Cuando te acuerdes de mí

LA BRUJA DEL CUENTO

Era de esas veces que comienzas a sentir estabilidad en tu vida, todo va bien con tus relaciones, todo se ajusta para que dejes de sufrir y comienzas a respirar. Ahora de nuevo tenía a Pancho, no éramos los grandes amigos de antes pero estaba dispuesta a ayudarlo, había ganado una nueva amiga; Geraldine, y tambien un nuevo pretendiente que jamás dejaba de molestarme, Alberto.

Nunca había sido de hablar mucho con personas, en realidad era con quienes se ganaban mi confianza, así que con ellos tres hablaba hasta por los codos, las clases nos daban muchos temas de conversación, mientras salíamos de la Universidad riéndonos un ser absolutamente perfecto se encontraba pasando su mano por las hondas de su perfecto cabello castaño, a ella no la conocía ni de chiste pero sin embargo nos sonreía, bueno… a uno en especial de nuestro grupo, podía sentir ese momento en él que mi carrito de la montaña rusa estaba a punto se irse en picada para estrellarse en mi corazón, Pancho corrió hasta esa hermosa chica y la besó, todo lo vi en cámara lenta… mi respiración desapareció y mi corazón dejó de existir, lo que había soñado por años ahora lo vivía pero solo había un problema, la chica a la que Pancho besaba no era yo, yo simplemente era una mera observadora.

—Zoe Monroe, toda una fan de pancho… lo hostigó y lo buscó hasta que lo encontró, ¿lo peor? Llevan tres años comprometidos, —Me explicó Geraldine un poco triste al ver mi reacción. —Es una bruja con todas las que se acercan a él, pero a los ojos de Pancho es una princesa. —Estaba tan conmocionada que ni siquiera me había dado cuenta que el brazo de Alberto estaba rodeando mi cintura.

—Es cierto… es una bruja, hasta se molesta cuando invito a Pancho a mi casa y eso que soy su mejor amigo. —Me dijo en el oído y lo alejé de un codazo.

—Estoy feliz por él, no era como si hubiera esperado miles de años con la esperanza de encontrarlo soltero y esperando por mí. — Dije intentando convencerme pero era imposible. —Me alegra que haya encontrado al amor de su vida.

—Si bueno… conozco a Pancho de toda la vida y créeme Lina, ella no es el amor de su vida, nosotros tres sabemos que Pancho siempre ha sido un fantasma, Zoe lo haría visible.

— ¿Me estás diciendo que Pancho se casará con ella solo para ser popular?— pregunté sin creerlo.

—Así es mi hermosa Dulcinea, Panchito no se enamoraría de algo tan… superficial como Zoe Monroe, es como Barbie pero con carácter de mierda, los padres de Pancho la odian, más su madre. —Comentó Alberto abrazándome de nuevo y esta vez no lo alejé, levanté los hombros y respiré hondo.

—Bueno, les tocará aguantarla, yo tengo que ir por Lara a la escuela, los veré mañana y… me despiden de Pancho. —Les dije sonriendo e intenté no ver a la pareja de acaramelados.

—Te daré un aventón mi amor, dejaré a Geral a su casa y a ti en la escuela de la nena. —Me propuso Alberto como si ya fuera su novia.

—Prefiero caminar, la escuela está a dos calles— y cuando por fin creía que ya había escapado me llamó.

— ¡Lina! —me detuvo la voz de Pancho y me giré lento y lo veo correr hacía mi con Zoe de la mano.

— ¿si?

—Te quiero presentar a Zoe Monroe, mi… prometida. —Me dice lento para ver mi reacción, él sonríe pero ella… ella no, esta seria y me examina con una mirada pesada.

—Mucho gusto, soy una amiga de la infancia de Pancho. —Le digo sonriendo pero ella no dice nada y sigue con esa fea expresión.

—Zoe ella es Lina, tenía una amistad con ella antes del accidente del que ya sabes.

—Y si no la recuerdas ¿para qué quieres que sea tu amiga ahora?— le pregunta sin sonreír y Pancho se pone un poco serio.

—Zoe… Lina es importante para mí, ella vivió mi infancia. —Le comenta Pancho y tomando un mechón de cabello de Zoe lo acomoda, ese simple gesto me desestabilizó y me hizo sentir celosa.

—Lina… espero que estés informada por que yo viviré su futuro, lo conociste de niño y ahora es todo un hombre diferente, —me explica acariciando los pectorales de Francisco, ¡y él solo sonríe! Ella dice todo delante de él como si él ya la aceptara.

—No hay ningún problema, estoy feliz por ti Pancho. — le digo tranquila.

—No le digas Pancho, es un apodo de pobre… se llama Francisco, por favor. —Me ordena y lo mira sonriéndole.

—Lo siento si te molesta, yo le diré Pancho, a mí si me gusta ese apodo, fue un placer, tengo cosas que hacer. —Pancho me sonríe y me alejo unos pasos y gracias a Dios Geraldine y Alberto me esperan en su camioneta.

—Lina… —me dice Pancho acercándose a mí dejando a Zoe un poco atrás.

— ¿Qué pasa?—respondo amable, definitivamente no tengo ganas de que note lo mucho que me afectó.




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