problema. —me responde y sigue caminando con la gracia de una hada.

—Sí, él escogió su camino y yo tengo que elegir el mío, así que ambos hicimos el acuerdo de ser solo amigos, aun que sabíamos que nos amábamos era necesario.

— ¿Entonces qué es lo que me espera cuando crezca?— pregunta mortificada y caigo en cuenta que ella no ha tenido un acercamiento a ese tipo de amor pues nunca miró a sus padres juntos, y ahora yo le estaba contando mis traumas de corazón roto. Así que la detengo y me pongo a su nivel para que me escuche.

—Oye… oye no quiero que pienses eso, quiero que me escuches y me pongas toda tu atención ¿ok? El amor es impredecible, el amor de tu vida puede ser el primer hombre que te baja la Luna o el décimo hombre que pasó por tu vida, ¿Y qué importa que numeración tenga mientras llegue? Esa es la magia del amor, en algún lugar del mundo en estos momentos hay un niño de tu edad preguntándose donde estará la mujer de su vida y créeme, está igual de preocupado que tú, a veces para encontrarlo se necesitan pasar muchas cosas, pero no sabrás cuando o donde chocarás con él y cuando eso pase sus miradas se encontrarán y sabrás que es él, nunca de los nunca pierdas la fe, el que Pancho y yo nos separemos no significa que él amor se me ha ido, significa que estoy más cerca de encontrar al adecuado.

—Tú mereces al hombre más perfecto del mundo Lina. —Me dice con los ojos cristalizados y me abraza.

—Dudo que sea el más perfecto pero con que me toque uno bueno basta, ahora entra a la escuela, hoy tu madre pasará por ti, iré probar suerte con un chico lindo.

— ¡Uhhh! Me tienes que contar todo en la noche… —Me sonríe y corre lanzándome un beso.

Las clases corren más lento de lo normal, todo en la Universidad se ve triste sin él, por momentos intento animarme y le sonrío a Ulises cuando me mira ilusionado, y por más que intento sentirme feliz o atraída por él, mi corazón reclama aun lo que no le pertenece. Por mi mente pasan miles de ideas, una de ellas es decirle la verdad a Ulises y evitar remordimientos más tarde, otra es decirle que mi abuela está enferma y librarme de ir y pasar momentos incomodos, pero un lado mío lleno de hipocresía me pide a gritos que lleve más lejos esto e intentar convencerme de que Ulises puede ser bueno para mí. Así que sí, mi maldita hipocresía gana y me mentalizo para lo que pasará durante esta salida.

En cuando la clase termina Geraldine y Alberto se despiden de mí sonrientes por lo que pasará con Ulises y se van, yo por el contrario me dirijo al baño de mujeres y me encierro sentándome, intento calmarme y me abrazo para respirar hondo y no morirme de la culpa. Cuando salgo me miro al espejo me pongo mi típico labial rojo y le sonrío a mi reflejo, al mirarme me escucho… <<Los cambios son buenos… siempre ayudan, tú te mereces a alguien que quiera dar todo por ti, necesitas sonreír Lina… ¿no crees que ya es hora? >>, Pienso mirándome y asiento alisándome el saco del uniforme.

—sí, ya es hora.




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