Cuando te acuerdes de mí

ERES IGUAL QUE YO

Cuando dan las cinco de la tarde en punto ya todos estamos en el hermoso jardín con vista a la playa, todos los invitados ya están sentados sobre enormes troncos que hacen que la maldita boda se vea muy bien hecha.

Cada segundo que pasa se me hace eterno, me gustaría tanto que todo acabase en menos de un segundo para no sufrir con lo que veré. Geraldine no me dice nada, con tan solo ver mi cara sabe perfectamente que nada me puede consolar en este momento. De tras de nosotras está la señora Anand y a su lado Lisa quienes platican o bueno, critican a la futura señora Anand, a mi izquierda Lara me toma de la mano al igual que Geral que está a mi derecha.

—Juro que tienes mis respetos Lina, jamás vi a una chica que hiciera algo así. —Me dice Alberto con un bello traje gris.

—Alberto, no es momento; es como cuando estás viendo futbol y están a punto de meterle un gol a tu equipo favorito, justo ese sentimiento, ¿el portero parará la pelota o el jugador estrella mete gol? Lina no tiene cabeza para nada en este momento. —Le explica Geral y me mira con una sonrisa de pena. —Si quieres salir de aquí linda solo avísame. —Yo la miro y respiro hondo.

—No, estoy bien; solo acabemos con esto. — Le digo y justamente veo a Pancho ocupando su lugar en el altar. Lo miro en cámara lenta, el traje negro que usa lo hace verse perfecto, ahora está bien peinado, bien afeitado y con dos padrinos a su lado, cuando gira la cara a los invitados parece que busca a alguien, y cuando nuestras miradas se encuentran nos sonreímos y él asiente un poco tenso.

—Bueno señoritas, yo soy padrino del novio, así que tengo que estar a su lado, las veré al final. —Nos dice Alberto y se corre junto a Pancho quien le sonríe aun tenso pero a él que es su amigo lo abraza y veo que Alberto le dice algo al oído. Entonces me paralizo al escuchar la marcha nupcial que invade todo el terreno causándome asco total. Geraldine y Lara me aprietan las manos al sentirme mal.

Para cuando dos niños pequeños terminan de llenar el altar de pétalos aparece Zoe con un hermoso traje de novia, uno muy parecido al que usan en la realeza, la gente la mira con ternura yo no sé por qué y ella los mira orgullosa, pero cuando me ve especialmente a mí frunce el ceño y un poco molesta camina más rápido hasta Pancho que sonríe forzado por la situación. Zoe le entrega el ramo a una de sus madrinas y Pancho me lanza una última mirada de disculpa girándose hacia el sacerdote quien empieza a hablar.

— ¡El día de hoy estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Francisco Anand y Zoe Altamirano, por favor tomen asiento…! — continua diciendo y yo no escucho ni una cuarta parte, lo único que quiero es verlo aceptar e irme, ¿es tan difícil?, para cuando el momento llega ellos se ponen de frente tomados de la mano, ¡al fin lo que había estado esperando! — ¿Zoe aceptas a Francisco Anand como tu esposo en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfe…?

— ¡Acepto!— grita la muy bruja sin dejarlo terminar y Pancho se sorprende por su entusiasmo.

—Muy bien… Francisco, ¿aceptas a Zoe Altamirano como tu esposa en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad?— termina de preguntar y mi corazón se detiene esperando el sí. Pero algo le ocurre a Pancho quien mira a Zoe frunciendo el ceño como si le viera algo raro de repente y no responde. Geraldine y yo nos miramos sin entender que le ocurre.

— ¿mi amor? ¿Qué es lo que pasa? — le pregunta Zoe extrañada por su rara mirada y Pancho no dice nada.

—Señor Francisco… ¿acepta a Zoe como…?

— ¡Pero qué imbécil! —Grita Pancho de golpe interrumpiendo al padre y todos los presentes comienzan a susurrar cosas, el padre le retira el micrófono y Zoe pone mala cara cuando Pancho le suelta las manos como si fuera una total desconocida.

— ¡Señor Anand! — Grita el padre y Pancho sigue con su actitud rara que nadie comprende.

— ¡Es que fui un total imbécil padre!— le dice mirándolo y el padre aun no comprende.

— ¿Fran? ¿Qué es lo que ocurre mi amor?— le vuelve a preguntar Zoe pero en vez de eso Pancho se voltea y me mira tronando los dedos pensando en algo.

— ¡Fui un imbécil! ¡Después de que la profesora te decomisó a tu mascota yo ya sabía dónde guardaba todo! Yo ya planeaba entrar a escondidas a su oficina, pero fui un cobarde, así que lo pensé demasiado, para cuando me animé y entré por él ya se había muerto, ¡fui un imbécil! —Termina de decir y mi cara ya está llena de lágrimas, ¿él me recuerda? ¿Justo ahora? ¿En el altar? Él no se mueve de su lugar pero su sonrisa cambió y es más honesta de repente. —Desde aquella época yo te decía que Ulises era un idiota, para mí siempre eras luz, eras… mi único motivo de salir adelante en esa escuela donde todos nos odiaban, ¡No te imaginas la emoción que me daba verte en la iglesia cuando nos encontrábamos ahí! ¡Mi Lina… mi todo! —Instintivamente me llevo la mano al corazón que está a punto de estallar de felicidad ¡Mi Pancho volvió! Después mira a Zoe y toma sus manos. —No me casaré contigo, tu mereces a alguien que te amé justo como yo amo a Lina, perdóname Zoe. —Le explica pero Zoe más que enternecida lo mira totalmente enfadada, y bueno… no es para menos, de inmediato Geraldine presiona mi mano llamando mi atención y me sonríe muy emocionada.




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